Categorías: Cultura y Tradiciones

“La música es como andar o respirar, está dentro de la naturaleza”

{jaimage crop="TC" /}Hijo de andaluces residentes en el Protectorado Español en Marruecos, la retirada de finales de los años 50 provocó la llegada de la familia Niebla a Ceuta. Fue por ello que Salvador Niebla, uno de los músicos más reputados de nuestro país, nació aquí. Pocos años después, ya en tierras catalanas, se enamoraría de la batería. Un instrumento al que lleva ligado más de cuatro décadas. Sin embargo, no se quedó ahí. Además de trabajar con grandes artistas, desde Joan Manuel Serrat a Lola Flores, Niebla compone para ámbitos de lo más diversos. Del cine a la publicidad, pasando por el ballet... y el deporte. Y es que desde el año 2000 Niebla ha colaborado codo con codo con la renombrada selección nacional de natación sincronizada entrenada por Anne Tarrés. Ha compuesto la música y les ha invitado a contar historias desde el agua. Por eso las medallas olímpicas también son, en cierta manera, un poco suyas. Niebla habla con ‘El Faro’ desde Barcelona, donde reside, agradecido de que su ciudad natal se acuerde de él cada vez que consigue nuevos éxitos.
–¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar para el equipo nacional de natación sincronizada?
–Hace muchísimo tiempo, allá por 1996, hice un proyecto médico con el Hospital de Sant Cugat para realizar una prueba de resistencia y estuve 27 horas tocando la batería. A partir de ello se estableció una relación muy grande con el centro de alto rendimiento de Barcelona y en el año 2000, cuando debían ir a los Juegos Olímpicos de Sydney, me ofrecieron la posibilidad de ayudarlas. En aquel entonces, si no recuerdo mal, estaban en el puesto 22, apenas acababan de empezar. Ahora son muy conocidas pero en aquel momento no tenían reconocimiento ni ayuda de ningún tipo. Ahí nació todo y desde entonces el equipo comenzó a subir, a conseguir medallas y llegar a donde están ahora, en el segundo y tercer puesto a nivel mundial.
–El éxito es de ellas, pero también suyo, ¿qué parte de él considera que se debe a la composición musical?
–Es algo que no debo decir yo, aunque algo tendrá que ver. No sé si se ha fijado que muchas veces estos equipos, más que componer, cogen trozos de música según el ejercicio que deben hacer hasta configurar una especie de ‘collage’ de diferentes estilos musicales que a veces están muy mal colocados. Yo prime el hecho de que desarrollásemos historias, comentarles que a en realidad lo que ellas hacen es ‘ballet acuático’. Aunque es un deporte está en la ‘borderline’ del arte, que nació con la actriz estadounidense Esther Williams allá en los años 40 al aportar el concepto de la danza en el agua a través de sus películas. Una combinación entre arte y deporte que en los últimos años ha alcanzado un gran auge en nuestro país, ya desde el equipo anterior con Gemma Mengual y Paola Tirados.
–¿Cómo es el proceso de creación? ¿Cómo se gesta todo?
–Primero tratamos de buscar una idea y, una vez que la tenemos, trabajamos sobre ella. A veces la aporta Ana Tarrés, la entrenadora, a veces yo... Lo que sí que intento siempre es darle cuerpo para que sea una historia, sea un ballet. Esto es algo que a veces no es fácil porque ellas se tienen que acostumbrar a escuchar la música, ver qué figuras pueden hacer... Siempre les recuerdo la importancia de que las figuras que hagan guarden relación con la historia que estamos explicando. En el caso de este año, por ejemplo, estábamos hablando del océano, así que tenían que hacer saltos imitando a los delfines, figuras en que se pudieran ver cangrejos... En todo momento la gente debía comprender que se le estaba explicando una historia sobre el mar.
–Ha trabajado en muchos ámbitos. Cine, teatro, publicidad... también, como vemos, el deporte. ¿Qué diferencias encuentra a la hora de componer para cada uno?
–La diferencia más grande es que las nadadoras no están acostumbradas, han tenido que comprender que la música es un elemento más allá de que les marque un ritmo. Por ejemplo, cuando hago un ballet es algo que va intrínseco, es algo que todo el mundo asume desde el primer minuto. Pero ellas son deportistas. Como si a un corredor le dices que mientras va hacia la meta dé determinados saltos porque la música lo indica (ríe). Por supuesto él no lo entenderá porque lo que busca es correr lo más rápido posible... En definitiva, que hay una serie de cuestiones que han tenido que ser aprendidas sobre la marcha e imagino que para ellas no ha sido fácil muchas veces. A veces lo que yo les explicaba les sonaba un poco a chino. Sin embargo todo ha formado parte del éxito porque ahora mismo todo el mundo está esperando qué novedad saca el equipo español, qué historia nos va a explicar en la piscina. Me siento muy partícipe de todo esto.
–¿Preparado para afrontar los que serían sus quintos Juegos Olímpicos o da esta etapa por finalizada?
–Bueno, llevo con ellas desde el 2000 y ahora mismo me estoy planteando buscar nuevos caminos. En estas Olimpiadas, además, también he hecho una colaboración para el equipo de natación sincronizada americano. No sé, posiblemente hemos cubierto una etapa y tengo ganas de experimentar cosas nuevas. Aún no sé qué va a pasar, en estos meses decidiré, pero posiblemente no continúe con el equipo olímpico español porque además tengo varios proyectos personales importantes en marcha que me ocuparan mucho tiempo y me harían un poco complicado seguir trabajando con ellas al mismo ritmo.
