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El acto conmemorativo estará presidido por el Comandante General de Ceuta, general de división Excmo. sr. Francisco Javier Sancho Sifre, procedente del Arma de Infantería
Este sencillo artículo está dedicado a nuestra Patrona, la Virgen Inmaculada, a todos los Infantes del Ejército Español, Diplomados de Estado Mayor, Cuerpo Jurídico, de Farmacia, veterinarios, capellanes y oficinas militares. A todos ellos, les hago llegar mi más cariñosa felicitación.
Los soldados podían ser de muchas naciones, pero los ejércitos eran de España, combatían por ella y fueron los que levantaron esos vientos de gloria que hoy todavía nos distinguen y asombran el mundo. La guerra, según algunos autores, es más antigua que la civilización y es posible que aun sea más antigua incluso que la propia especie humana, como demuestran algunos restos de antepasados homínidos hallados por los arqueólogos. No necesito recordaros cual es nuestro deber. Al soldado español, al infante, nadie le enseña sus deberes, nace sabiéndolos, lo siente, sabe que ha de ser valiente hasta la temeridad, sabe que sin disciplina no hay triunfo posible, sabe que las ofensas a la Patria se lavan con sangre y que la vida nada vale cuando se trata de defender la honra de nuestra querida España. La Patria es un patrimonio espiritual, en parte visible y en parte invisible todo ello hace de nuestra Patria un valor universal.
Si es siempre difícil adueñarnos de los estados emotivos, para darles molde y figura en el crisol de la palabra, cuanto más difícil ha de serlo, cuando se trata de reflejar los elevados sentimientos que nuestra querida España y sus héroes, nos inspiran. La idea, que procede de la inteligencia se expresa fácilmente cuando es diáfana, pero el sentimiento “el fuego” que sube del corazón y oleadas de amor que inunda nuestro ser, y por ello la idea forma la Patria excelsa de los sabios y los genios, y los sentimientos crean la Patria inmortal de los héroes y los Santos y no es de extrañar que mi palabra luche con mis sentimientos de viejo soldado de infantería para escribir este pequeño homenaje que sale de mi corazón a los soldados de infantería, a mis queridos Regulares y a mis queridos Legionarios que sus Banderas son las más condecoradas del Ejercito Español y su lema es la lealtad hoy representadas dignamente por el Grupo de Regulares de Ceuta 54 y por el Tercio Duque de Alba 2º de la Legión con motivo de nuestra querida Patrona, la Virgen Inmaculada.
Homenaje
Y este es un sencillo homenaje de reconocimiento, a unos bravos soldados que con su comportamiento ejemplar dieron siempre honor y gloria a nuestra querida España en el más acentuado cumplimiento del Deber, haciéndose dignos de ser emulados tanto en paz como en la guerra. Heroicos soldados de Infantería con toda reverencia yo os saludo, inclino mi frente ante los gloriosos muertos, alrededor de vuestra sagrada Bandera y os dejo mi ardiente corazón de antiguo regular a los que hoy estáis aquí presente.
La moral, en su sentido más puro, es la ciencia del bien obrar. En la afección militar supone el más exacto cumplimiento de todos los deberes sin más coacción que la de la propia conciencia. Ser moral en la Institución Militar quiere decir conocer los deberes y cumplirlos. La moral, decía Almirante, es la primera condición del soldado de Infantería y especialmente de sus Jefes. Ortega y Gasset, es claro al afirmar que la fuerza de las armas no es fuerza bruta, es valor y fuerza espiritual.
