El Cuerpo Nacional de Policía está investigando la muerte violenta de un hombre de 67 años, José Luis Z.G., que vivía en el Pasaje Diamante, justo al lado de la Calle Canalejas. Fueron los vecinos quienes dieron aviso a la Policía alrededor de las 3 de la tarde cuando le echaron de menos, porque todas las mañanas salía a trabajar como representante de comercio de una conocida empresa de nuestra ciudad.
Los primeros agentes de Policía llegaron al lugar pasadas las 3 y media de la tarde y como esta persona vivía en la planta baja del edificio, con una escalera que le prestaron los vecinos, pudieron abrir el balcón y desde fuera comprobaron que esta persona había fallecido. Se llamó a un cerrajero para que pudiera abrir la puerta y fue entonces cuando accedieron los agentes de Policía Científica. Alrededor de las 4 de la tarde acudieron el juez de guardia y los forenses, donde tras un primer reconocimiento se ordenó el levantamiento del cadáver.
Al parecer, la muerte violenta de esta persona se produjo hacia las 4 de la madrugada. Un joven, que vive en uno de los pisos superiores, alrededor de esta hora escuchó jaleo en la planta baja y cómo había chillidos, pero no le dio mayor importancia. Sin embargo, cuando a mediodía los vecinos echaron de menos a José Luis Z.G. fue entonces cuando el joven le contó a su madre lo que había escuchado. Fue cuando aumentó la preocupación por parte de los vecinos, llamando de manera inmediata a la Policía porque entendían que algo grave había sucedido.
Cuando los primeros agentes de Policía entraron en la vivienda encontraron el cadáver de José Luis Z.G. en el interior del cuarto de baño con una toalla delante de la cara, como si el agresor o los agresores hubieran intentado asfixiarle. Además, todas las habitaciones presentaban grandes manchas de sangre en el suelo y el cuerpo del fallecido tenía muchos hematomas y golpes, como consecuencia de que le habían dado una gran paliza.
Los vecinos comentaban que José Luis era muy confiado y que abría la puerta de su casa a cualquier hora de la mañana o de la noche, con lo que suponen que no sería desconocida la persona o personas a las que dejó entrar como mínimo cuando ya había avanzado bastante la madrugada.
Los agentes de Policía invitaron a varios vecinos a que entraran en el domicilio y les señalaran si echaban algo de menos. Las personas que habían estado con anterioridad en casa del fallecido señalaron que había un plasma de grandes dimensiones que no estaba y que tampoco veían el teléfono. Además se da la circunstancia de que la puerta de entrada al domicilio tenía echada la llave cuando el cerrajero la forzó para que pudieran entrar los agentes. Con ello, se entiende que le quitaron las llaves después de matarle y tras llevarse el plasma, cerraron la puerta y echaron la llave.
José Luis Z.P. era una persona muy conocida en la zona porque vivía desde hacía muchos años en la misma casa y también en muchos pequeños establecimientos de ultramarinos, ya que su trabajo consistía en acudir a los mismos para que le encargaran los pedidos de los productos que representaba la firma para la que trabajaba.
Por otro lado, indicar que últimamente se están produciendo muchos robos en las viviendas de la zona del Recinto y calles adedañas, con entradas en las viviendas para robar y que están siendo denunciados por los vecinos.
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