Un agente que declaró ayer en la tercera sesión seguida en la Audiencia Nacional sospecha de la existencia de un depósito de armas nunca hallado
La Policía Nacional ha manifestado en el juicio seguido contra una supuesta célula radical que fue desarticulada en 2015 en el marco de la ‘Operación Chacal’, lo “complicado” que fue para los investigadores controlar a sus integrantes en un barrio “tan conflictivo” como El Príncipe, en el que además los acusados adoptaban medidas de seguridad sin apenas salir de él.
La Audiencia Nacional acogió ayer la tercera sesión del juicio seguido contra Farid Mohamed Al Lal, sus dos hermanos Mohamed y Yunes, de otra pareja de hermanos, Anuar y Reduan y de un sexto acusado, Abdel; el primero de los cuales se enfrenta a una petición del fiscal de doce años y medio de cárcel como presunto líder de la célula y los demás a diez años y medio, tal y como adelantó El Faro.
El citado testigo, uno de los responsables policiales de la operación, recordó que a los cuatro meses del inicio de las pesquisas tuvieron que llevar a cabo las detenciones, entre enero y marzo de 2015, ya que observaron que ya tenían armas con las que estaban en disposición de cometer atentados e incluso uno de los acusados comentó por teléfono a otro que quería “ir al paraíso”.
Ha explicado que trabajó “un número bastante importante de policías” pero aclaró que “era complicado tenerles controlados en todo momento sin que fueran detectados los agentes en una zona como El Príncipe cuando además eran tantos y operaban con medida de seguridad”.
“Es una zona bastante conflictiva y es muy complicado hacer vigilancia en el barrio del Príncipe”, recalcó. El testigo relató que entre las imágenes encontradas en los ordenadores de los detenidos se encuentran fotos en las que figuran menores familiares de los acusados empuñando armas y con banderas del Estado Islámico.
Destacó que el líder de la célula era Farid Mohamed Al Lal que también daba las órdenes para los atracos y robos con los que se financiaban y que hablaba con yihadistas de varias partes del mundo a través de las redes sociales.
Este policía ha manifestado que se les incautó una pistola aunque recalcó que sospecha que escondieron más armas en algún depósito que aún no ha sido encontrado porque aparecen con ellas en fotografías e hicieron referencia a las mismas en conversaciones telefónicas, que fueron intervenidas por los investigadores. No se pudo ir más allá de las meras sospechas de las fuerzas de seguridad. “Terrorismo, Dios es grande” En la sesión de ayer declararon otros once policías que participaron en la operación y una agente que relató que uno de los detenidos realizó una pintada en los calabozos de la Comisaría en la que se podía leer: "Terrorismo. Dios es grande". Los agentes respondieron a las preguntas que se les hacían aunque en su amplia mayoría se remitían a los informes ya presentados en su día, ya que en asuntos puntuales no recordaron matices que eran interesados por las distintas Defensas. Las sesiones judiciales terminarán la semana que viene según la previsión.