El profesor Alejandro Arnet inicia un curso de introducción Grafología, que revela qué oculta la mente del autor de unos trazos sobre un papel.
“Yo no soy ejerciente, soy teórico. Tengo el diploma, pero sólo soy teórico”. Ése es el primer punto que quiere aclarar Alejandro Arnet, profesor tutor de la UNED y que desde ayer imparte un curso básico de Grafología. Lo subraya porque desde que se conoció que iba dar esas diez horas de clases ha recibido muchas peticiones particulares de amigos, conocidos y de gente que le detiene por la calle para que les analice su escritura. “No me dedico profesionalmente a esto”, insiste.
El segundo aspecto que desea dejar claro es que los diagnósticos que puede ofrecer la Grafología no son contundentes. “El análisis del ADN es una prueba cuantitativa de una ciencia exacta, como es la Genética, que está basada en la Química. La Grafología aporta unas pruebas cualitativas, tiene una fiabilidad aproximada que aumenta cuanto mayor sea la muestra”, explica. Arnet habló ayer en la UNED sobre estos aspectos y otros relacionados con ‘el arte que pretende averiguar, por las particularidades de la letra, cualidades psicológicas de quien la escribe’, como descibre la Real Academia Española el término ‘grafología’. Sus alumnos son personas interesadas en esta ciencia forense, profesores, miembros de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, psicólogos, pedagogos, funcionarios de Justicia, abogados, trabajadores sociales... A todos ellos puede aportarles algo la Grafología, siempre que la entiendan como “una fuente auxiliar y alternativa”. Arnet no se cansa de insistir en que “no es una ciencia puramente exacta sino que se nutre de otras y, sobre todo, se complementa con otras”.
Con esa finalidad se puede utilizar, por ejemplo, en orientación personal y profesional. En adolescentes la escritura sirve para determinar si su formación se orienta más hacia las letras, hacia las ciencias o hacia alguna rama profesional. De hecho, la Grafología también se utiliza como filtro de selección de personal. Hay empresas especializadas que analizan cartas manuscritas de presentación que deben enviar los candidatos junto con sus currículums.
El interés para padres y educadores está en que el análisis de la escritura puede ayudar a detectar algunos problemas en edades complicadas como la adolescencia. La ‘lectura’ de los trazos de escritura de estos alumnos a veces sirve para descubrir casos de mobbing, bulling, ansiedad, depresión... Aunque, subraya Arnet, el diagnóstico que ofrece la Grafología no es contundente, “pero sí puede dar pistas”.
Así, un texto redactato con letras pequeñas revela que muy probablemente estamos ante un niño introvertido. Otros aspectos, como la separación de las letras, pueden servir detectar estados de ánimo. “Si los espacios son grandes, se llaman pasillo o cuchillo y son muestras de ansiedad. Puede haber algún indicio de que el niño puede estar sufriendo algún acoso o de que está ocultando una frustración. Esa interpretación se ve reforzada cuando además la inclinación es descendente”, señala Arnet. En otros casos, cuando la escritura es desastrosa e incluso es difícil de leer para el próximo estudiante, no hay que alarmarse porque “podemos estar ante un genio creativo”, afirma el profesor, que insiste en que los diagnósticos grafológicos no tienen una fiabilidad absoluta.
Sin embargo, a pesar de que no aportar resultados indiscutibles, los análisis grafológicos han servido en ocasiones a la Policía Judicial para abrir líneas de investigación. “Muchas veces se ha llegado hasta un asesino por las notas manuscritas que tenía o por notas anónimas”.
Otras veces, en los casos de testamentos ológrafos (redactados a mano y firmados por el propio testador), cuando quien dona los bienes ya ha fallecido, es necesario determinar si la letra de ese documento es suya y en que condiciones psicológicas lo escribió. De lo primero se ocupa un perito calígrafo. “El grafólogo establece, por ejemplo, si la persona estaba en plena posesión de sus facultades mentales”, explica Arnet.
Sin embargo, en la Grafología los expertos no siempre coinciden en sus conclusiones. Existen distintas escuelas. Unas interpretan que es deshonesto quien escribe con determinados rasgos grafológicos, como ‘la garra de gato’, ‘el signo del escorpión’ o una ‘g’ en ángulo. Y otras, en cambio, no dan relevancia a estas señales.
En cualquier caso, la ‘lectura’ de los manuscritos aporta más datos a medida que nos alejamos del modelo caligráfico con el que los niños se inician en la escritura. Con la edad, más rasgos de personalidad van dejando huella en nuestra forma de hacer los trazos. De hecho, nuestra letra muestra cambios apreciables cada dos años. Al contrario que la firma, que prácticamente se mantiene invariable desde la adolescencia.
PROGRAMA
Miércoles, 11 de mayo
El curso continúa esta tarde a las 17:00 horas. El profesor Arnet empezará la jornada impartiendo una clase sobre los géneros gráficos. Una hora después, a las 18:00 horas, seguirá el curso hablando de ‘El movimiento en relación con su forma’. La siguiente clase, que empezará una hora después, lleva por título ‘Texto positivo, texto negativo’.
La jornada finalizará a las 21:00 horas, cuando está previsto que finalice la última clase del día, que lleva por título ‘El trazo. La firma’. Las dos últimas clases del curso, formado por un total de diez horas lectivas, se impartirán al día siguiente.
Jueves, 12 de mayo
La jornada empieza a las 17:00 horas. El profesor Arnet impartirá la clase ‘Legislación en materia pericial grafológica y caligráfica’. Y pondrá fin al curso a las 19.00 horas tras hablar de cuestiones prácticas.
El profesor Carlos Rontomé Romero ha sido designado para encargarse de dirigir este curso.
El viejo teléfono de línea, el whatsapp, Nerón y el amor
Las libretas que hace años había junto a todos los teléfonos fijos de cada casa eran un espejo en el que se reflejaban estados anímicos que un grafólogo era capaz de leer a través de los dibujos y garabatos que acababan llenando esos block de notas. Hoy en cambio, con la moda de los whatsapps, los grafólogos se han quedado ‘ciegos’ mientras se ‘inventa’ una ciencia capaz de interpretar el mensaje psicológico que esconde el envío de un determinado emoticono. Hasta ahora y desde hace tiempo, la grafología ha venido demostrando su utilidad para personajes como el emperador Nerón, que analizaba la escritura de los soldados antes de permitirles entrar a formar parte de su Guardia Pretoriana. Quería evitar la traición y morir asesinado. Y lo logró porque no falleció hasta que él mismo se quitó la vida. Igual de importante es el trazo de la escritura para psicólogos que analizan la compatibilidad de las parejas.
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