La playa del olvido

Delegación del Gobierno confía en tener el ‘Tarajal II’ operativo el 15 de junio. ¿Es capaz de garantizar que la playa del Tarajal no será ocupada por los porteadores? Nadie responde.

La Ciudad celebra con la euforia habitual la consecución, otro verano más, de las dos banderas azules en La Ribera y el Chorrillo. Son pocas. Quieren una tercera. Lo confesaba el propio portavoz del Ejecutivo, Jacob Hachuel, en los preliminares del inicio de una temporada de baño que, en Ceuta, siempre llega adelantada. El mensaje choca con una realidad sobre la que, parece, pretenden pasar de puntillas las administraciones: ¿qué soluciones tienen pensadas para que los vecinos del Príncipe y de la Almadraba puedan utilizar su playa, la del Tarajal?
La Delegación del Gobierno, que fue la que, en diciembre pasado, dio instrucciones a la Guardia Civil para que usara la playa como particular área de descanso para los porteadores, ante el temor de que las continuadas avalanchas terminarán en tragedia, se aferra a una fecha. La del 15 de junio. Es cuando espera tener operativo el ‘Tarajal II’ para poder echar el cierre definitivo al Biutz y garantizar el ansiado orden en los polígonos.
Es la tercera vez que se cambia de plazos y este último parece que no es todavía seguro. Las obras que faltan para lograr la apertura del paso deben comenzar mañana (empezarán a ser visibles en unos días ya que, de momento, hay que iniciar los pasos puramente administrativos), pero todavía nada se sabe del contrato de seguridad privada, del que depende que se pueda coordinar la vigilancia en la zona y, sobre todo, el ordenamiento de los porteadores así como el posterior reparto de funciones entre la Policía Nacional y la Guardia Civil.
El hecho objetivo y constatado es que la Benemérita no ha recibido a fecha de hoy ninguna instrucción contraria al modus operandi que lleva siguiendo desde diciembre: ir conteniendo a los porteadores sobre el arenal para, luego, permitir su salida en grupos al objeto de evitar las situaciones dramáticas que se estuvieron reproduciendo a diario a finales del pasado año y que, de hecho, todavía se repiten aunque de manera más aislada.
El uso del Tarajal como espacio de contención de los camalos ya se ha convertido en una costumbre para éstos, con lo cual habrá que trabajar en el sentido contrario, es decir, en hacer que, una vez Marruecos cierre su paso de mercancías (ya que es el vecino país el que marca el horario) los porteadores no acudan a la playa para esperar el momento óptimo de pase de los bultos por la frontera.
Y frente a todo esto asoman las víctimas, que no son otras que los cientos de vecinos de las barriadas que nacen alrededor de esta playa y que ven cómo se les ha arrebatado este lugar. No lo pueden usar ahora ni tampoco parece que vayan a poder usarlo de inmediato, debido a la degradación que ha sufrido un arenal que ha sido utilizado para todo y por todos los porteadores.
Las asociaciones de vecinos de las barriadas afectadas han denunciado la situación en la que se encuentran a través de El Faro. Queja a la que se ha unido una tímida reacción política por parte de la oposición. Nada más. Es como si se aceptara como algo lógico que cientos de vecinos pierdan su playa por una problemática externa mal dirigida desde el principio.
Mañana, como cada día, los GRS ordenarán las filas de camalos a pie de Tarajal. Y así lo harán si no hay quien dictamine lo contrario. Digno lugar para recibir la tercera bandera azul a la que aspira la Ciudad Autónoma. Aunque, eso sí, algo más desteñida.