La isla de Bommel
Los Tercios de Holanda cuando la merma de los cinco mil soldados que lo componían, bajo el mando de Francisco de Bobadilla, en la Isla de Bommel, situada entre los ríos Mosa y Vakal, en diciembre del año 1585, los deja en una situación desesperada y caótica que quiere resistir el asedio de la escuadra protestante, ante una rendición eminente y ofrecida con grandes ventajas por el enemigo. Su preferencia por la muerte, antes que la deshonra, fue la voz de su respuesta. Postura provocativa para la cólera de los luteranos, que rompiendo el dique de contención de las aguas del Mosa provoca la inundación de las tierras ocupadas por los españoles. Donde el Zapico de un soldado español, rompiendo el hielo de la trinchera, dejo al descubierto un trozo de madera, sobre el que lucía, dibujada en frescos colores, la figura de la Virgen María concebida sin mancha. Siendo tan enorme el júbilo provocado por el hallazgo, que mientras que colocaban la imagen encontrada, sobre la Bandera, caían de rodillas a la vez que entonaban la Salve. Considerando este hecho como señal de protección celestial, que se hizo realidad con el soplo de un viento frío que congeló las aguas, haciendo que los protestantes se retiraran temerosos de quedar atrapados por los hielos, siendo perseguidos por los españoles, sobre las aguas heladas, con tan ardiente coraje, que alcanzaron una sonora victoria al amanecer del día 8 de diciembre, festividad de la Concepción Purísima de la Virgen. Llevando, la enseña que lucía el icono encontrado.
El dogma
El día 8 de diciembre de 1854 ha quedado grabado con caracteres de oro por ser unas de las fechas más memorables y transcendentales de la vida cristiana, al proclamar ese día el Papa Pio IX el Dogma de la Inmaculada Concepción.
“Declaramos y definimos, que es doctrina revelada por Dios, la que sostiene que la beatísima María, en el primer instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente y en previsión de los meritos de Jesucristo, salvador del género humano, fue preservada de toda mancha de pecado original.”
Dios recogió cuanto hay de ternura y de cariño en el corazón de todas las madres y lo volcó en el corazón de la Virgen. Recogió todo el candor que hay en todos los niños y lo vacio en el corazón de María. Recogió la fortaleza y el valor de los más fuertes guerreros, de los héroes y de los santos, y la encerró en el corazón de la Santísima Virgen. Selecciono todo lo que hay de fidelidad y de lealtad en los hombres justos y lo volcó en el corazón de María. Dios hizo algo tan fuera de todo molde, superando ampliamente todas las maravillas del Cielo y de la Tierra, algo tan infinitamente hermoso y puro, que nada hay bajo el firmamento que puede asemejársele… ¡y lo llamo María Inmaculada!
En sus ojos transparentes y hermosísimos se reflejan las nieves de los más altos picachos y la inmensidad de los océanos, y el azul transparente del firmamento, y el sol deslumbrante, y la serena belleza de la Luna llena, y el fulgor de las estrellas, y el candor de los niños y la ternura de las madres…Sus ojos reflejan bondad, ternura, inocencia, mansedumbre, pudor delicadeza…Los ojos de la Virgen tienen… ¡a Dios!
Patronazgo
María Inmaculada, madre de Jesús aterido e indigente en el pesebre de Belén, Patrona de la mejor Infantería del mundo, ¡la española! Ella es la que riño la batalla más terrible del Universo sola frente… ¡AL PECADO!
El 27 de julio de 1.892, la Inspección General de Infantería elevaba al Ministerio de la Guerra una moción para que se nombrara a “Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción” Patrona del Arma. Entre las razones presentadas para apoyar esta petición tenía una especial fuerza convincente el que Nuestra Señora ejerciera ya su benéfico patronazgo sobre un buen número de Cuerpos de Infantería y, sobre todo, el que hubiese sido constituida Patrona de España. El Provicario General Castrense, una vez puesto al corriente de los deseos del Arma de Infantería apoyo entusiasmadamente esta propuesta, por la que, sin ninguna dificultad, los trámites quedaron ultimados con la Circular del Ministro de la Guerra que apareció en el Diario Oficial nº 248 del 13 de Noviembre de 1,892 aprobando y dando carácter oficial al patronazgo solicitado.
