A mí, eso de las ironías en materia de seguridad nunca me han gustado. Creo que quien hace uso de las mismas termina estrellándose cuando se ve obligado a comparecer por algún episodio trágico y, lamentablemente, los mismos se producen. Sigo sin entender que el delegado del Gobierno buscara justificar, ayer, que Ceuta es lo más seguro del mundo, contándonos la patochada de que se va a pasear a las tres de la madrugada por muchas barriadas y sin escolta. Eso también lo hacía su predecesor, don José, que se iba al Príncipe con Torrado y luego tenían que echar mano de los vecinos del barrio para que les arreglaran los pinchazos de las ruedas o, peor aún, tenía que subir deprisa y corriendo la UPR por si las moscas. ¡Ay, cuántos secretos se llevó el defenestrado Torres! Aunque su amigo Torrado le puede contar todas esas batallitas. Fíjese, don José también se daba sus vueltas de madrugada por Ceuta, sin escolta, y dejó, tras su mandato, dos muertos y un sin fin de operaciones que fueron tumbadas por los tribunales o que terminaron sirviendo para que los policías y guardias civiles fueran sus marionetas en precampaña electoral.
Pero bueno, cada uno es libre de elegir las formas más adecuadas para responder a las situaciones que están bajo su competencia. Así que si don Paco quiere poner de moda la seguridad subjetiva, intentando contagiarnos de su visión particular de lo que es la seguridad... gozará de los aplausos de su corte celestial. Nada más. Sabe el delegado que las bandas que tanta gracia le hacen no son de niños de teta, lo sabe perfectamente. Entiendo que, con su salida, quiera calmar a la población, lo que pasa es que en Ceuta, en donde es raro que las noticias aguanten sin conocerse mucho tiempo, todo se sabe y las alarmas no las generan los medios de comunicación sino el funcionamiento, más o menos rápido y acorde, que puedan tener las fuerzas y cuerpos de seguridad.
Cuando una autoridad pide al resto que haga críticas con fundamento debe aplicarse el cuento a su propia casa. El resto está de más y, un consejo, roza lo ridículo porque ya son muchos tiros los que, más de uno, llevan dados. Y nunca mejor dicho.