Huele mal estudiantes, guarda silencio y no digas ni una palabra más que vamos a perder muchos puntos por tu indiscreción. No te das cuenta de que lo que quieren los que hacen el papel de personas malas es que te descuides y digas la verdad, entonces perdemos directamente todos los puntos acumulados y tenemos que retirarnos del concurso dónde se sortea un hermoso apartamento en una de las maravillosas urbanizaciones que jalonan el Monte Hacho. Figúrate, que bien lo vamos a pasar mirando y mirando el tráfico por aquí y por allá desde nuestra urbanización coqueta y con la cantidad de servicios urbanos que han dispuesto para nuestro bienestar y mucho más. Pero yo me quiero ir a otro sitio dónde no tenga que soportar estas aguas sucias y malolientes, no me gusta ver como se mancha la playa y además hay ratas muertas y restos de desperdicios por todos los lados, todo esto es un asco. Desde luego no sabes jugar en este tipo de concursos tan bien organizados por los políticos, y sus compinches sociales que solo votan y no se responsabilizan de nada más, vamos a perder si continúas empeñada en ver solo desperdicios y no lo que ellos quieren que veamos. En el concurso del agua que se han inventado la alianza político-burocrática hay tres cosas que debes tener bien claras: la primera es hacer como si nada sucediera, es decir veas lo que veas y huelas lo que huelas nunca se dice que hay aguas sucias y si tienes un pequeño desliz lingüístico es básico que sepas reaccionar y esgrimas los eternos argumentos “será la lluvia o serán los trapos que atoran las cañerías”; dos excusas imprescindibles para no perder puntos ante los jueces del concurso. La segunda es no reconocer nunca que las aguas fecales manan hacia el litoral sino que se quedan por algún lugar del subsuelo, vamos que permanecen en la vía láctea sin más indagaciones. La tercera cuestión es que si algún pequeño hilillo de pestilencia llegara a encontrarse con el agua del mar en ningún caso afectaría a la salud pública por la propagación de ciertas enfermedades infecciosas y virus extraños y muy al contrario beneficia al sistema pues se inyecta un néctar sabio y enriquecedor que nutre a las pobres especies marinas que necesitan de nuestros excrementos para crecer vigorosas como la gran e inigualable especie humana. Recuérdalo todo que nos expulsan del concurso sin posibilidad de retorno. Pequeña, no sé realmente el sentido de tu queja, pues todo esto, no es más que una ficción y aquí nadie quiere ensuciar el litoral ni se atrevería a comprar títulos vacuos con tal de aparentar la excelencia ambiental de las playas o permitir que se entierren arrecifes costeros de valor ambiental con tal de tener una playa grande o pagar a cantamañanas para que laven las caras a las empresas o las obras mal ejecutadas, dejar de invertir el dinero público en solucionar los problemas eternos de la red de saneamiento o de las fugas de agua potable ni mucho menos existe trato de favor a la producción del agua de desaladora. Nadie, en su sano juicio querría dilapidar el dinero público malgastándolo o repartiéndolo entre sus amigos como si fuera suyo, no, no, no, no, todo esto solo ocurre en la ficción del concurso y por esto lo hace tan divertido. En la vida real estas cosas no suceden, no te das cuenta de que no se podrían consentir. Además, tenemos hasta paños de colores que señalan algunos puntos de la costa de Ceuta para hacerlos más divertidos. Bueno, las banderas me gustan y esa de color azul que significa? que somos una república marinera?. Más bien no significa nada de eso pero es de la partes más delicadas del juego, aquí la cuestión es hartamente sensible pues el juez de esta parte es el propio director del concurso político burocrático. Como hombre solemne y severo no permite ni la más leve duda al respecto de la bandera azul, es por así decirlo, algo muy personal para el dueño del cotarro. Por lo tanto, al pasar bajo la bandera azul siempre has de saludar solemnemente y agachar la cabeza y si puedes besar la enseña playera mejor que mejor pues darás una alegría al director a la par que realismo a tu intervención de cara a los demás participantes, jamás preguntes como se ha obtenido el galardón. Y esas cosas que se pasean y que más se parecen a engendros quiméricos con colas, antenas, palpos y erupciones cutáneas?, se trata de los eternos concursantes que siempre andan jugando y no saben pasar sin el divertimento y con tanta obstinación les crecen estas extravagancias zoológicas sin cura ni remedio alguno. Entonces, este concurso consiste en callar todo o casi todo, nunca opinar, pasar al máximo desapercibido, aprovecharse al máximo de la coyuntura y sobre todo aparentar estar en el paraíso o mejor en el mundo perfecto. Y el sentido del juego estudiantes?, se trata de sobrevivir a costa de todo y aceptar la conversión física que lleva inexorablemente a la decadencia.
Supongo que algunos de nuestros pacientes lectores se habrán percatado de la pequeña parodia comparativa que hemos intentado hacer con la obra cinematográfica “la vida es bella” dirigida por Roberto Benigni. La niña representa a Ceuta y los estudiantes son un reflejo de Kafka siguiendo las propuestas interpretativas de Walter Benjamin. La propuesta de Benigni es tan interesante como aterradora ya que se trata de una negación del imposible hecho que se está viviendo y que se termina sin aceptar por inconcebible para la mente humana. El cineasta se mueve en ese lugar etéreo en el que se establecen un tipo de realidades que nosotros consideramos cotidianas y que nos arrastra a la decadencia más repulsiva. Lo que nos atrae del film es la comprensión de la dejadez humana y su falta de atención ante los temas cruciales de nuestra existencia. El reflejo del pensamiento de Kafka es más intenso en la decadencia que lleva a una animalidad nauseabunda a la que solo se llega por la intensidad y longevidad en la interpretación de un papel asimilado como humano pero que en absoluto lo es, creo que la viñeta de nuestro dibujante lo resuelve bastante bien. En nuestro caso, la aceptación de la nefasta gestión y de la manipulación en la cuestión del ciclo del agua y en el absurdo de la playa de la Ribera son síntomas de decadencia no por la divergencia de criterios sino por la imposición del criterio único sin mirar el precio moral que se está pagando por ello y que es el detonante de la decadencia en la actuación política y en cualquier otro aspecto de la vida en sociedad, todos estamos incluidos en el problema y por eso no debemos mirar para otro lado. En estos detalles y en la abducción que los partidos políticos hacen de las personas es dónde se manifiesta para nosotros la peor decadencia en la que puede caer el ser humano que aspira a vivir en sociedad. En ningún caso hemos pretendido dañar a nadie en particular a pesar de que el artículo queda referido a un ámbito concreto de la gestión ambiental que nos preocupa mucho y del que solo estamos recibiendo hasta el momento un gran desden.
No somos, como ya saben algunos de los políticos en ejercicio, tan mojigatos como para no comprender las situaciones y avatares de la compleja gestión política pero vemos con perplejidad que existen situaciones ambientales que son desde hace muchos años intolerables y que se mantienen por razones que son, a la luz pública, inconfesables.
El reparto de papeles en la comedia ceutí está más o menos establecido pero quizá estemos provocando entre todos una sobreactuación interpretativa que bien podría destensarse con una intervención adecuada de la persona al mando de la gestión.
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