La voz que faltaba

Se hace llamar La gran familia de los presos y es la asociación que han constituido quienes tienen a sus seres queridos encarcelados en prisiones marroquíes. Su objetivo es el de luchar para conseguir que, al menos, esos familiares tengan derechos. Hoy, hablar de esto es impensable. Lo es porque quienes terminan presos en cárceles de Marruecos de forma injusta se topan con una doble lucha: defender su inocencia y vivir. Quienes se acercan al delito, quienes han jugado al margen de la ley y terminan detenidos y presos al otro lado nunca tendrán mi defensa, por cuanto ellos solitos se han buscado el terminar de esta manera. Pero situación bien es distinta es la que se repite en demasiadas ocasiones entre hombres y mujeres que terminan acusados de delitos nunca cometidos. Al otro lado deben demostrar que no son culpables porque la justicia da una vuelta a la tortilla de forma despiadada.
En las páginas de este medio hemos contado mil y una historias sobre hombres y mujeres que han pasado por las mayores pesadillas de sus vidas. Han terminado en una celda, en condiciones tercermundistas, olvidados en ocasiones por los consulados y sin atención de las administraciones españolas. Así ha sido sin que tuvieran nada que ver con los delitos con los que se les relacionaban. Han tenido que echar mano de amistades de peso, pedir la presión mediática y presentar papeles, documentos y pruebas que sostuvieran que no eran delincuentes. Algunos lo han conseguido, otros en cambio han tenido que pasar tiempo entre rejas, en celdas en las que conviven decenas de personas y sin las atenciones básicas ni el respecto a los derechos perdidos en cuanto se cruza la frontera.
Que nazca esta asociación es fruto de la inoperatividad de las administraciones. Esta asociación nace porque las familias están hartas de pedir una ayuda o apoyo institucional que nunca llega. Por eso han creado un canal que, al menos, esperan y confían que les dé fuerza.
Si bien es cierto que lo que suceda al otro lado es competencia de ese país, el nuestro bien podía hacer algo por disponer de canales que ayudaran a solventar incidencias de este tipo, más si cabe en una ciudad como Ceuta en donde está a la orden del día situaciones de este tipo.
Aquí ha habido jóvenes que han estado presos durante varias semanas porque su pasaporte, robado y denunciado, fue utilizado por las mafias para fines ilícitos. Ha habido hombres que han tenido que demostrar que no eran narcotraficantes porque alguien les había denunciado en Marruecos por este delito en venganza. Hay a quienes la venta de su vehículo y su posterior uso en prácticas delictivas les ha creado más de un problema. Todos ellos se han visto desamparados, sin respaldo, sin implicación institucional. Esta voz nace para llenar un espacio que otros, ni siquiera por vergüenza, han conseguido cubrir.