La sanidad y la enfermedad mental en Ceuta

Antes de nada hacer una pequeña aclaración, en este escrito solo me referiré a enfermos mentales graves que requieren de un internamiento por prescripción facultativa. Hago está aclaración porque hay muchos, la mayoría, con pequeños trastornos psíquicos que llevan una vida completamente normal.
Tener una enfermedad mental grave es un “problema” para el enfermo y sus familiares más cercanos. Si esta enfermedad la padece un ciudadano de Ceuta es aún peor, pues tanto el enfermo como sus familiares pasarán un verdadero calvario. La consulta de psiquiatría está masificada y las revisiones no se pueden llevar a cabo en el tiempo que se debiera. Este problema viene de hace bastante tiempo. Tan solo hay dos psiquiatras para toda la población, uno por cada 40.000 habitantes, más o menos. Una cifra que para nada se asemeja a las que tienen en la península, donde suele haber un psiquiatra por cada 15.000 habitantes.
El mayor problema en Ceuta no es la falta de psiquiatras, que aún siendo muy importante, todavía hay otros que lo son más. Por ejemplo, el que tiene una familia que le diagnosticaron a su hija una enfermedad mental grave, por la que debía de ser internada en un Complejo Asistencial. Al terrible drama de tener que ingresar a su hija, que hasta poco antes del diagnostico de su enfermedad había llevado una vida normal, estaba casada y con hijos, se suma el no haber podido ser en Ceuta, ya que no existe ningún Centro de internamiento para personas con trastornos psíquicos. De no ser porque sus familiares no podían ya con ella, había intentado de suicidarse varías veces, aún hoy seguirían luchando por tenerla con ellos.
Una vez internada en un Centro de Málaga la cosa se complicó, y en vez de mejorar, empeoró. Sus padres son mayores y se encuentran bastante mal de salud. Solo disponen de una pequeña pensión con la que les cuesta mucho llegar a final de mes. Es triste ver como los padres de está mujer tienen que ahorrar, de lo poco que le queda de pensión, para poder ir a ver a su hija un par de veces al mes. Triste y penoso, es también, ver como ya les flaquean las fuerzas y cada vez les cuesta más trabajo soportar el viaje, que conlleva: taxi para ir al Puerto, barco para llegar a Algeciras, taxi para ir a la estación de autocares, autocar para llegar a Málaga. Una vez en Málaga, taxi para llegar al Centro donde está internada su hija. Una vez terminado el horario de visitas, taxi para ir a dormir a una pensión de “mala muerte”, porque el presupuesto no da para otra cosa. Al día siguiente, vuelta a Ceuta con menos fuerzas y la gran pena de tener que dejar allí a su hija. Así llevan ya 10 años.
En nuestra ciudad hay bastantes casos muy parecidos a este. También hay madres que lo están pasando verdaderamente mal, pues se niegan a ingresar a sus hijos en Centros de la península donde sólo podrán verlos un par de veces al mes, y con muchos esfuerzos. ¿Saben el sufrimiento que es  para una madre no poder visitar a diario a su hijo/a cuando más la necesita? Quizás usted lo sepa querido lector, pero los responsables de la sanidad en Ceuta parecen no saberlo.