Los paquetes que superan en exceso las medidas autorizadas quedan apartados del puente hasta reducir sus dimensiones.
El puente del Biutz –habilitado para el paso de productos de la ciudad autónoma a Marruecos– reanudó ayer su actividad después de que el país vecino mantuviese cerrado este lunes su extremo por una manifestación de porteadores que se desarrolló en el lado marroquí. Empresarios interpretaron que este corte en la circulación de productos se debió a que los mismos camalos copan las mejores posiciones en la fila y eso impide que otros compañeros puedan pasar un bulto.
La reapertura del Biutz estuvo acompañada de controles más estrictos sobre el tamaño del fardo de bienes, según los comerciantes consultados por este periódico. Esto significa que los paquetes debían rondar los 40x60 centímetros o su equivalente en mantas, en torno a 12. Aunque, en la práctica, estuvieron por encima. Aquellos paquetes que excedieron las medidas quedaron apartados del puente a fin de que los camalos redujeran su volumen si querían trasladarlos hasta la explanada donde esperan los propietarios de la mercancía o personas allegadas.
En el caso de las consignas irregulares, los camalos no son más que el medio de transporte de los productos que un empresario marroquí adquiere a través de testaferros en territorio español, explicaron fuentes de solvencia. Cuando estas personas que ejercen de mulas de carga descargan al otro lado de la valla, reciben de estas estructuras cantidades que, en las últimas semanas, alcanzaron los 60 euros salvo por el pago de algún ‘peaje’.
La proximidad de la festividad musulmana de la Pascua del Sacrificio (Eid Al Adha); la demanda de productos en el mercado vecino y el desabastecimiento que experimentó este circuito comercial el mes pasado dispararon el precio del bulto, lo cual conllevó un ‘efecto llamada’ sobre la población marroquí.