La motivación

La motivación es lo que impulsa a actuar a las personas. Sin motivación no hacemos nada. En la mayoría de los casos, los humanos nos movemos por motivaciones materiales. Por eso Freud decía que el sexo y el dinero son los dos principales impulsos que motivan a los humanos y los hacen actuar. La teoría de Freud es bastante discutible y tiene el principal defecto que puede tener una teoría: es indemostrable. No obstante, en este aspecto creo que Freud no iba muy descaminado.
Pero, afortunadamente, no siempre los humanos se mueven por motivaciones materiales sino que a veces somos capaces de hacer cosas por los demás de manera desinteresada, altruista. Un buen ejemplo de esta clase de personas, que además tengo la suerte de conocer de cerca, es mi amigo Juan Antonio, “Turu”, del que ya les he hablado en ocasiones anteriores.
Ya he explicado de qué forma se dedica a recaudar dinero (haciendo Cristos de arena por las playas en verano, dibujando retratos o pintando platos con la efigie de futbolistas famosos) para después ayudar a personas necesitadas. Principalmente, son personas que tienen alguna enfermedad y no disponen de medios para pagar los gastos que el tratamiento origina.
El pasado cuatro de marzo publiqué aquí mismo un artículo titulado “La pierna ortopédica”. En él relataba las vicisitudes de mi amigo Juan Antonio intentando solucionar la situación de una niña de unos cinco o seis años, de Marruecos, que se arrastraba literalmente por el suelo para desplazarse, ya que sólo tenía una pierna y una pequeña parte de la otra. Desde que encontró, a través de internet, una pierna ortopédica de un mutilado de la Segunda Guerra Mundial (la cual compró y sirvió temporalmente a la niña) hasta que pudo reunir el dinero suficiente para comprarle la pierna adecuada.
Mi amigo dedicó muchísimo tiempo, trabajo y esfuerzo hasta que lo consiguió y entonces todo lo dio por bien empleado cuando vio a Assia (así se llama la niña) caminando sin tener que arrastrarse por el suelo.
Pero como la historia casi siempre se repite y entre los más necesitados corre como la pólvora la noticia de que en Ceuta hay un hombre bueno que trata de ayudar desinteresadamente a los que más lo necesitan, a mi amigo Juan Antonio no paran de salirse casos a los que ayudar y ahora le ha salido otro caso parecido al de Assia.
En este caso se trata de un niño, Aymane, de unos dos años cuya foto ilustra este artículo. Como ven, se trata de un niño con una pierna y parte de la otra, muy parecido a la otra niña, él también nació así. Y, de nuevo, mi amigo Juan Antonio anda de la Zeca a la Meca haciendo gestiones para conseguir que a este niño se le pueda poner también una pierna ortopédica y mejorar sustancialmente sus condiciones de vida.
Es un niño que vive en el Marruecos profundo y, como se podrán imaginar, su familia es muy pobre y no dispone de recursos económicos para proporcionarle la prótesis tan costosa que necesita.
Juan Antonio ha conseguido que la empresa Ottobock  le suministre de manera altruista la pierna ortopédica y que la ONG DIGMUN también le ayude, pero hay que llevar al niño hasta Madrid para que le tomen las medidas necesarias y fabriquen la pierna adecuada a sus características.
Pero ni el niño ni su familia tienen pasaporte ni dinero para viajar hasta allí. Así que Juan Antonio dedica todo su tiempo libre a hacer gestiones de acá para allá para conseguir el dinero y los permisos necesarios, para que el niño con algún familiar y él mismo viajen a Madrid. Conseguir estos permisos no es tarea fácil, pero actualmente las gestiones están muy avanzadas y ha superado mil y una dificultades que a cualquier otra persona le habrían hecho desistir. Pero eso le habría ocurrido a cualquier otra persona, no a Juan Antonio. Él no se desanima y ante las dificultades tiene una actitud positiva y siempre piensa que es posible encontrar una solución. Y lo acaba consiguiendo.
Estoy seguro de que pronto tendrá todos los permisos, pero hace falta dinero. Con las actividades que antes cité, ya tiene recaudados más de trescientos euros, pero hacer un viaje hasta Madrid de tres personas y estar allí al menos uno o dos días hasta que le tomen las medidas, cuesta bastante más.
Por eso me permito en este último artículo que voy a publicar (al menos por ahora) ponerles la forma en que pueden contactar con Juan Antonio si quieren adquirir alguna de sus obras y colaborar en este loable trabajo.  Él puede hacerles un retrato en carboncillo, pastel o lápiz a cambio de la cantidad que puedan dar, él no pone precio a su trabajo. Simplemente tienen que entregarle una fotografía o enviársela a su correo electrónico, que es  HYPERLINK "mailto:jrivas6@hotmail.com" jrivas6@hotmail.com o hablar con él directamente llamándolo al 609401820. Pueden estar seguros de la causa bien merece la pena.
He dicho hace un momento que este es mi último artículo (al menos por ahora) y es así. Desde hace más de un año y medio he acudido aquí prácticamente todos los domingos y también he colaborado en los números especiales de “El Faro”. Creo que mis artículos han sido una especie de terapia para los que me han leído (digo esto porque algunas personas me lo han dicho así) y también ha sido una terapia autoaplicada para mí mismo.
He tratado muchos temas, todos los que se me han ocurrido, en forma de artículo, ensayo o relato corto, con la única censura autoimpuesta de no hablar sobre política. Y bien que podría hablar también sobre eso, pero no me apetece.
Pero les decía al principio (y de ahí el título de este artículo) que sin motivación no hacemos nada, y yo he perdido parte de la que me impulsaba a escribir todos los domingos.
Por eso, cuando uno llega a ese estado, lo mejor es tomarse un descanso, un periodo sabático y dejar que la mente descanse, piense y se vaya cargando de nuevo de ideas. Eso es lo que voy a hacer. A partir de ahora no voy a acudir todos los domingos a la cita que tenía con algunos (creo que muy pocos) de ustedes, sino que lo haré esporádicamente, de vez en cuando. Cuando tenga algo que comunicar, porque hacerlo por obligación, porque tiene que ser siempre un día determinado, no es bueno.
Si la amable gente que hace “El Faro” me lo permite, escribiré esporádicamente y cuando de nuevo tenga motivación, quizás vuelva a hacerlo de manera regular como lo he venido haciendo desde hace más de un año y medio.
Les deseo que nunca les falte la motivación, porque es el motor de la vida. Hasta siempre.