Ladran

Se acercan las elecciones y la jauría está rabiosa. En Ceuta, los trepas que han secuestrado al Partido Socialista, con Carracao a la cabeza, y Chacón de Comisario político, han creado una página para atacar a Juan Luis Aróstegui, y de paso a Coalición Caballa. Por su parte, los del Partido Popular, liderados por Vivas, tampoco paran de arremeter contra la honestidad del Secretario General de Comisiones Obreras. Lo último han sido las declaraciones llenas de odio de su presidente.
La cacería humana contra el Sr. Aróstegui la comenzó Gordillo. Ese bravucón, ex cura del franquismo, ex Presidente del Partido Popular y ex Vicepresidente de la Ciudad, que afiliaba por decenas a su partido prometiendo un empleo en el Ayuntamiento. Se propuso hundir a Comisiones Obreras y a su Secretario General. La estrategia era muy burda, aunque no por ello menos peligrosa. Se dedicó a perseguir a todos y cada uno de los afiliados al sindicato que eran más conflictivos. Le gustaban los aduladores y los que le rendían pleitesía. El incidente más desafortunado ocurrió cuando utilizó a los menores de Punta Blanca y a sus trabajadores, para encabezar una asonada contra el sindicato que los había estado defendiendo. Puso a su disposición un abogado privado, pagado con nuestros impuestos, para que se paseara por los juzgados. Finalmente, la Justicia está poniendo las cosas en su sitio. Hay una imputada, por el momento, y a ese abogado se le ha prohibido decir que representa al colectivo de trabajadores. Los Jueces le han dejado claro que sólo defiende a una imputada. Los demás no son parte en el proceso, porque nadie les ha acusado de nada. Esto es lo que sigue financiando la Ciudad con el dinero de todos. Afortunadamente para la ciudadanía, y desgraciadamente para Gordillo, una mujer que se sentía traicionada lo arrastró hasta el pozo de la miseria humana. Y le arruinó su accidentada carrera política para siempre.
Pero hubo otros notables que también lo intentaron. El senador Fernández Cucurull fue uno de ellos. Fracasó. No había nada de qué acusar al Sr. Aróstegui. También formuló su correspondiente denuncia judicial el actual todo poderoso Diputado Márquez, y Consejero de Hacienda de la Ciudad Autónoma. Éste fue más cobarde. No tuvo el valor suficiente para presentarse el día de la comparecencia. Es incapaz de aguantar, ni por un solo segundo, una mirada directa a los ojos de alguien que le diga la verdad. El último en acudir a los Juzgados, parece que ha sido Paris, asesor del Presidente Vivas y ex militante del Partido Socialista. Está muy enfadado porque el Sr. Aróstegui le ha dicho públicamente lo que todo el mundo sabe. Que quiere enchufar a su mujer en el Ayuntamiento (está trabajando ahí desde que se vino de Jaén, y parece que la han incluido en la última hornada de consolidaciones). También porque ha informado que a una empresa creada para la ocasión, en la que él tiene intereses, se le adjudicaron los muebles del auditorio de Álvaro Siza, que después se han tenido que dejar para otros menesteres. Si sigue adelante, la “exceptio veritatis” quizás le cause algún problema.
Pero lo que yo no me esperaba era la reacción de Vivas. El siempre correcto y prudente Vivas. Mucho tendrá que temer al Sr. Aróstegui, para que le insulte de una forma tan vil y descarada. Ya había empezado a mostrarse muy inquieto cuando se creó la coalición Caballas. También Carracao y Chacón. El gancho popular del Sr. Alí, junto a la experiencia de más de 25 años en la política local del Sr. Aróstegui, y todo ello adobado con una militancia joven e ilusionada y con un proyecto integrador, valiente y de futuro, ha hecho que se pongan nerviosos muchos recalcitrantes de esta ciudad. Tanto, que estoy seguro que en las altas esferas de los dos grandes partidos se debe estar analizando con lupa la evolución de la coalición. Quizás por eso han declarado no laborable la festividad musulmana del cordero. Por miedo y por puro interés electoral.
Como siempre ocurre, a los adelantados a su época les quieren llevar a la hoguera. Precisamente los que ya están en la hoguera de las vanidades. Lo que temen, sin saberlo, no es tanto a las personas que representan las ideas, sino a las ideas en sí mismas. El problema que tienen es que aún no han comprendido que a éstas no se les puede destruir ni encarcelar. Por eso son las ideas las que siempre acaban con la impunidad de los corruptos.
También en Ceuta ocurrirá.