Ceuta se encuentra en un momento crítico en relación a su expansión territorial y a la utilización de los recursos naturales. No es nuestro estilo hacer discursitos catastrofistas que nos acerquen a las típicas posiciones oscurantistas de los agoreros de siempre. Nuestra intención no es, por lo tanto, ser profetas del catastrofismo, sino por el contrario deseamos enviar un mensaje esperanzador a nuestros conciudadanos, eso sí, siempre y cuando comprendan que el patrimonio cultural y natural, y sobre todo la calidad de vida y el futuro de sus familias, necesita una implicación más activa. Necesitamos trascender al horizonte de nuestra propia vida e intentar mirar en lontananza hacia una realidad territorial lejana en el tiempo. Una realidad en la que nuestros descendientes puedan llegar a vivir y disfrutar de una Ceuta mejor que la actual. La visión de futuro, la solidaridad, la austeridad y el apoyo mutuo serán argumentos de gran calado para entender que solo unas cualidades puramente humanas, como las mencionadas anteriormente, salvarán nuestro territorio y la calidad de vida de los caballas del futuro. Reconociendo la alienación que produce la tecnología y su representación de apariencia todopoderosa, con capacidad para resolver cualquier problema que afecte a la especie humana, debemos seguir trabajando en la línea que marca el buen sentido y provocar un ejercicio de introspección profunda que nos permita evaluar nuestras actuaciones sobre el territorio. Ya va siendo hora de que dejemos las máscaras y vayamos tejiendo un movimiento moral que comience a cuestionar determinadas actuaciones e insensateces cometidas en nombre de un supuesto desarrollismo que solo tolera a los que navegan en su misma dirección.
De acuerdo con Langdon Winner, es necesario entender que la filosofía de altura debe centrarse en aquellos que están escudriñando las realidades filosóficas que definen a los seres humanos y no debe restringirse solamente a cuestionarse nuestro papel en la existencia del universo. Este tipo de actitud, típica de los filósofos que piensan que el ser humano es un proyecto concluido cuya misión en este planeta es flotar eternamente por encima de las nubes sin mirar de frente a las realidades naturales y sus repercusiones sociales, no parece demasiado razonable. Craso error de pensamiento, dejar las realidades objetivas a los economistas y cultivar la metafísica o la abstracción matemática en exclusividad, pues como hemos indicado otras veces nuestra especie es un proyecto biosocial inconcluso que se ha aprovechado de la evolución biológica que lo generó con tanto esfuerzo y últimamente también de todos los recursos generados por la biosfera.
Masacrando la realidad biológica que lo generó y que lo mantiene se está comportando como una especie enloquecida, egoísta que no desea cumplir su papel como especie. Además de crecer desde el punto de vista moral y filosófico, un papel apropiado para nuestra especie es ser un buen jardinero de la biosfera tanto en beneficio propio como por el placer de su contemplación y disfrute. La biosfera se ha dado a si misma una especie que no está a la altura de las circunstancias planetarias, por lo menos por el momento.
El informe que recientemente ha presentado la oficina de sostenibilidad deja en evidencia la situación de insostenibilidad en la que se encuentra embarcada nuestra ciudad. Se ha recopilado mucha información de interés para nuestro territorio y la propia depredación de recursos naturales. Hace ya bastante tiempo que la capacidad de carga de nuestro sistema natural está sobrepasada y que nuestra huella ecológica es tan inmensa que harían falta muchas “Ceutas” para satisfacer nuestras necesidades de consumo actuales. El territorio es entendido como el principal recurso, base y sustento de nuestra supervivencia actual y futura. Y sobre él se van superponiendo, en distintas capas conceptuales, el estado de relación que nuestro territorio mantiene con los recursos naturales (agua, energía, hábitats y especies……..) y también analiza la realidad urbana y sus desviaciones y perversiones en materia de demografía, movilidad, zonas verdes, contaminaciones varias, relación con los residuos que generamos, modelo de ocupación territorial, etc.
Este informe elaborado por los expertos en medioambiente Cristina Molina y Javier Gutiérrez y coordinado por nuestra asociación también puede presumir de incluir un capítulo inicial que analiza las vicisitudes de interés urbano y ambiental que ha estado sufriendo la ciudad desde la antigüedad clásica hasta nuestros días. En este cometido también se ha contado con la ayuda del archivero J. G. Barceló, al cual se le agradece su buena disposición en relación a este modesto proyecto. De esta manera, desde nuestro punto de vista posiblemente el principal cambio paisajístico que sufrió nuestro territorio vino de la mano de la antigua Roma. Los clareos para el establecimiento de las primeras villas y explotaciones agrícolas romanas pudieron constituir, si no el primero, al menos uno de los más significativos de los eventos que transformaron el paisaje natural del Monte Hacho.
Después de haber testado todos las variables seleccionadas a lo largo de este informe, los indicadores nos dicen que el equilibrio población/territorio (incluidos los recursos y demás cuestiones analizadas) está roto desde hace mucho tiempo en nuestra ciudad. El aislamiento físico y el reducido territorio no puede por sí mismo justificar este desequilibrio sino que se lo utiliza de una manera torcidera como coartada al desarrollismo y la especulación de algunos grupos de poder.
La situación del gobierno no es fácil, sobre todo porque en materia de territorio se le puede escapar definitivamente la oportunidad de enderezar la situación y permitir la destrucción del Monte Hacho y de lo que nos queda del campo exterior. Sobre todo lo decimos porque en nuestro país no parece que haya otras formas de generar economía que no sea la dedicación al ladrillo, el asfalto o las escolleras. Sin embargo, es muy necesario que soporten el tirón de la especulación y desvíen inteligentemente estos sectores económicos hacia otros dominios que no terminen con la tranquilidad y la calidad de vida de todos. En cuanto a la especulación y la ocupación de más territorio nuestra postura es bien conocida, un “NO” rotundo y la promesa de lucha comprometida por lo que todavía queda de Ceuta.
En cuanto a otras cuestiones como la movilidad, la energía, los residuos o el ciclo del agua se puede hacer mucho más. Sin embargo, es el debate demográfico el asunto más importante y delicado que desde nuestro punto de vista debería abordarse con seriedad y convencimiento antes de que las relaciones sociales se vayan quebrando sin solución de remedio. Tenemos que ser conscientes de nuestro presente basado en el pasado que a su vez nos proyectará hacia un futuro inexorable, por ello el debate del crecimiento demográfico, de nuestra relación con los recursos y de la calidad de vida y la salud social debe atenderse. Desde nuestra asociación intentaremos a través de los informes de sostenibilidad y quizá de una exposición divulgativa comunicar nuestras inquietudes y preocupaciones a los demás. Un informe que analice nuestra calidad de vida y el devenir demográfico será objeto de nuestra atención en un futuro próximo.
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