Allí se quedó. En el salón plenario. Porque mientras tanto, los residentes en las quince casas que lindan con el arroyo que pasa por el barrio número 23 de la barriada de Benzú, rezan cada vez que llueve y ni duermen si quiera por miedo a que se desmoronen los cimientos de sus viviendas. “Hay casas que tienen más de 80 años y la situación ya es insostenible. A la vista está: los cimientos ya han salido al exterior y cualquier día una grieta predice el desmoronamiento de alguna vivienda con la posibilidad de que se produzca una tragedia”, explica Yamal Al Hayek, miembro de la asociación vecinal de una barriada que denuncia el olvido al que “llevamos sometidos desde hace tiempo y al que todo el mundo hace oídos sordos”.
Lo más grave, porque implica “peligro de muerte”, es lo de estas casas. A pesar de haber venido a limpiarlo en una ocasión, dejaron la madera sobrante de los árboles que talaron sobre el cauce por el que van las aguas cuando llueve, por lo que se estancan en un punto que añaden al peligro de derrumbe la insalubridad. “Se trata de una ciénaga llena de m
osquitos que obliga a los vecinos a mantener las ventanas cerradas por los malos olores y la entrada de insectos”, añade. La solución, los vecinos explican que es sencilla: simplemente canalizando en condiciones como se ha hecho en la zona del arroyo que llega a la carretera que sube al monte se terminaría el peligro, porque el agua iría por donde debe ir y no se estancaría ni se producirían inundaciones que contribuyeran a que el terreno ceda y finalmente desgastarlo y dejar las estructuras de las viviendas al descubierto.
“ Cuando hace más de dos años lo llevaron a pleno, había dinero pero entonces faltaba la autorización de Defensa porque es terreno militar. Hace ya más de medio año que se contaba con todo, según nos explicaron, pero aún estamos esperando”, explica Yamal, recordando cuando dos semanas antes de las elecciones “la propia Ciudad nos prometió, cuando vino en busca de votos, que esto quedaría resuelto en menos de un mes. Seguimos así”.
Los vecinos aseguran que “al final va a ocurrir una desgracia y nadie va a ser responsable, pese a que se lo hemos pedido muchísimas veces a todos”. En ese grupo de todos los vecinos incluyen a una larga lista de políticos. Tras ganar Mizzian las elecciones durante algunos años lo prometió, luego Mohamed Alí se llevó la mejor parte en forma de votos haciendo promesas, “y ahora los vecinos de Benzú decidieron que fuera el Partido Popular el que nos gobernara para ver si cambiaban las cosas y dejábamos de ser la ‘Etiopía de Ceuta’, pero ni con esas miran para nosotros”. Insisten en que son necesarias actuaciones urgentes para salvar las viviendas y evitar lamentos que todos temen se van a escuchar si no se soluciona. Sólo avisan.
Crónica de una muerte anunciada... pero que sigue
Todos se echan las manos a la cabeza cada vez que los niños pasan al lado de una acera sin vallado donde recientemente un niño se cayó, resultando herido. Los propios vecinos han hecho un “apaño improvisado” por uno de los lados, pero sigue manteniéndose el peligro, a pesar de que lo han avisado “y para variar nadie nos hace caso”. Varios metros de altura separan la acera de la vaguada que desemboca en las casas que lindan con la playa, con el consiguiente peligro que supone “al no estar ya ni siquiera vallado, tampoco señalizado y son muchos los niños o incluso los mayores que pueden pasear por aquí”. Mohamed, un vecino de Benzú, observa el peligro que existe.
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