Buen artículo este jueves pasado de Aróstegui, que un día tuve a bien saludar por primera vez -aunque nos cruzábamos a diario en el portalón del Instituto- adquiriendo la prensa en el kiosco de mi barriada de la Puntilla, donde curiosamente sobresalía un fascículo de filosofía, aquella disciplina del saber que su padre y mi admirado profesor, y de toda una generación de alumnos del Instituto de Enseñanza Media de Ceuta -antiguo «Hispano-Marroquí» y el único que existía en aquellos años en la ciudad- ejerció magistralmente durante años, y que sin lugar a dudas nos dejó a cada uno de sus alumnos, su impronta. En mi caso, puedo significar, que además del gusto por la elucubración y la reflexión escrita derivada de las obligatorias redacciones de las lecciones de clase, conservo la misma costumbre de fumar en pipa, que copie de su imagen envuelto en el olor y en el humo de su cachimba en mano, mientras andaba y desandaba -al más puro estilo griego de la peripatética- cuan largo era el aula...
Y hemos leído el susodicho artículo en profundidad, párrafo a párrafo, intentando comprender aquello que bulle en la cabeza de este contradictorio, polémico y reflexivo político ceutí, al que me siento cercano en su forma y manera de interpretar el futuro de nuestra ciudad. Sin embargo, en mi opinión la suerte está echada, y poco puede ya cambiar el destino de la historia, que al parecer ya tomó partido, y se nos antoja difícil de cambiar. Bien dice el pedagogo, que el cambio poblacional empezó a invertirse hasta igualarse en las poblaciones mayoritarias en la ciudad. Efectivamente, a partir de 1978, promulgada la Constitución, las «Tarjetas Estadísticas» de la población ceutí de origen magrebí fueron sustituidas por el «Documento Nacional de Identidad» para la población mora (*) nacida en Ceuta.
Y, quiera, para mi asombro, que Aróstegi, pretende empeñar el futuro de una concordia ciudadana entre las dos comunidades -no me gusta la denominación de musulmanes y cristianos como las fiestas del levante español, sino más bien la europea oriunda de Portugal y España, y la mora, oriunda de Marruecos- en la construcción de un piscina... Sí, así como lo oyen, todo el futuro de la convivencia ciudadana en la presentación a bombo y platillo, para dar empaque y categoría urbanística a la barriada del Príncipe, a una exultante piscina municipal, que haría de catalizador para la armonización e integración de las bienaventuradas comunidades de nuestra capital...
Ver para creer... Dejo constancia en mi admiración y lector asiduo de los artículos del sindicalista de CCOO; sin embargo, en este asunto de marras, creo que ha sobreactuado, o al menos ha exagerado la repercusión mediática que pudiera tener el equipamiento de una piscina; porque una piscina más o menos no cambia los hechos objetivos de la historia, ni conseguirá cambiarla. Pues, como hemos apuntado más arriba la suerte del devenir futuro de Ceuta, ya está echada... Sí; «Alea, iacta est», que decían los latinos, porque si en cuarenta años se ha pasado del 15 o 20 al 50%, en los próximos veinte años lo predecible sea que la comunidad magrebí supere ampliamente el 50%. Y, en ese punto todo el andamiaje institucional y de poder de la ciudad puede cambiar de manos de manera natural, y políticamente correcta a través de las urnas y un ciudadano un voto.
