La Policía Nacional tiene que disparar salvas para dispersar a la masa, ávida de bultos

La afluencia de porteadores desborda un recinto con capacidad para que 3.000 personas circulen por sus calles, cifra que se sobrepasa. El desorbitado precio que pagan por cada fardo que pasa por el Biutz ha provocado el empadronamiento masivo en la provincia de Tetuán.

Lunes por la mañana y la inquietud vuelve a los polígonos del Tarajal. Cada día son más los marroquíes que cruzan la frontera –o que simplemente se quedan a dormir en Ceuta– cautivados por las ganacias que arroja el pase por el puente del Biutz de un paquete de mercancía sin identificar. Los fardos pequeños –cercanos a los 40x60 centímetros– cotizaron a unos 30 euros; los grandes rondaron los 70 euros y, de llevar dos de estos últimos, uno a cuestas y otro rondado, el beneficio se duplicaba, según estimaciones de los porteadores. Pero, ¿qué contienen estos codiciados paquetes? Comerciantes sospechan que, además de los productos declarados, podrían albergar productos tecnológicos y textil de marca que permitiría a los empresarios marroquíes, dueños de esos bienes, sufragar jornales tan altos. Tal afluencia de personas desborda un recinto con capacidad para que unas 3.000 personas circulen por su interior. Un embudo que, si soporta un volumen por encima de este nivel, solo trae desórdenes. Ayer quedó de manifiesto en la fila de hombres, donde los porteadores formaban un enjambre que pugnaba por avanzar hacia la calle conocida como del ‘Río o del Muro’, en los aledaños del Biutz, y donde se concentran las consignas que almacenan los bultos etiquetados por los comerciantes como de “dudosa procedencia”. Los mejor pagados. La Unidad de Intervención Policial del Cuerpo Nacional (UIP), sufre la presión de estos camalos por alcanzar el Biutz desde las 6:00 de la mañana. Un puñado de policías frente a centenares de hombres ansiosos por hacerse con un bulto y sin escatimar en tretas para conseguirlo: colándose en las filas; corriendo de manera alocada; empujando a compañeros; o fingiendo ser barrenderos, vendedores ambulantes o incluso minusválidos. Todo por ser los siguientes en bajar a los almacenes de la calle del ‘Río’. Ante los conatos de avalancha que se sucedían en el filtro bautizado como el ‘corralito’ –entre Alborán y La Chimenea–, uno de los antidisturbio desenfundó el fusil y efectuó al menos un disparo de fogueo al aire para dispersar a la multitud. La advertencia en forma de salva surtió efecto y los porteadores aplacaron los ánimos. La medida devolvió cierto orden a las colas y los policías pudieron ‘soltar’ a grupos de entre 20 y 30 personas que, con las manos alzadas como si se tratara de una detención multitudinaria, superaron el pasillo formado por dos furgones policiales. A partir de ahí, todo era darse prisa porque la experiencia les decía que la interrupción del paso por el Biutz estaba cerca. Marruecos cerró ayer los tornos sobre las 11:00, según quienes trabajan en el en torno del puente. Aunque las riadas humanas y ‘estampidas’ son una constante en la rutina de las naves, las fuerzas de seguridad tuvieron que contener ayer una nueva avalancha cuando un número elevado de camalos se abalanzaron sobre los agentes al conocer que el cierre del Biutz era inminente. Los porteadores se apelotonaron en los últimos metros previos a los tornos sin que, por fortuna, se produjesen heridos, según pudo conocer este periódico. Exceptuando ese momento, apuntaron las mismas fuentes, el día transcurrió con fluidez y sin altercados. El desorbitado precio que pagan al porteador por cada fardo que cruza por el Biutz –y traslada a la explanada de Castillejos donde lo espera el propietario de la mercancía– ha provocado el empadronamiento masivo de marroquíes en la provincia de Tetuán, tal y como lo explicaron ayer los propios porteadores. Los ciudadanos de esta región limítrofe con la ciudad autónoma no necesitan un visado para pasar a Ceuta, a diferencia de los del sur. Por este motivo, este segundo grupo opta, desde hace meses, por empadronarse en localidades como Castillejos, Rincón o Tetuán para disfrutar de unas ventajas que les permiten moverse con facilidad entre Ceuta y Marruecos para dedicarse al ‘comercio atípico’. Algunos camalos, que se declararon originarios de Tetuán, plantearon que el control sobre la letra que figura junto al número del pasaporte permitiría establecer una criba en el acceso a la ciudad autónoma. “Solo deberían autorizar la entrada a los que tienen una ‘L’, que indica que somos naturales de la provincia de Tetuán, que nos hemos venido por el interés”, denunciaron de forma pública quienes se manifiestan perjudicados por las aglomeraciones que, dicen, provocaron con su llegada. Por su parte, los comerciantes de los polígonos del Tarajal se quejaron por las circunstancias en las que tienen que desarrollar su actividad económica. “No podemos trabajar con una fila de personas que cruza por delante de la puerta de nuestros negocios durante la mañana”, protestó un empresario de La Chimenea; “parece que estamos en un lugar en guerra” . La Unidad de Prevención y Reacción de la Jefatura Superior de la Policía Nacional (UPR) volvió a servir de apoyo a la UIP destacado en los polígonos y la frontera, como ya hiciera la semana pasada. Ante las dificultades que se encuentran los agentes foráneos debido al repunte de porteadores, los compañeros locales les están reforzando durante esta para del día.