La expedición ceutí Ruta Gengis Khan ha entrado en un trozo de Rusia que se encuentra a 600 kilómetros de la "Gran" Rusia. Rodeada por países de la Unión Europea y de la OTAN, como Polonia y Lituania, este trozo de Rusia se encuentra a orillas del Mar Báltico, un punto estratégico y vital para la federación rusa.
Su importante y vital base naval rusa hizo que esta zona, considerada entera militar por los soviéticos y posteriormente con los rusos, estuviese cerrada a los extranjeros durante decenios. Pero desde hace poco se puede entrar... si se tiene un visado ruso o un permiso especial que se consigue en Vilnius pero que tarda como una semana en emitirse. Afortunadamente, antes de partir de España conseguimos un visado de múltiples entradas a Rusia.
La frontera impone, muchos controles, vallas y alambradas por todos lados. Después de varias comprobaciones de la validez de nuestro visado y pasaporte y tras superar varias barreras fronterizas nos hicieron un registro enfermizo de todas nuestras cosas. Fue tremendo, estuvimos dos horas vaciando el Mitsubishi Montero, abriendo todas las cajas y luego metiéndolas otra vez en el todoterreno.
Pero tras el incómodo registro, la primera alegría: el precio del gasoil. En Lituania está a 0,99€/l pero aquí lo encontramos a tan sólo 0,59 €/l. Y con el depósito lleno a tan buen precio avanzamos por sus deterioradas carreteras de doble sentido bajo la amenaza, de nuevo, de grandes tormenta mientras los extensos campos de trigo se extendían a un lado y otro del camino.
La ciudad de Kaliningrado, bautizada así en honor a un estrecho colaborador de Stalin, es la antigua Königsberg, capital de la Prusia Oriental. Era alemana desde el siglo XIII y fue destruida totalmente durante la Segunda Guerra Mundial. Los enfrentamientos entre las tropas soviéticas y alemanas fueron brutales. Vencieron los soviéticos y mediante deportaciones masivas y asesinatos vaciaron Königsberg y toda la Prusia Oriental de la población que la habitó durante ocho siglos.
La ciudad arrasada se levantó bajo las directrices soviéticas y las torres y edificios gigantescos e impersonales se extienden por toda la capital así como una invasión de símbolos soviéticos de estrellas rojas, hoces y martillos y grandes estatuas de hercúleos soldados siempre dispuestos a dar sus vidas sin vacilar.
Pero todavía quedan partes de sus viejas murallas medievales y algunos bastiones que demuestran que tuvo un pasado más antiguo e igualmente belicoso a lo largo de la historia. La catedral de la ciudad ha recobrado su atractivo después de permanecer completamente abandonada durante décadas. En los años 90 la restauraron pero para convertirla en una sala de conciertos con su solemne órgano como protagonista.
Hoy en día, este territorio ruso, atrapado entre países de la Unión Europea, es como una reliquia del pasado. Mientras los jóvenes ven como sus vecinos se van desarrollando a pasos agigantados ellos todavía llevan un ritmo más lento a pesar del petróleo y de los depósitos de ámbar que posee. Al depender de las subvenciones de Rusia, cuando las cosas van mal por la Madre Patria, a ellos les va peor. Así que los jóvenes prefieren emigrar a Europa que a la Gran Rusia… hay una crisis de identidad muy fuerte entre la juventud atrapada en Rusia pero rodeada por la Unión Europea.
Más al norte disponen de un gran tesoro natural que se extiende en forma de istmo por las frías aguas bálticas aunque no llegan a congelarse en invierno, de ahí que a Rusia le interese tanto este importante puerto, el único puerto que tiene Rusia que nunca queda bloqueado por los hielos. El istmo de Curlandia separa el agua salada del mar Báltico de la dulce de la laguna del mismo nombre. El istmo es un paraíso para los amantes de las aves y de los baños a temperaturas muy diferentes a las que disfrutamos por el Mediterráneo. Los bosques de pinos, abedules y musgo llegan prácticamente hasta la orilla de sus doradas arenas que han generado dunas de hasta 60 metros de altura. Cientos de miles de pájaros sobrevuelan a diario la península durante el periodo migratorio como lo han hecho a través de los siglos en su viaje del norte al sur de Europa y al Norte de África.
Y como las incansables aves migratorias seguimos nuestra migración con nuestro Mitsubishi Montero de AUBENSA CEUTA hacia la parte del istmo que pertenece a Lituania y volver a cruzar la frontera hacia la Europa comunitaria. No le decimos adiós a Rusia sólo le decimos “hasta luego” pues en breve entraremos en la Gran Rusia desde Estonia.
Toda esta ruta se puede seguir por Facebook en @RutaGengisKhan y en la página web www.ruta-imperios.com
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