La tortilla española

El fantasma de la intervención de España por parte de la Unión Europea pende sobre nuestras cabezas. Tan verdad es que por parte de nuestros gobernantes se niega una y otra vez, como que la posibilidad está ya prevista más allá de los Pirineos si nuestro país no da los pasos necesarios encaminados a salir de la diabólica situación en la que se encuentra.
Cierto es que el gobierno del Sr. Rajoy ha confeccionado unos presupuestos para reducir el déficit, condición impuesta por Europa. Entonces la pregunta es ¿Por qué esas medidas no son suficientes para que descienda la prima de riesgo, para que los mercados financieros comiencen a subir, para que, en definitiva, se vuelva a confiar en nosotros? El problema no es el “qué”, ni siquiera el “cuánto”, sino el “cómo”.
Europa ya nos ha dicho hasta la extenuación que el modelo territorial español no es viable. Y no importa si a nuestros territorios les llamamos autonomías, porque en temas semánticos no se meten (de hecho en Alemania les llaman “landers”, en los Estados Unidos “estados” y en Suiza “cantones”, por poner algunos ejemplos). Lo que importa es que el estado de las autonomías, TAL COMO ESTÁ CONCEBIDO, no es sostenible económicamente. Y además tampoco es solidario ni equitativo.
Nuestros vecinos están esperando que los recortes vengan por la vía de reformas estructurales y no coyunturales. Les asusta que la Sra. Cospedal diga que estos recortes son “cuestión de un par de años”, porque el mensaje que se envía es que volveremos a las andadas del despilfarro. Y lo que quieren “ver” es que los recortes presupuestarios vienen por el adelgazamiento del gasto de las administraciones públicas por la vía de la optimización de los recursos, eliminando duplicidades y triplicidades. A los europeos les aterran las declaraciones del Presidente del Gobierno en el sentido de que “las autonomías no se tocan”, y que “ni hablar de devolver competencias al gobierno central”.
El Sr. Rajoy debe ser el único que piensa así. El PSOE ha creado una comisión de 200 expertos, al frente de los que ha colocado a Ramón Jauregui, con el fin de estudiar un modelo de Estado sostenible para este siglo XXI. Entre sus temas de estudio se encuentran la modificación de las competencias autonómicas, y las reformas de la Ley Electoral y de la Constitución. Dirigentes del PP no van a la zaga, y tanto el ministro Montoro como la presidenta Esperanza Aguirre han declarado la “necesidad de devolver las competencias de educación, sanidad y justicia al Estado”. En manos de las autonomías han demostrado ser un fracaso, además de caras.
A mi partido, Unión Progreso y Democracia (UPyD) nos llena de satisfacción que los pilares sobre los que se cimenta nuestra razón de ser como partido sean por fin asumidos por las distintas formaciones políticas, aunque sea más bien tarde y por presiones externas. Ha tenido que llegar una situación imposible en España para que nuestros gobiernos (PSOE y PP) abran los ojos “por imperativo europeo”.
Sr. Rajoy, sabemos que tendría usted que enfrentarse a los nacionalistas, dando quizás algún que otro puñetazo en la mesa. Sabemos que, suprimiendo las diputaciones y la miríada de empresas “oficiales” que se han creado a lo largo de 35 años, muchos de los que han conseguido un puesto de “trabajo” por la puerta de atrás, entre los que se encuentran miles de asesores inútiles, van a perderlo.
Como ha dicho públicamente la Sra. Esperanza Aguirre, habrá que prescindir de personas que han hecho del cargo una profesión en lugar de un servicio (a éstos les diría que piensen que “fue bonito mientras duró”).
Seguramente se va usted a granjear no pocos enemigos. Pero no olvide que, según dice el proverbio “no es posible hacer una tortilla sin romper los huevos”. Y eso, que rompa usted los huevos con los que tenemos que hacer la tortilla, es precisamente lo que le está exigiendo Europa. Y lo que estamos esperando los españoles.
POSDATA: Las consecuencias de una intervención de España por parte de Europa serían catastróficas. Ya no sería nuestro Gobierno el que marcaría las directrices, y Europa no tiene piedad con los que ponen en peligro su estabilidad económica. Disponen de un manual que ya han empleado en Grecia, Portugal, y hasta en Hungría: Bajarán las pensiones y los salarios, subirán los impuestos IRPF e IVA, despedirán masivamente a funcionarios, recortarán servicios básicos, habrán retiradas de subvenciones, y nos crearán impuestos desconocidos para nosotros hasta ahora. Además retendrán transferencias a las autonomías dejándoles lo mínimo para subsistir. Y todo esto, con una mayoría absoluta recién elegida en el Parlamento, lo que permitiría no tener que requerir ni siquiera la opinión de la oposición. ¿Hacemos un pacto de Estado, rompemos los huevos y hacemos una tortilla española,… o nos quedamos sin tortilla?.