La tranquilidad en el Tarajal se pierde en cuestión de momentos. Cualquier paro, alguien que quiere colar un bulto y saltarse la fila o un empujón rompen la aparente tranquilidad en una zona de por sí caótica. No hay muertes porque los dioses están en esta parte de Ceuta, entender lo que aquí sucede es imposible. La apertura del nuevo puente ha causado un efecto llamada hasta el punto de que el número de personas que vienen a pasar bultos se ha duplicado. Hoy las colas eran interminables. Y en esas colas, de horas y horas, terminan formándose amagos de avalanchas o caídas de mujeres que tienen que ser trasladadas del lugar en ambulancias. Es un no parar. La Policía Local ha desplegado a buena parte de sus unidades en el polígono para hacerse cargo de lo que allí ocurre, pero hay episodios de tensión que ni siquiera pueden controlar. En las mismas circunstancias o peor están los vigilantes de seguridad, haciendo funciones más allá de sus competencias. Y en zonas como La Chimenea… colapsos… los comerciantes no pueden acceder a sus naves. No entienden cómo no se arregla el llano de Jomasa que debía haber estado ya operativo y preparado como zona de embolsamiento. La situación es desesperante. El experimento de Tarajal II no termina de amoldarse. A territorio español se ha desplazado un responsable marroquí de aduanas. Esta mañana la salida de bultos se ralentizó provocando retenciones en el interior. Si el recorrido del bulto no fluye, el atasco es mayor y mayor…. Hasta el Biutz. El viejo puente cerrado recuerda una época con muchas oscuridades, reino de plantos y de selección de mercancías. Hoy los porteadores dicen que están más contentos porque pasan más bultos. Pero esto ha causado un efecto llamada que amenaza con no poder ser controlado. Hoy, eso sí, se ha clausurado la escalera de la muerte. Era una vergüenza lo que se vio ayer, pudo haber ocurrido una tragedia. Hoy, unas vallas, impedían el tránsito en donde murieron dos mujeres en 2009. Nada se puede dar por seguro en esta zona que también es Ceuta, en donde debe haber reglas, orden, control… pero son palabras imposibles. Es el mundo Tarajal, caso aparte. La otra Ceuta.