A nuestro modo de entender, no es una piscina lo que necesita de urgencia el Príncipe para homologarse a otros barrios de la ciudad; ni demoler una torre sin autorización para construirse; ni acondicionar esta o aquella zona de la barriada, parcheando lo que bien sabemos todos desde hace años que es imposible parchear por tiempo sin termino; sino un verdadera remodelación estructural y urbanístico de toda de la zona del Príncipe en su conjunto, que rehabilite en profundidad su desigual y anárquico casco donde habitan miles de ciudadanos ceutíes. No es tiempo ya de acondicionar aquella calle, derribar una casa mal construida, arreglar el alumbrado, abrir una nueva vía de saneamiento o habilitar con equipamientos un recinto determinado; sino de entrar a mayores con escuadra y cartabón y trazar calles de manera racional, donde puedan entrar los servicios de urgencias como ambulancias, bomberos, protección civil, policía y demás... Diseñar con recursos económicos propios del Estado, un proyecto urbanístico renovado y definitivo con nuevas viviendas de protección oficial, que haga salir al barrio de la infravivienda, y vaya perfilándose otro paisaje urbano más acorde con conceptos urbanísticos propios de la modernidad del nuevo siglo, que nos aleje de la precariedad actual que llena de angustia insultante a los vecinos. Y que bien sabemos, qué hace del Príncipe una barriada marginal, escenario de telenovelas de ciertas mezquinas televisiones donde la delincuencia, la falta de recursos, el paro y el yihadismo parecen alcanzar su máximo protagonismo...
En el artículo de Aróstegui nos llama la atención un párrafo que continuación citamos literalmente, a saber: «Es preciso hacer hincapié en que no se trata sólo de invertir en infraestructuras (más que justificadas) o implantar servicios públicos (más que necesarios); sino también de poner en marcha políticas capaces de combatir (hasta extinguir) la pobreza y, sobre todo, la marginación (incluyendo con vitola de prioridad la creación de empleo)». Si bien, estamos plenamente de acuerdo con él, en su planteamiento, se nos antoja difícil su ejecución, pues harto complicado supone extinguir la pobreza y combatir el paro estructural de nuestra ciudad; porque es claro que no se puede sacar agua de un pozo seco, y en el caso que nos ocupa la creación de empleo no nos parece una tarea más allá de la voluntad política de los políticos de turno; sino de la propia estructura social y económica de nuestra capital.
Sólo con mirar los ratios económicos(**) de la ciudad nos basta para darnos cuenta que nos situamos a la cola del país -11.204 parados, que representa el 32,4% del activo del total de los trabajadores, por detrás de la comunidad autónoma andaluza que también registra las peores estadísticas del paro y la marginalidad. No es por tanto una acción política determinada o de un partido la que lleva a Ceuta a la preocupante situación de falta de empleo y como consecuencia de la falta de recursos de las familias; sino de una determinada estructura social y económica de nuestra localidad derivada de una ciudad militar durante siglos, donde cubría principalmente las necesidades de esta población castrense. La apertura de nuestra urbe a otro modelo diferente o en exclusividad del castrense, no es tarea fácil ni puede llevarnos a engaños ni a falsas promesas electorales que nunca podrían cumplirse. Ni a corto ni a mediano plazo, hay en nuestra ciudad trabajo para todos los desempleados que ya hemos apuntado más arriba rebasan la cifra de 11.000 trabajadores, más del 30 %, de la población en edad de trabajar; que aún más si cabe, las listas del paro se ampliaran porque la población ha crecido de manera considerable sin que los instrumentos económicos hayan crecido a la par... Por tanto, las cosas claras, y tonterías las mínimas, porque los políticos tienen sus bolsillos llenos y andan ahora ante tanta elección por venir, a la casa del voto que les mantenga en su posiciones de privilegios...
De manera necesaria, muchos de los muchachos que ahora rondan los primeros años de la juventud -como en su día hicimos muchos paisanos- tendrán que decir adiós a la ciudad que le vio nacer, y emprender otros horizontes tanto en la península como en otros países, para buscarse la vida de la mejor forma que sepan y entiendan. Y, cuanto antes lo entiendan será mejor para que comprueben que la realidad es la que es, y sepan elegir el mejor futuro que puedan alcanzar. A Ceuta se la ama y nunca podremos olvidarla; sin embargo, tiene sus propias limitaciones que no se pueden obviar, y no se puede revertir por más que lo deseemos. La mejor enseñanza que podemos darle a los jóvenes, es que la vida existe fuera de nuestra ciudad, aunque como Ulises, siempre nos gustará retornar a nuestra Ítaca, bien sea tomando el transbordador o subiéndonos a lomos el mejor sueño desde la distancia...
