Los atracos a ciudadanos en las naves del Tarajal (muchos de ellos no denunciados, sobre todo en el caso de víctimas marroquíes) y el evidente descontrol que existe en el Príncipe, en donde las distintas bandas dedicadas a los robos hacen incluso uso de armas para mostrar sus advertencias, muestran un panorama delincuencial al que no se ha podido poner veto. Ni siquiera con la detención, en los últimos meses, de tres de los presuntos implicados en estas tácticas, se ha cortado la sangría delictiva que lleva a que los integrantes de estas bandas estén crecidos y echen mano, con demasiada facilidad, de armas simuladas o no. El propio jefe superior del Cuerpo Nacional de Policía, Pedro Luis Mélida, ha confesado a El Faro que éste es un asunto que le preocupa. “No creo que haya existido una entrada de armas en la ciudad, pero sí que existe una mayor utilización. No obstante sigo manteniendo que con la legislación que tenemos hoy día a nuestra disposición, el control de la frontera es imposible. Por tanto, por ahí pueden entrar cosas que es muy difícil que sean controladas por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad”, concreta.
Tanto CNP como Guardia Civil trabajan en investigaciones para atajar esta problemática, moviéndose en un panorama en el que los episodios delictivos, sea cual sea su móvil, están asomándose con demasiada frecuencia al principal panorama mediático.
Pero ¿quiénes están detrás de esta delincuencia violenta? Las fuerzas de seguridad no centran de manera exclusiva sus investigaciones en la existencia de bandas integradas por ceutíes o marroquíes asentados en el permeable tejido social local. El abanico se amplía desde el momento en que se tiene constancia de la presencia de delincuentes, con una amplísima hoja de antecedentes, que se asientan por temporadas en Ceuta y que podrían estar vinculados con algunos de esos delitos violentos. La Policía Nacional señala claramente a una parte del colectivo de argelinos, que se mueve en ese limbo en el que la posibilidad de expulsión queda mermada.
El CNP tiene claro que no todos los que están detrás de la delincuencia violenta que se está prodigando en la ciudad son los ceutíes integrados en bandas, algunos de los cuales atesoran varias buscas o, en otros casos sorprendentes, están limpios, sin fichar, aunque marcados por un varias sospechas sin confirmar.
La Policía ha detectado la presencia de un mayor número de argelinos que vienen marcados por cuantiosos delitos y antecedentes en su país. Tienen a sus espaldas un ramillete de detenciones pero se aferran a los resquicios de una legislación que impide que sean expulsados. Solicitan el derecho al asilo y mientras esa solicitud se encuentra en trámite se implican en actos delictivos a sabiendas de que, si son detenidos, no se les podrá expulsar. Se trata de súbditos argelinos que aparecen en la ciudad tras llegar por la frontera del Tarajal, cuya impermeabilización absoluta no es más que una promesa política incierta, o desembarcar directamente de la península. Mientras permanecen en Ceuta cometen delitos, abandonan o no el CETI, y están detrás de esa faceta criminal que nada tiene que ver con el ciudadano ceutí.
La criminalidad relacionada con esa delincuencia violenta, cuyo repunte fue reconocido incluso en las estadísticas que divulgó el Ministerio de Interior, no es puramente local.
El uso de armas, simuladas o no, para la comisión de delitos está a la orden del día. Hay jóvenes que las emplean para cometer atracos de tan solo 300 euros, sin reparo a agredir violentamente a sus víctimas si éstas oponen resistencia. Los que han sido esclarecidos por las fuerzas de seguridad arrojan perfiles de ex presidiarios o delincuentes comunes que no tienen reparo alguno en amedrentar a sus víctimas sustituyendo el arma blanca por la de fuego. Se ha dado un salto que, por repetido, ha terminado por ser común.
El jefe superior Mélida sentencia que “en este país hay cosas que salen baratas”, y sin que esto suponga una crítica directa al poder judicial, sí que alude a la “legislación que tenemos” como causante de una criminalidad que no encuentra reparos al comprobarse cómo delincuentes detenidos terminan en libertad gracias a los resquicios legales existentes.
Las claves
Tarajal/Príncipe
Atracos y solo algunas denuncias
En ambas zonas se han prodigado los robos y atracos perpetrados por individuos que, a plena luz del día, asaltan a marroquíes que se equivocan de camino o a aquellos que portan dinero porque van a realizar transacciones comerciales en las naves. Los propios vecinos del Príncipe denuncian sentirse inseguros por los integrantes de estos grupos que hacen uso de arma de fuego y son consumidores de estupefacientes.
Delincuencia
Otros actores
Al margen de estos delitos concretos perpetrados por ceutíes, la Policía sospecha que hay otros, que también se enmarcan dentro de la delincuencia organizada, que están cometidos por argelinos que arrastran antecedentes.
Sucesos
Robos violentos sin esclarecer
Al margen de las detenciones de algunos presuntos implicados en robos, quedan varios, de carácter violento, sin esclarecer. Entre ellos los perpetrados en viviendas como la del Serrallo de la familia Contreras, o en comercios, como el Salón Nevada o comercios de Hadú. En el centro todavía se recuerda el golpe magistral en la ‘Joyería Telemar’.