Juegos de fortuna por doquier. Mil y una loterías, sorteos y rifas. El azar te está esperando. Tú serás el próximo afortunado, ¡seguro! Ahora que la necesidad supera con creces a la codicia el terreno está bien abonado. Desde la fecha de una catástrofe, pasando por la de tu boda, el equipo deportivo de tus sueños, un caballo… todo vale.
Si hay que sacar, se saca. En donde se hace hoy en día del todo imposible arriesgar en un proyecto empresarial, siempre queda alguna moneda en el bolsillo de un chaquetón para alimentar los cantos de sirena de una tragaperras. Domicilie su desempleo en nuestra entidad, que ya se nos ocurrirá que sortear. Las ollas, sartenes y pucheros que regalaban, ahora se encuentran famélicos -como muchos de sus dueños-. Esperanza a un euro, bien barata que sale. Soñar en pagar deudas, terminar en una isla paradisíaca o vivir como un pachá. Y si el alma ya no estuviera rehipotecada, y a punto de ser embargada, sería buena hasta para apostar. El coche, el calzón o la braga, la suegra… siempre de algún sitio se puede arañar.
En unas ocasiones para el viaje de estudios de los más jóvenes. O para que el más necesitado sorteé un jamón, una cesta de navidad, aceite o lo que apreste el ingenio y la carestía. La suerte te está esperando, no seas tonto y aprovecha la oportunidad. Y en todo lo que sea oficial, justificado seguro que por una noble causa llena siempre de una gran emotividad, es el mejor respaldo para crear otro sorteo o un nuevo juego de azar. Tener bien presente, y que no se nos olvide, que siempre habrá un buen pellizco para el presunto bienestar general.
Y para terminar con un toque de buen crupier de ruleta: ¡No va más!