La Muerte tendrá un Precio

Después de un descanso merecido; alejado de toda presunción literaria y lejos de la vanidosa columna que nos ocupa, retomo el teclado del alma y dejo, una vez más, que sea mi corazón el que escriba… Me causan más miedo aquellos que se esconden tras las palabras que los que las pronuncian a cara descubierta. Prefiero un “vendedor de humo” que me mire a los ojos a un “mensajero de la paz” con capucha que, como dice el refrán “Dios me libre de las aguas mansas, que de las bravas ya me cuidaré yo”... ¿Cómo se puede anunciar un final a “la lucha armada” con un capirote de la Flagelación (por el color, con perdón) cubriéndoles el rostro? ¿Qué mirada tenían en ese momento? ¿la de la resignación? o ¿la de la esperanza?; ¿la del vencido? o ¿la del vencedor?; y además, ¿que ocultan tras un trapo con un anagrama?: ¿lágrimas de vergüenza?; o ¿la ira contenida y el odio amasado en la herrikotabernas?
No me fío. No señor, no me fío. Ya tendré tiempo para la esperanza, para el perdón y para olvidar.., de momento no me fío de estos asesinos. No puedo, dados los antecedentes. Estos no hacen nada por nada…Tienen un as en la manga en forma de tiempo para rearmarse; para crear nuevos comandos; para intentar que el brazo político consiga otras prevendas, y para crear o dar la imagen internacional de que España no quiere dialogar sobre el “problema vasco”; que España no quiere la solución política y que por todo ello, y por las “continuas humillaciones y vejaciones a las que se somete al pueblo euskaldun”, deben retomar el camino de la clandestinidad y las bombas lapa. Al tiempo…
No han pedido perdón a las victimas que han dejado en el camino: niños que no conocerán a sus padres.., mujeres que no volverán a abrazar a sus maridos.., madres que no sentirán los besos de sus hijos…No han pedido perdón por las mutilaciones, por los daños sicológicos, por las heridas sufridas, por la sangre derramada…¡¡tanta sangre derramada!! No han pedido perdón y no van a pedirlo porque “en un conflicto armado siempre hay victimas”. Tienen razón la Guardia Civil y la Policía Nacional de no fiarse. Estas treguas indefinidas solo han servido para traer más asesinatos.
Tienen razón cuando dicen que la presión a la que son sometidas sus familias en Euskadi es insoportable y les daña síquica y físicamente. Les desprecian en cuanto al modo de vida; les acosan en su forma de vivirla; les insultan como a desheredados, desterrados o desposeídos, sin más derechos que los que se consiguen en las Casas-Cuartel; les hacen la vida muy difícil esperando que la presión les obligue a irse, por las buenas si deciden abandonar su trabajo y su futuro, o por las malas si hay que arrinconarlos socialmente... Se crea desarraigo entre los nacidos allí mismo, porque no olvidemos que quien ha crecido constatando el daño a sus padres, marginados por ser españoles, no podrá sentirse nunca uno más de esa sociedad aunque hable euskera por obligación y coma marmitako todos los días.
No creo en sus verdades porque no dejan de ser sus mentiras. Esta Euskalherría que nace de los traumas y desequilibrios de unos pocos, se ha comido su propia historia y será la historia la que termine comiéndosela porque, y que nadie lo dude, nada ha terminado. La devastación no ha sido estructural, ni urbana, ha sido moral y por tanto, deja una herencia social entre los vascos que no será fácil de olvidar, con independencia o sin ella. Los recelos, las envidias, las venganzas y la desconfianza llenarán zulos de odio y rencor: vascos de adn contra vascos de DNI; navarros de su reino contra vascones invasores; euskaldunes de frontera contra franceses de los Pirineos; castellanos de Treviño contra vascos de Ajuria Enea; vascos de izquierdas contra vascongados de derechas; abertzales de ikastolas contra cualquier otro vasco que no piense como ellos...
Más nos vale estar prevenidos porque no merece credibilidad alguna, un trío de encapuchados anunciando que no volverán a tocar una pistola si se les pide perdón, si se les busca trabajo, si se les conmina la deuda con la sociedad, si se les concede la amnistía a sus presos y si se les deja hacer su referéndum y obtener su independencia…De lo contrario, quien sabe, con pistolas guardadas en zulos y kilos y kilos de dinamita sin saber que hacer con ella.., seguro que la muerte volverá a tener un precio, aunque sea para negociar con muertos sobre la mesa, como tantas otras veces.  
Por último, un aviso a los partidos nacionalistas vascos, ¿creen de verdad que ETA y sus adláteres van a dejar las armas para mirar como gobierna el PNV?