Si Fernández Chacón pensaba que la problemática de los subsaharianos había terminado aplicándose su resolución estaba en un error y de los mayúsculos. Con un dictamen al estilo Comisiones Obreras no se termina un problema encarnado en unos actores que nada tienen que perder y que están consiguiendo tener en jaque a la Policía y preocupar al resto de los ciudadanos. Evidentemente que no reproduciré los comentarios que se hacen en torno a esta situación y los recuerdos que se traen a la actualidad. No creo que sea necesario pero sí me preocupa que la gente, en la calle, los haga. Y saben por qué, porque eso refleja que tenemos una sociedad intranquila por un asunto como el de la inmigración que hacía tiempo no ocupaba titulares negativos. Y eso no es bueno, abriéndose una herida que tardará mucho en sanar.
El problema no se ha enfocado como se debía desde un principio, desde el famoso minuto cero. Los síntomas de que algo no funcionaba bien no fueron atendidos y lo que fue un plante al delegado, iniciado el 26 de agosto, se analizó como una anécdota, una protesta al estilo de la que se provocó con la famosa gripe A. Pero ésta era distinta, porque distinta era la forma de actuar de unos inmigrantes controlados e incluso manipulados por una cúpula de líderes que a su vez están muy bien asesorados.
Con la resolución en la mano nos hemos montado en una espiral de hechos que se van encadenando unos a otros. Los inmigrantes son detenidos, los jueces los reciben, se les pone en libertad y empieza otro nuevo episodio. Así llevamos escritas tres escenas de la película ante los ojos de unos ciudadanos que empiezan a ser demasiado críticos porque, prácticamente, se les ha incitado a serlo. Y eso no es bueno porque supone echar por tierra logros y metas que han sido complicadas de alcanzar.
Ayer volvieron a repetirse las mismas escenas: llega la Policía, advierte a los inmigrantes que no pueden estar ahí, éstos ni se inmutan, y se producen las detenciones. De nuevo otros dos días en los calabozos del Tarajal y vuelta a empezar. Si esto se llama solucionar el problema entonces el sistema ha cambiado demasiado para que una ciudadana normal lo asimile. El problema no ha hecho más que empezar y los de hoy son referentes para el mañana. ¿Esto se llama control?