–¿Nos cuenta alguno de esos nuevos retos?
–Ahora tengo un proyecto para Brasil con un espectáculo que se basa en una historia que he creado a partir de una teoría científica que se llama Gaia, del científico James Lovelock, desarrollada a finales de los 70. Participan grandes músicos, con melodías de prácticamente todo el mundo. Es un proyecto muy bonito en favor de la reforestación de la Amazonia.
–¿Cómo nació en usted el amor por la música?
–Siempre digo que me enamoré de la batería, un instrumento que mucha gente ve como algo un poco bruto. Cuando tenía siete años mi hermano Eduardo, que es guitarrista, me llevó a casa de un amigo suyo que tenía una batería montada en el comedor. Hablamos del año 66, más o menos, en pleno auge de Los Beatles. Era una época en la que todas las salas tenían grupos tocando y me enamoré de la batería, aún hoy en día se me pone la piel de gallina cuando veo ese instrumento.
–¿Y ese amor es lo que le hizo, además de tocarla, estudiar e impulsar su aprendizaje?
–Exacto, es un instrumento que nació a finales del siglo XIX y a principios del XX, cuando se da el auge de la música de Nueva Orleans comienza el renacimiento de este instrumento. Al ser tan nuevo hasta el año 46 no empezaron a salir métodos con una cierta lógica. Había gente que tocaba, claro, pero de una forma muy autodidacta. Cuando yo arranqué solo había dos métodos para estudiar, propiamente. Al ir a Estados Unidos a estudiar me di cuenta de que era muy importante crear metodologías que ayudaran no solo a los músicos de las grandes ciudades, sino dar acceso a esa información a todo el mundo. Por este motivo también desarrollé la página web ‘Virtual Drammer School’ donde están los mejores baterías del mundo dando clases.
–En sus más de 40 años de carrera ha compartido escenario con artistas reputadísimos, ¿puede quedarse con alguno?
–Sí, he tenido la suerte de trabajar con mucha gente y tocar muchos estilos diferentes. Desde la Orquesta Mondragón, a Miguel Ríos, Serrat... Para mí todos ellos me han ayudado a ser mejor músico. Además, un mensaje que siempre transmito a los alumnos es que cualquier cosa en la que te involucres has de hacerla bien. Que no hay música de primera, segunda o tercera categoría. La música de baile no es peor, porque hacer bailar bien a la gente es muy complicado. Los músicos debemos conocer cualquier estilo. En los años 50, en Estados Unidos, los músicos de jazz tocaban, por ejemplo, en las bodas. Todo es difícil de hacer bien.
–Que le gusta más, ¿interpretar o enseñar?
–Las dos cosas, pero en los últimos años se me ha abierto además la pasión de investigar. Me gusta la Musicología, investigar autores de todo el mundo. Desde hace unos diez años estudio muchísimo los folclores. Me apasiona ver qué tipo de formas rítmicas, de armonías, de melodías se utilizan. Encuentras músicas increíbles. Hace unos días escuchaba, por ejemplo, los cantos polifónicos de Georgia. Músicas que hay que conocer y creo que son monumentos de la humanidad.
–¿Que se siente cuando uno se sienta en la butaca del teatro y ve como los bailarines interpretan su música? ¿O cuando enciende el televisor y la melodía del anuncio la ha creado usted?
–Son cosas diferentes. Por ejemplo recientemente trabajé para el Ballet Nacional, estrenamos el 18 de marzo, y cuando veo a los bailarines bailando con la música me hace sentir algo muy especial. Al ver que intentan expresar cosas con lo que tú has escrito musicalmente. Es difícil poder explicarlo, es una cuestión muy abstracta.
–¿Imagina un mundo sin música?
–No. Hay un grupo islámico extremista que no deja a los niños que escuchen música. Es algo que encuentro horrible porque la música es algo implícito en la naturaleza. Es como respirar, andar... Cosas que el ser humano necesita. Nosotros somos energía y la música, lo que hace, es transmitir ondas. Son vibraciones que te elevan a un estado u otro. Es algo demostrado. Se han hecho estudios científicos de que, por ejemplo, las vacas con música dan más leche o las plantas crecen mejor. Los músicos intentamos dar forma a las vibraciones que nos llegan de la naturaleza. Me veo como un escultor o algo así.

Niebla continúa aprendiendo día a día para que ningún tren se escape

Inquieto y curioso. A pesar de llevar muchos años en lo más alto, Salvador Niebla no deja de formarse y continuar aprendiendo. Su curiosidad musical parece no tener límites y no da la espalda a ningún nuevo reto. Se califica como un estudiante perpetuo, pues la música, como otros muchos ámbitos profesionales es una fuente inagotable de conocimientos. Por este motivo en los últimos años se ha lanzado a la Musicología.

Miles de personas escuchando su música. El seguimiento que en los últimos años ha cosechado el equipo nacional de natación sincronizada es espectacular. Con la llegada de los éxitos, sobre todo de la mano de Gemma Mengual y Paola Tirados, la afición a través de la pequeña pantalla de los españoles se ha disparado. Y es que las ‘sirenas’ dirigidas por Anne Torrés levantan verdadera admiración dada la dificultad de sus ejercicios y su afán de superación.

cedida Niebla, durante una de las incontables actuaciones que arrastra.

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