Juan Vivas es dado a dar la mano como forma de expresar un pequeño gesto de cordialidad a las personas que encuentra en su diario hacer... Sin embargo, a veces, no todo el monte es orégano, y la circunspecta persona a la que propone estrechar su mano, puede que no le guste, o no esté autorizado como parece que es el caso...
Y, ahí, se ha quedado la mano de Vivas en el aire, como testimonio de los artificioso y de la vanidad de vanidades que el Ecleciastés tanto nos nombra, como testimonio del gesto por el gesto, sin que pretendiera algo más de un simple cruce de manos en una imagen que al día siguiente divulgarían los periódicos...
Algunos han criticado duramente por dejar en evidencia al presidente de una ciudad autónoma como Ceuta, que él representa, y que su mano abandonada en el aire significa todo un desprecio para los ceutíes y, en todo caso, para el resto de españoles...
No es baladí el acto de un funcionario marroquí impasible ante los dos presidentes (ciudad autónoma y del PP), que además de no estrecharles la mano, ni siquiera tuvo la cortesía de mirarlos, como si fueran dos migrantes que se acercaran a traspasar las vallas que además de decorar turísticamente el paisaje, poca funcionalidad parece tener, dado que al parecer la traspasan a la carta, a saber: bien solos, o acompañados en pequeños grupos, o en avalancha, como ha ocurrido en estos días....
Sólo pensaba poner una leyenda debajo de la controvertida fotografía, que tan ofendido tiene a unos; y, a otros tan desenfadados un tanto maliciosos, porque rompe la larga tradición de nuestro ya longevo alcalde en el cargo -ya no recordamos si hubo alguna vez otro alcalde en el consistorio- de dar la mano a diestro y siniestro, como el que reparte bombones a los niños en una fiesta de cumpleaños...
"No es la primera vez que Marruecos hace algún gesto de desprecio en alguna persona determinada"
La verdad, puede que nuestras ideas en relación al mundo de la política se encuentren bastantes alejadas, mas con Juan me une una cierta amistad de cuando coincidimos en el Instituto, cuando apenas éramos unos jóvenes a punto de abandonar Ceuta para realizar los estudios que cada uno tuvo a bien elegir. Quiso la fortuna que aquel conocimiento que aprendimos en la Escuela Náutica de trazar rumbos en una carta y vislumbrar astros, me hiciera abandonar definitivamente la ciudad; sin embargo, a Juan, su licenciatura en económicas, le propició no apartarse nunca de su niñez en la calle «Larga». De tal manera, no puedo aprobar -por pasado compañerismo- ese irrespetuoso desplante del policía marroquí, para mi antiguo condiscípulo y el presidente del PP; porque hechos son amores y no buenas intenciones, y no es de recibo humillar a quien te ofrece una mano como señal de reconocimiento y amistad...
A tal fin, nuestro país, no debe de caer nunca más ni en los chantajes de los caladeros de pesca del litoral marroquí, ni en el chantaje continuo de no controlar a los emigrantes que viajan a nuestras fronteras
No es la primera vez que Marruecos hace algún gesto de desprecio en alguna persona determinada, o a alguna política que el Gobierno aplique, o en alguna circunstancia o suceso que le vengan mal a sus intereses... Nada, por tanto, hay que esperar de Marruecos, pese a la continua, constante y desinteresada ayuda al país Alauita por parte de los diferentes Gobiernos que han llegado a la Moncloa... A tal fin, nuestro país, no debe de caer nunca más ni en los chantajes de los caladeros de pesca del litoral marroquí, ni en el chantaje continuo de no controlar a los emigrantes que viajan a nuestras fronteras, ni ningún otro tipo de chantaje que con tanta astucia un día sí y otro también nos hace el país vecino; porque es un vergüenza ya inaguantable por más tiempo, que cuando al poder político que reina en Marruecos le viene en gana, no actúa contra los emigrantes, para con esa indolencia, conseguir cualquier ventaja económica que consideren oportuna y, a los hechos recientes nos remitimos, como prueba irrefutable de lo que apuntamos se acerca a la verdad de manera incontestable.
En fin, Juan, me apena este hecho, con la ilusión que sé que te hace tu costumbre de siempre de estrechar una mano y abrazar al paisano de turno; pero he de decirte que no acabo de comprender con los años que llevas en el oficio, como puedes caer como un pardillo, en las provocaciones de Rabat... ¿Acaso no sabías, que ya tenían en su controvertida agenda el paseo que ibas a dar con Pablo por la frontera, y que pusieron adrede a un agente especializado en esto menesteres pa que no te diera la mano y te la dejara tendida en el aire. ¡Qué cosas, Señor, pasan en la frontera del Tarajal, que bochorno y qué vergüenza más espantosa...!