Categorías: Opinión

La peligrosa ingenuidad de Mabel

Recientemente se celebraron, en Madrid, unas Jornadas sobre la integración de la comunidad musulmana en la sociedad española por encargo del ministerio del Interior, en las que intervinieron el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA) representantes del Centro de Investigación sobre Gobernanza de Riesgo, el Director Gral. de Cooperación Jurídica Internacional y Relaciones con las Confesiones, la secretaría de Estado de Seguridad, el Director de la Fundación Pluralismo y Convivencia, el Concejal Presidente del Distrito Centro del Ayuntamiento de Madrid, y la señora Mabel Deu, por la Ciudad de Ceuta, que disertó sobre la ponencia “La Ciudad Autónoma como vertebradora de la Convivencia”. El objetivo de las citadas Jornadas fue poner de relieve las iniciativas desarrolladas hasta el momento por organismos públicos y privados para propiciar una mayor integración de la Comunidad Musulmana en España. En concreto, las Jornadas se enmarcan en la Estrategia Integral contra el Terrorismo Internacional y la Radicalización que el Gobierno de España ha puesto en marcha. Así reza, de este modo, el protocolo que se distribuyó para anunciar las mencionadas Jornadas.
Todo lo anterior merece, obviamente, una reflexión, aunque no sea demasiado exhaustiva, pero reflexión al fin y al cabo. He aquí una pregunta: si a España han llegado millones personas de diferentes nacionalidades, continentes y religiones, ¿qué los hace, a los musulmanes, tan inintegrables en nuestras sociedades, que es preciso organizar unas Jornadas sobre su integración? No hay que devanarse demasiado los sesos para hallar la respuesta adecuada: ‘su religión’. He ahí el problema. Laarbi Maateis, líder de la UCIDCE, en una entrevista, planteó la disyuntiva de si para integrarse en el tejido social español hay que dejar de practicar su religión. Más claro, agua. Los rezos, el ayuno, las comidas, los alimentos, el sistema escolar, las vestimentas, y el problema secular y ancestral de la mujer les ponen trabas a la hora de integrarse en la sociedad occidental y vivir codo con codo con sus nuevos conciudadanos. El que llega a una sociedad no debe empezar poniendo pegas para integrarse en ella. Caso contrario, te vuelves a la tuya o no salgas de ella. Una vez aquí hay que poner toda la carne en el asador y tener en cuenta que el país de origen y sus costumbres y cultura quedaron muy atrás y se debe empezar una vida nueva y diferente. No se va a cambiar la cultura y las costumbres del país de acogida para que tú te integres sin problemas, recuérdalo. Si no te integras, el gueto te abrirá sus puerta, caerás por voluntad propia en la marginación social, y el rencor, el victimismo, y el odio al Otro se apoderarán de ti y te morderán el corazón. A integrarse hay que empezar por uno mismo y dejar atrás las costumbres, la cultura y la religión del país que te vio nacer. País nuevo, vida nueva.
Otra pregunta: ¿por qué en estas Jornadas se han mezclado la integración de los musulmanes y la Estrategia Integral contra el Terrorismo Internacional? La respuesta parece fácil: pues porque el musulmán se frustra y se desorienta al ver que la sociedad a la que ha llegado no se parece en nada a la de origen. Nadie lo vigila para la oración. Nadie le obliga a nada salvo a respetar las leyes y la libertad del resto de las personas que conviven junto a él. Esto último se le hace muy cuesta arriba: reconocer que los ciudadanos tienen sus derechos individuales, algo que no existe en su sociedad teocrática, en donde los derechos son colectivos. La colectividad es la que te marca las pautas de vida. Allí, el individuo no es nada por sí mismo. Todo ello lo desorienta, lo turba, lo frustra y lo va apartando lentamente pero sin pausa de la integración en el tejido social. El gueto lo espera, entonces, con los brazos abiertos y allí, en el gueto, lo estará esperando, también, el barbudo correspondiente para acogerlo, protegerlo, manipularlo, envenenarlo, envilecerlo, fanatizarlo y emputecerlo contra la sociedad que está ahí afuera, la pecadora. Ya está el trabajo hecho. Y ya está listo para la radicalización, para la violencia y el terrorismo ideológico-religioso. Se acaba de convertir en un problema para la sociedad de acogida. De todo esto se sigue, pues, la necesidad de aunar, en el título de las Jornadas, ‘Integración y Terrorismo Internacional y Radicalización’.
Por fin, Mabel Deu. Desconozco el contenido de la ponencia de Mabel Deu. Pero su título es bastante elocuente. Pero, ¿cómo vertebra la Ciudad la convivencia? ¿Mediante los premios Convivencia? ¿O tal vez  concediéndole 120.000 euros a UCIDCE? El líder de esta asociación es el citado Maateis, que a su vez está demasiado cercano al Tabligh, y ya sabemos qué es y quiénes forman el Tabligh y su ideología respecto de la integración en las sociedades. El Tabligh ya no debe ser un desconocido para la señora Mabel Deu y su partido. ¿Han comprado, pues, por 120.000 euros la tranquilidad del mundo musulmán afín al Tabligh? He aquí la política ingenua de la ingenua Mabel.

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