La pedrada que paró el otro lado del Biutz

La agresión a un aduanero marroquí interrumpió 45 minutos el paso de bultos. Los comerciantes se quejaron de que la UIP les negó la entrada a ellos y sus empleados.

La violencia en la que está envuelto el comercio atípico –empujones, aplastamientos, golpes, avalanchas...– no es exclusivo de los polígonos del Tarajal. Al otro lado de los tornos del puente del Biutz, donde la soberanía es marroquí, las agresiones también se producen, incluso, contra la autoridad.
El cierre del paso de mercancías entre ambos territorios durante unos 45 minutos, con la crispación que genera en las colas, llevó hasta un agente de Aduanas que, mientras cumplía con su misión en suelo marroquí, recibió el impacto de un objeto que le abrió una brecha en la cabeza. El incidente se produjo sobre las 10:30 y, hasta las 11:15, no se restableció la normalidad en el tránsito de paquetes ya que los aduaneros se desplegaron en busca del autor del estacazo.
La espiral de las quejas en torno a los polígonos del Tarajal vuelve a girar con la reapertura del Biutz. Los empresarios de La Chimenea y la Fase II criticaron esta interrupción temporal del paso –suscitada por la agresión al agente marroquí– porque, aseguraron, se reduce la franja de actividad y los camalos devuelven a los almacenes aquellos productos que no consiguieron cruzar al reino alauí. Los empresarios calcularon que los tornos se pararon a las 11:30 y que ya no funcionaron más. Otros aseguraron que la frenética tarea de portear prosiguió a partir de las 11:15 y, cuando quedaban 20 minutos para el cierre –12:40–, las autoridades marroquíes decidieron bloquear el puente porque la ‘jaula’ con la que conecta se encontraba saturada de personas que no habían conseguido salir aún.            
La disconformidad entre los comerciantes de la Fase II con las limitaciones al tamaño del bulto de mantas, que puede contener un máximo de 12, quedó patente. Los empresarios consultados recriminaron a las autoridades que un bulto de estas dimensiones “no sale rentable” para ninguna de las partes implicadas en la venta.  “El mayor volumen de la manta dificulta que se ajuste a los 40x60 centímetros, por eso proponemos que sean paquetes de 20”, expuso uno de los afectados. Aseguraron que en la Fase II, quien más caja hizo ayer, ganó 40 euros. Sin embargo, fueron los propios presidentes de los cuatro polígonos quienes, sentados con el delegado del gobierno, suscribieron esta medida que ahora crea fricciones.
Las mantas acapararon el protagonismo en esta jornada. Comerciantes de la misma fase aseguraron que los auxiliares de seguridad retiraban de la cola a las mujeres que portaban este producto aunque, según apuntaron otros, la intención de estos efectivos era cumplir con las instrucciones del Gobierno de la Plaza de los Reyes y evitar el atasco en los tornos.  
Fue en la fila femenina donde estalló la única avalancha que trascendió ayer, la cual contuvieron los policías nacionales de la UIP y los trabajadores de Seguriber. Según la Fase II, los plantos –presuntos colaboradores ilegales de la Policía Nacional que sustituyeron los auxiliares de seguridad–  han vuelto a tomar el control con este grupo de la UIP porque les conocen de un servicio anterior en el Tarajal. “Son los plantos los que provocan las avalanchas dando preferencia a sus bultos”, aseguraron.
La ristra de denuncias públicas continuó con la restricción a la libre circulación de empresarios, empleados y clientes en los polígonos, según manifestaron en La Chimenea y la Fase II. También reprocharon al personal de seguridad que no medie entre la Policía Nacional y los comerciantes cuando la UIP les deniega el acceso a sus propios negocios. Otros afirmaron que hubo libre tránsito.