La obra de la Nacional 352 parece condenada a no ver su fecha de finalización. Los diferentes contratiempos que se han ido desencadenando en los últimos años desde que se iniciase la han arrojado a un letargo que lejos de abandonarla ha vuelto a prolongar la fecha establecida para el cese de los trabajos. Después de que la zona próxima a los antiguos terrenos del Jato sufrieran un desprendimiento de tierra la pasada semana al introducir unos micropilotes, los técnicos del Ministerio de Fomento determinaron el pasado lunes que las acciones que se van a emprender para repararlo no le permitirán continuar con la celeridad debida.
La obra llevada a cabo como parte de la primera fase sufrió unos desprendimientos en la zona superior de la carretera nacional que, como muchos se temían, van a terminar afectando a los plazos. Según la valoración y el análisis realizado por los técnicos la ‘reparación’ mejorará el proyecto inicial, para la que se contempla un macropilotaje o, en jerga especializada, un afeitado del terreno, que nivelará la zona afectada con la del colegio Príncipe Felipe, por una parte, y se realizará una pasarela directa al centro de Salud del Tarajal.
Desde los servicios centrales del Ministerio se lamentan de este último incidente porque según han informado los trabajos avanzan notablemente y a un ritmo que iba a permitir cumplir con el plazo establecido para después del verano. Aunque no han podido determinar con exactitud la nueva mejora, probablemente se extenderá un par de meses.
Ferrovial, que desde el pasado enero se encarga de las obras, afronta una tarea caracterizada por la celeridad, por lo que ha establecido turnos de trabajo que abarcan las 24 horas, como medida intensiva para cumplir con la fecha establecida. La premura en finalizar también va acompañada por la necesidad de agilizar la problemática fronteriza, ya que las avalanchas se ven aupadas por unos trabajos inconclusos.
La obra de remodelación integral fue adjudicada en marzo del pasado año pero no fue hasta el mes de julio cuando comenzaron los trabajos, para los que se había establecido un plazo de quince meses, es decir, deberían haber finalizado el pasado septiembre. Aquel proyecto tenía como objetivo acabar con el cuello de botella que sufre el Tarajal y para ello se había contemplado la apertura de siete carriles, siendo uno de ellos de utilización exclusiva para las fuerzas de seguridad.