Sumidos en prejuicios sin fin, envuelta por el velo del odio, la cultura árabe, y concretamente su lengua, se ve opacada por las críticas sin fundamento de siempre. Aquí pretendo acercarles una breve visión de la amplitud y riqueza de su existencia en la lengua oficial de todos los españoles.
Son muchas las investigaciones que corroboran la influencia cuando no la presencia de la lengua árabe en la lengua y cultura española. Los árabes instalados en el sur de la península ibérica en el año 711, dejaron huellas en todos los ámbitos, tanto lingüístico, político, económico, cultural, científico, etc. Esta población estuvo en tierras peninsulares casi un milenio y su presencia en la lengua española fue la más importante después de la lengua latina. El 8% del léxico del español, es de origen árabe, encontrando un 70% de palabras derivadas del latín, un 12% del griego y el 10% de palabras derivadas de distintas lenguas cuyos pueblos se asentaron en tierras andaluzas.
Una pequeña cantidad de palabras también han sido tomadas de la variante del árabe hablado en Marruecos, no sólo debido a la proximidad territorial de ambos países (sólo separados por el estrecho de Gibraltar), sino también debido al protectorado español sobre parte del territorio marroquí, así como sobre el denominado Sahara Occidental, durante los siglos XIX y XX.
Pero no sólo los musulmanes impusieron el árabe como lengua de una cultura más avanzada, sino que introdujeron palabras del latín y del griego, del persa y del indio.
Los arabismos pueden encontrarse en muchísimos más campos semánticos del español actual, como por ejemplo en el de los oficios (acalde, albacea, alfarero), la agricultura (albaricoque, zanahoria, naranja, arroz), el agua (alberca, acequia) o los alimentos y utensilios (escabeche, fideo, almuerzo, jarra, taza). Se estima que existen más de 4.000 arabismos en el vocabulario español, muchos de los cuales presentan, como puede apreciarse, prefijos y sufijos comunes, como -al, -guada o -í. Es importante destacar que esta cifra de casi cinco mil palabras de origen árabe están presentes en la lengua española, produce que investigadores de la talla de Hedi Oueslati o Alarcos Llorach, afirmen la presencia y no sólo la influencia de esta lengua tanto a nivel morfológico como a nivel fonológico.
En la garganta de los andaluces, e incluso de muchos ceutíes no arabófonos, contemporáneos resuena todavía el eco de la lengua árabe. La misma “h” aspirada que sustituye en el habla a la “h”, como en hondo, o la “s” como “j” en sepia>jibia. En la lengua, el sufijo -í, como en nazarí o andalusí, es de origen hispanomusulmán. Estas palabras de origen árabe, están presentes en todos los campos, el caso de alcalde en el político o almohada en el entorno doméstico, o en la traducción de textos científicos, filosóficos y religiosos, dando lugar a palabras como algoritmo o logaritmo.
Finalmente, vivo en la esperanza de que esta humilde colaboración contribuya a un proceso de acercamiento y conocimiento real en Ceuta de nuestras culturas, demostrando las raíces profundas de nuestra historia y civilización comunes, y produciendo de nuestro porvenir la proyección lógica de nuestro pasado repleto de formas diversas de intercomunicación e interculturalidad, como lo acredita fehacientemente la lengua española influenciada por el árabe.
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