La Ciudad puso ayer en marcha el otro dispositivo de la Mochila, el que se encarga de devolver la situación normal a nuestros montes, retirando la basura que otros han ‘olvidado’ allí. Se hicieron recomendaciones, se instó a la ciudadanía a cuidar lo que es de todos, se pusieron papeleras y contenedores suficientes... pero a pesar de todo esto, hubo demasiadas personas que optaron por ser unos incívicos y dejar la basura generada en la jornada festiva allí desperdigada.
Desde primera hora de la mañana hubo muchísimas personas que se pusieron manos a la obra para retirar la basura, para llenar bolsas y depósitos con todos los residuos que otros dejaron. No es una escena nueva, se repite desgraciadamente cada vez que se cumple con esta tradición caballa.
Lamentablemente hay personas que no aprenden, que cometen atentados diarios contra el medio ambiente, que dejan las basuras y ensucian un entorno que es de todos. Por muchas recomendaciones que se hagan, no cambian.
Es la otra cara de la Mochila, la de aquellos que no saben vivir/convivir, la de quienes pisan el trabajo de otros y dañan los espacios colectivos. No hay derecho, pero sucede. Quizá habría que replantearse el llevar a cabo acciones contundentes para sancionar debidamente este tipo de comportamientos. Quizá sea la única manera que algunos entiendan para evitar estos ‘días después’.
La suciedad es una forma de incivismo. En España tenemos ruido, suciedad, chillidos, etc. E incluso las personalidades mediaticas son vulgares, zafias, soeces sean al partido, a la religión o a la región a la que pertenezcan: la Aguirre, El Rufián, el Losantos, el Willy Toledo, el Zornoza ...
Y en Ceuta ya ni hablar.
https://elpais.com/cultura/2018/11/02/actualidad/1541168320_824542.html