El ministro de la Guerra
Cuando el General Azcárraga, Ministro de la Guerra, firmo el decreto anteriormente citado, pronuncio las siguientes palabras: “Infantes, vosotros sois el Arma principal en el combate, y en provecho vuestro han de actuar todas las demás; vosotros sois el fiel reflejo de nuestra raza… Y os invito, con todo mi corazón, a que hoy como ayer, celebremos, festejemos y manifestemos todo nuestro amor, cariño, respeto y admiración a María Inmaculada para pedirle por nuestra querida Patria… a fin de que permanezca unida en sus tierras y en sus gentes, bajo nuestra bandera roja y gualda”. El primer dato histórico que se conoce de la devoción del Ejército a la Inmaculada Concepción se remonta a los tiempos del rey Alfonso VIII de Castilla cuando sus Ejércitos en la Batalla de las Navas de Tolosa portaban un estandarte con la imagen de María en el Misterio de su Inmaculada Concepción.
Otro signo de la creencia generalizada en el Ejército en la Concepción Inmaculada de la Virgen lo protagoniza Hernán Pérez del Pulgar durante el sitio de Granada, cuando una noche entro con grave riesgo de perder su vida para dejar clavado en la puerta de la mezquita un lienzo con la leyenda: “Ave María Purísima”.
Por último, como hecho relevante de este amor de las tropas a la Virgen Inmaculada recordar, simplemente, el éxito de nuestra Infantería cuando en 1.585, en la isla de Bommel, se lanzó al ataque tras el hallazgo de una tabla con la imagen de la Virgen Inmaculada.
Bosquejo histórico
La tradición española señala como primer templo católico erigido en España: el del Pilar de Zaragoza. Y este templo no solo fue erigido por Santiago bajo la advocación de María en el Misterio de su Inmaculada Concepción.
San Jerónimo en su obra “De Viribus ilustribus” recoge una cita de la “Omnímoda Hº” de Flavio Lucio Dextro publicada en el año 390, que dice textualmente: “Desde la predicación de Santiago se celebra en España la fiesta de la Sin mancha e Inmaculada Concepción de la Madre de María Santísima”.
Y es prueba de lo mismo la antiquísima formula del Juramento que prestan los canónigos de la Basílica del Pilar al tomar posesión de su cargo, en la cual se menciona la obligación de defender “la Purísima e Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen, que el protomártir de los Apóstoles, Santiago, se esforzó en propagar durante todo el tiempo de su vida”. La iglesia de Ávila tiene una formula del Juramento análoga a la del Cabildo del Pilar y en ella se expresa haber recibido la creencia de la Inmaculada Concepción de San Segundo, su fundador, discípulo de Santiago.
Wamba, por su celo en extender la fiesta de la Inmaculada Concepción mereció ser llamado por los PP. Del XI Concilio de Toledo “Defensor de la Purísima Concepción de María”.
Y en el mismo siglo VII, Ervigio publica una ley, en la que establece las principales fiestas que deben celebrarse en España y entre ellas aparece en un lugar destacadísimo la de la Inmaculada Concepción. El Cid Campeador y San Fernando, por citar solo algunos héroes de la Reconquista llevaban permanentemente la imagen de la Virgen Purísima en el arzón de su caballo, y será Pérez del Pulgar, quien en una incursión nocturna, gravara con su puñal en la puerta de Granada “AVE MARÍA PURÍSIMA”.
Y cuando a finales del siglo XV Cristóbal Colon emprende la aventura del Nuevo Mundo con tres naves, la 1ª de ellas recibe el nombre de “SANTA MARÍA”, llama la primera Isla que descubre SAN SALVADOR y a la segunda CONCEPCIÓN. Y cuando Hernán Cortes quema sus naves en Méjico, construye otras dos y a una de ellas la llama CONCEPCIÓN y será Magallanes quien al dar la vuelta ,al mundo lo hará con la nave Concepción.
Increíble historial
Con un legendario pasado, con una increíble historia de valor, sacrificio y heroísmo, con una pléyade de héroes, crisol de valientes, con sus Banderas y Guiones repletos de las máximas condecoraciones, ejerciendo un protagonismo de valor y de arrojo de primera fila en un ejército como el español desde el primer momento de su creación en 1911 fundados por Dámaso Berenguer y Fusté que fue el primer Jefe de los regulares en los empleos de teniente Coronel, Coronel y General por sus grandes aptitudes de mando los bravos Regulares siempre en las extremas vanguardias de las Agrupaciones tácticas combatiendo cuerpo a cuerpo, con la bayoneta calada codo con codo con los valientes Infantes de España, siendo la admiración de varias generaciones y de todos los estudiosos del arte de la guerra, que convirtieron por sus propios meritos a los Grupos de Regulares y escribo este merecido homenaje como Soldado Regular e hijo de un Oficial de Regulares.