Dada su trascendencia, dejaremos para otro artículo la cuestión del paro estructural en Ceuta, que devasta y pone al pie del abismo el futuro de nuestra ciudad. Aunque contemplando con objetividad todos los parámetros económicos de nuestra localidad, con diferentes condicionantes a veces insuperables, a saber: la limitación del territorio de sólo 19 Km2; la situación caótica de la frontera que asfixia al comercio y ha llevado al cierre de tradicionales marcas como la perfumería Roma; la desaparición del sector extractivo de la pesca, y la posterior venta del producto pesquero y su comercialización en lonjas y mercados; la desaparición del tejido industrial que a través de los años y debido al aislamiento de nuestro municipio se había ido creando de manera autárquica, como las instalaciones conserveras -12 fábricas- ubicadas en el litoral de la playa de la Rivera y el «Abujero de la Sardina», que se prolongaban hasta principiar el Recinto en los caseríos de debajo de la Glorieta y Casinillo de la legión en la playa de Fuente Caballo, y en la zona de la Almadraba; así como la fabricas autóctonas de cervezas África Star, y de las gaseosas Frutchampagne y Kist, y sifones y refrescos de la empresa de los hermanos Weil -Ceuta y Melilla-, y la instalación harinera del muelle de levante Alfau; y los diferentes varaderos que se abrían tanto debajo del Puente Almina, como el de Kaddur, en el comienzo del Muelle Cañonero Dato y España, y en el Tarajal, donde los pesqueros se botaban interponiendo palos con cebos en la arena para deslizarlos hasta que flotaban en el añil del mar...
Y, finalmente, un tráfico portuario en alza que suministraba bunquering desde Ybarrola y la Ducar a los barcos mercantes y a las diferentes flotas de pesca de Andalucía -Algeciras, Barbate, Cádiz, Puerto de Santa María- que también hacían provisiones en los ultramarinos y efectos navales de los hermanos Buades, así como nieve en la fábrica de hielo del dique de poniente de la Puntilla. Una Ceuta, a decir verdad, que daba trabajo a su población, con una pequeña industria y un comercio propio, que junto el servicio empleado en suministrar al estamento militar - ámbito principal y razón de ser de Ceuta desde 1415, en que después de conquistada se convierte en plaza fuerte militar de Portugal y después de España- completaba una economía sencilla que posibilitaba una vida digna adecuada a la mayor parte de su población, aunque mirando siempre el coste y el gasto de cada peseta...
Se ha de tener en cuenta que en nuestro municipio no se generan puestos de trabajo con sectores primarios de la agricultura y la pesca: el primero porque dada la limitación de nuestro exiguo territorio no existe; y el segundo, porque la otrora importante flota pesquera de más de 100 barcos -daba trabajo aproximadamente alrededor de 3000 operarios***, entre puestos directos e indirectos de talleres de reparaciones y efectos navales y ferreterías y ultramarinos de aprovisionamiento-, a partir del año 1956 de la independencia de Marruecos, fue disminuyendo hasta prácticamente desaparecer en la actualidad. Y el sector industrial autóctono, que ya hemos mencionado anteriormente, también fue dejándose morir, porque en vez de potenciarse para la consolidación del tejido empresarial, se puso todo el empeño en el comercio del «paraguayo», que fue pan para hoy y hambre para mañana, además de durar lo que duró... De tal manera, que desaparecidas los sectores primarios y la industria autóctona, sólo el comercio hacia Marruecos -dado los altos precios de los transbordadores por cruzar el Estrecho y atraer viajeros- tiene una cierta viabilidad, que se ve frutado por los problemas de caos circulatorio de la zona, que hace imposible por el dilatado tiempo de esperar en cruzar la frontera de los turistas marroquíes.
