Confieso que admiro a los catalanes, no a esa nueva expedición de ‘reciclados’ que se hacen pasar por lo que no son, que de la tarde a la mañana se olvidan de donde venían, renegando de sus raíces y para muestra, desde el Parlamento hasta en las calles se puede comprobar estos nuevos ‘payeses’. Una cosa distinta son los verdaderos catalanes, donde pueden sentirse orgullosos de que reúnen una serie de valores, como que son honrados, reservados, inteligentes y de grandes aptitudes para todas las actividades. Cuna de grandes hombres celebres, como Luis Millet, Balmes, Balaguer, Eugenio de Ors, Pi y Margall y el célebre gran soldado Juan Prim, entre otras grandes figuras del arte, la cultura y las letras, sin olvidar a la gran figura internacional de la ópera, la recientemente fallecida Monserrat Caballé. Un cabo de sanidad en Ifni Miquel Querol Gisbert, mi buen amigo y compañero, es el fiel reflejo de un catalán con mayúsculas, al cual le tocó servir a la patria en el año 1962 en Sidi Ifni, en la Compañía de Sanidad y a cuyo cargo estaban las ambulancias para los servicios propios de traslado de enfermos y heridos, lo mismo europeos que musulmanes. En lo que se refiere a los europeos (militares), a veces había que ir a las posiciones o a los cuarteles, ya que algunos eran legionarios que se habían pegado un tiro en el pie para conseguir unos días de convalecencia. Fue Miquel Querol como cabo responsable de las ambulancias el que con mucha eficacia cumplía ejemplarmente con su deber. Miquel Querol, una vez cumplido sus deberes con la patria en Ifni llevó a la práctica ese gran tesoro del compañerismo en su tierra natal Almacellas (Lérida) y con mucho esfuerzo consiguió crear la “Asociación Catalana de Veteranos de Ifni”. Aunque parezca increíble, esta asociación tiene censados alrededor de unos 600 asociados de las provincias catalanas y de otros puntos de la geografía peninsular, por lo que se puede denominar las más numerosa de España. En ella regularmente celebran una ‘trovada’ (reunión) donde tambien degustan los ricos platos de la cocina catalana. En una de esas ‘trovadas’, celebrada hace años en Vendrell (Tarragona), tuvieron el honor de contar con la presencia del entonces jefe del Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz Roldan (hoy director del CNI). Realizan una encomiable tarea, pues no solo celebran esas ‘trovadas’, ya que a su vez editan un boletín mensual donde constan todas las actividades de dicha asociación, así como los artículos que sobre la Guerra de Ifni-Sahara publica “El Faro de Ceuta”. Dichos artículos los van depositando en el Archivo del Monasterio de Poblet (Tarragona), donde según la secretaría son los que más aportan y los que más son visitados por historiadores, periodistas y otras personas, bien para alguna tesis doctoral o para interesarse por la historia. Ese es el gran trabajo del que fue cabo de Sanidad en Ifni, Miquel Querol, de conservar el compañerismo y de que la memoria de Ifni siga viva y no quede en el olvido como por desgracia viene sucediendo. El soldado de policía José María Contijoch Casanovas José María Contijoch Casanovas nació en Montblanc (Tarragona) y al igual que Miquel Querol Gisbert le correspondió servir a la patria en Sidi Ifni en 1957 en el Grupo de Policía de Ifni. Actualmente es vicepresidente de la “Asociación Catalana de Veteranos de Ifni”. Este gran amigo, José María Contijoch, para que no quedase en el olvido su estancia en Ifni y las penalidades de aquella guerra, escribió un libro titulado “Impresiones de un movilizado”, donde narra la realidad de lo que allí se vivió en aquellos meses de guerra. Su destino fue en el Estado Mayor del Gobierno General de Ifni, ya que José María cuando se incorporó había cursado varias asignaturas de Derecho. Por sus manos pasaban todas las operaciones, listas de heridos, fallecidos, desertores, desaparecidos, etc., donde en algunos casos se tenía que tragar las lágrimas de ver a un compañero cuando horas antes habían estado charlando y ahora era un muerto más de aquella guerra. De quien es José María Contijoch quien mejor lo refleja es el teniente general Luis Alejandre Sintes, que así dice: “José María Contijoch Casanovas con estilo sencillo narra sus vivencias de aquellos días dramáticos desde su óptica de soldado de reemplazo que se enfrenta a una situación de guerra. Dicho libro es un excelente trabajo de recopilación de nombres, hechos, lugares, fechas y días en general”. De todo este teniente general me ratifico de este gran hombre y excelente soldado. José María Contijoch narra en su libro un hecho que a mi emocionó y me entristeció, pero las guerras deparan estas trágicas circunstancias. Y así lo recuerda: “salió un convoy con una sección del Batallón ‘Soria 9’ y una sección de zapadores al mando del teniente de ingenieros Ripollés y la de infantería al mando del alférez de IPS, Francisco Rojas Navarrete. Uno de los conductores era el cabo Eugenio Fraile Hidalgo, íntimo amigo de José María Contijoch. El cabo Fraile al despedirse de Contijoch le dijo ‘¡a ver lo que nos depara esto!’. Contijoch le replicó ‘déjate de tonterías, ya le diré al cocinero que te deje la cena por si llegas tarde’. Lamentablemente nunca llegó. En la emboscada murió el alférez Rojas Navarrete y varios soldados, entre ellos el cabo Fraile”. Hoy, después de 60 años, estos veteranos de Cataluña recuerdan el sufrimiento, las penalidades y la ausencia de tantos compañeros que entregaron lo mejor de ellos, su propia vida, sin otra recompensa que en muchos casos la indiferencia y el olvido, que a muchos de esos altos mandos deberían recordar esta lapidaria frase: “¡patria no olvides a los que por ti mueren!”.