Honor y gloria a la Legión
Piense el lector de este artículo que escrito por un Legionario de Honor, hijo, hermano y padre de legionarios, en la gran cantidad de esfuerzo físico y moral, cuanto sudor, cuanto sufrimiento y cuantos legionarios muertos y heridos están detrás y presentes en estos 96 años de gloriosa historia, y cuantos legionarios oyeron muertos o en vida la sagrada formula de imposición de la más preciada condecoración militar en tiempo de guerra, que se concede tras un juicio contradictorio que dice: “El Rey, en nombre de la Patria y con arreglo a la Ley os hace Caballeros de la Cruz Laureada de San Fernando, como premio a vuestro valor y comportamiento militar”. Honor y Gloria al Fundador de la brava Legión Española, en 1920, el Teniente Coronel Millán Astray que supo vadear el rio de la vida con valor, entrega, rectitud y elegancia. Dedicamos estas palabras porque allí donde estén los Legionarios, los Regulares y los Infantes a la derecha de Dios, sepan que le recordamos con orgullo.
Epílogo
España, nuestra Patria, es algo más que una parte de tierra, algo más que un dibujo en un libro. La Patria es, esencialmente, la tierra de nuestros padres. Es materia y espíritu, es geografía y es historia, es ciencia y es arte. Es el lugar donde los que nos antecedieron constituyeron ciudades cultivaron los campos, combatieron y lucharon para procurar dejar a sus sucesores unas condiciones de vida mejores. La Patria, decía Renás, esta mas hecha de muertos que de vivos y constituye, en sí, un valor al que hay que querer y reverenciar, como a los que nos dieron la vida. Pero la Patria, es además, de pasado y presente, futuro a construir.
Todos hemos sido una sola cosa: TUS SOLDADOS
Semblanza a tres buenos amigos y compañeros
Nunca con mejor empleo ni mayor honor podre escribir para hablar del soldado español, es asunto de tal modo hermoso que se siente uno engrandecer, al solo recuerdo de las proezas y virtudes del soldado. Realmente hice un recorrido sentimental por las calles recoletas de mi memoria, guarda sensaciones y aliento queriendo recuperar el aire de estos dos años pasados junto a tres grandes infantes Marcos, Antonio y Fede que con su comportamiento ejemplar cumplieron con su deber al mando de los bravos legionarios, los regulares de épica grandeza y el prestigio del Estado Mayor todos son de la Comandancia General de Ceuta. Esto es un sencillo homenaje a tres ejemplares infantes y a unos grandes amigos.
La felicidad no es un estado, se compone de pequeños momentos de tranquilidad, paz, alegría y profunda amistad y además compañeros de mi hijo Juan. Y vosotros queridos amigos, quizás por vuestro gran corazón, por vuestra sinceridad y nobleza, vuestra alegría y generosidad, por vuestro ejemplo como buenos soldados, codo con codo en el cumplimiento del deber, permanentemente unidos los Regulares, los Legionarios y el Estado Mayor para cumplir la misión recibida y por vuestras aptitudes de Mando, simplemente por ser como sois, en los breves o largos momentos que hemos compartido me habéis hecho sentir muy feliz. Por eso, ahora que este tiempo toca a su fin es de justicia recordaros a vosotros con mucho cariño, y dar gracias a Dios por vuestra amistad y desearos como mínimo, que a partir del 16 de diciembre tanta felicidad como vosotros me habéis dado durante estos dos años.
Yo me iré antes que vosotros, yo os ruego que me llaméis para veros triunfar desde allí arriba donde Dios, nuestro Señor, me sitúe. Dormía, y soñé que la vida era belleza, desperté y era deber.
Un abrazo, mi amistad y reconocimiento
Luis Manso