Así pues, el Ayuntamiento queda como el ámbito principal y verdadero motor donde se genera más empleo en la ciudad, y los ceutíes deambulan presurosas por alcanzar un puesto de funcionario en dicha entidad, que les asegure el futuro de por vida, o al menos, mientras dure el partido que gobierna junto a la carrera de la estatua de Sánchez Prado, que bien sabemos que más que gobernar, ejerce como una agencia de colocación de los suyos y para los suyos en exclusividad...
Nada se puede objetar al proceso iniciado hace cuarenta años con la promulgación de la constitución de 1978. La historia es como la marea, va y viene, se allega de nuevo y se torna a ir... Y, ahora nuestra amada ciudad está retornando de manera natural, a sus antiguos pobladores que fueron un día arrojados por la fuerza de las armas... Así es el devenir de la historia, duro, atávico, y lleno de devastación para unos; y, alentadores y sumamente gratificante para otros....
Sin embargo, tal vez la historia en nuestra ciudad haga un guiño a las propuestas “reconciliadoras” de Aróstegui, y consigan romper la rueda del destino: el “Karma” del que habla la milenaria religión hindú, y rompa la suerte de idas y venidas, de luchas y violencias, de espadas contra espadas, de muertes innecesarias e inútiles, de falta de diálogos; y, en definitiva, de abandono de supremacías, de intolerancias, de batallas antiguas donde sólo ganan los fanáticos y los actos reprimidos de sus conciencias...
Aunque el dicho latino, a saber “Alea, iacta est”, este ahí y nos golpee a diario como golpea el mar con bravura contra los acantilados; no puede alejarnos del compromiso de alcanzar una oportunidad de hacer viable el sueño de una ciudad. Una ciudad llamada Ceuta, donde cada ciudadano sea el crisol de la propia historias acaecida en siglos, y donde las diferentes culturas y razas integren exultantes sus almas; más dijéramos, sus almas enamoradas, sus almas eternas...
Notas
(*) Para mi forma de entender la palabra «moro o magrebí» no tiene ningún sentido peyorativo, mis dos hijas, tienen nombres moros: Yazmina y Azahara, y yo mismo me considero tanto moro como cristiano a partes iguales, porque nacimos de esta parte del litoral, que me hace sentirme más cercano a África, que a Europa, por lo tanto reivindico este antiguo vocablo, que prefiero a los eufemismos al uso para no nombrarlo, pongamos: musulmán, mahometano, agareno, islamita, ismaelita, árabe, arábigo, bereber, sarraceno, muslim o islámico, todas referidas al sentimiento religioso, siendo tal vez la voz «magrebí» la más apropiada, porque va referida a habitante del Magreb a secas...
(**) Desempleo de Ceuta en enero 2019, según el diario económico “Expansión”:
Población : Ceuta
Porcentaje de paro: 32,97%
Desempleados: 11.204
Población (empadronados): 85.144
(***) La flota pesquera de Ceuta, principalmente conformada por traíñas, además de marrajeras, artesanales de redes de trasmallos y algunas “Vacas” -barcas de arrastre- superaba de largo los 100 pesqueros, que daba trabajo a más 3000 trabajadores relacionados con el sector -talleres de pintura, carpintería, tornos de diferentes piezas, redes, motores, galvanizados, ferreterías, efectos navales y varaderos, entre otros-, pues se considera en términos económicos relacionados con las ratios de este sector primario, que cada puesto directo es capaz de generar 3 puestos indirectos; pues hay que tener en cuenta que en muchas de las traíñas se enrolaban alrededor de entre 15 y 20 marineros, que a día de hoy podemos comprobar consiguientemente con la flota del pueblo gaditano de Barbate, donde la media de los tripulantes embarcados en cada traíña alcanza los 18 hombres.
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