La obsesión de las fuerzas de seguridad es dar con los depósitos de armas nacidos de la delincuencia común y que están bajo control de radicales
El final de los 90 dejó un reguero de sangre en Ceuta. Muertos y víctimas cosidas a balazos. Bajo tierra se encuentran algunos de los asesinados; otros arrastran secuelas de los disparos cuyo esclarecimiento nunca llegó a los tribunales porque termino sometido a una ley del silencio impuesta a golpe de talonario.
Aquella etapa supuso también el reconocimiento expreso de la entrada de gran cantidad de armas en Ceuta. Los servicios de Información lo sabían, conocían de los buenos contactos que mantenía el mundo del narcotráfico con los abastecedores de armamento que cruzó el Estrecho burlando las supuestas medidas de seguridad fronterizas. La obsesión de la Guardia Civil y de la Policía Nacional siempre fue la de dar con los zulos que servían de depósito para su almacenaje. No todo han sido fracasos, la reciente historia recoge varias intervenciones de armas cortas pero también de subfusiles. No son todas las que hay, pero sirven para la demostración del manejo de armamento especializado producto de las buenas relaciones del narcotráfico con sus abastecedores internacionales. Y en Ceuta había muchos capos de la droga capaces de surtirse de esa protección a tiros que marcó aquella época como ninguna.
De aquella delincuencia común algunos pasaron al radicalismo. En las últimas operaciones llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad caben los jóvenes que han sido objeto de un ‘auténtico lavado de cerebro’, pero también aquellos que en su día estuvieron vinculados al negocio de la droga y la delincuencia en general, que encontraron precisamente en la cárcel su foco máximo de radicalización. Esto deja de ser un anecdotario de las crónicas de sucesos desde el momento en el que se tiene constancia de la existencia de depósitos que siguen ocultando el arsenal que buscan las fuerzas de seguridad. En al menos dos de las operaciones practicadas en los últimos años, tanto Guardia Civil como Policía Nacional han creído estar cerca, utilizando para ello detectores de metales. Lo hizo el CNP, registrando al detalle una vivienda y garaje en el que creían que se ocultaban las armas. Lo hizo el viernes la Benemérita, en un descampado de Arcos Quebrados en donde finalmente hallaron un subfusil automático con munición de 9mm. y tres machetes de grandes dimensiones. Antes habían hallado otro zulo en García Aldave con más armas de fuego (2 subfusiles y 4 pistolas), un pen drive y una bandera con simbología del Daesh que podría tener relación con el encontrado el viernes, al constatarse la existencia de vínculos con los detenidos en 2013 como miembros de la principal célula de captación y envío de yihadistas desarticulada en España, ahora condenados por el Tribunal Supremo.
EL APUNTE Segundas partesMás detenciones a la espera. Tras la Operación Jabato, quedan más detenciones que llevar a cabo, porque de los pasos que se han dado hasta ahora se van a derivar otros. De hecho el operativo del viernes respondía a investigaciones que llevan tiempo iniciadas y que se han ido desgajando en los distintos operativos desarrollados en estas fechas por el Instituto Armado a través de sus servicios de Información tanto de Ceuta como de Madrid. El propio Ministerio de Interior confirmaba este extremo, que se esperan nuevos arrestos porque son muchos los cabos sueltos y las posibles conexiones que podría tener detenidos de hace años con los que quedan por localizar y demostrar la posible implicación. El trabajo de los servicios de información es constante, así como la comunicación directa que tienen no solo con Madrid sino también con Marruecos, especial interesado en abortar lo que se ha convertido en una sangría también en su propio país.
EL HALLAZGO Las pruebas obtenidas. Estas son las armas que fueron localizadas en el zulo descubierto en un descampado de Arcos Quebrados propiedad de uno de los dos detenidos en la operación del pasado viernes. Son las armas que sirven de prueba para su análisis, así como la tela que las protegía y de la que se intentará conseguir algún tipo de resto que lleve a las personas que han mantenido contacto con este depósito. Sospechan que podía haber más armas.