Vivimos en una ciudad azotada por el paro y la pobreza material y educacional, con problemas geoestratégicos, sumergidos en un ambiente de crisis socioeconómica, y en plena ebullición de una fractura sociopolítica. Ante todo eso, el partido minoritario de la oposición se preocupa por los hechos acontecidos hace 600 años, dando por sentado que estos fueron sanguinarios, tomando como fuente fiable de estos datos la Wikipedia.
Imagino que califican los hechos de sanguinarios por las cifras que atribuye no sé qué autor a las tropas portuguesas. Anuncia un contingente de 45 mil portugueses, es decir, 15 mil más que en la Armada Invencible de 1588, casi la misma cifra que en la batalla de Lepanto en 1571. Que destinasen el mismo esfuerzo en 1415 para reconquistar Ceuta, que toda una alianza de países en 1571 para luchar contra todo el imperio turco, o todo el esfuerzo del imperio español para luchar contra Inglaterra, es sencillamente inverosímil. Nadie en su sano juicio creería esas cifras. Quizás, como están acostumbrados a tirar con pólvora del rey, piensen que los antiguos políticos también gastaban como ahora. Les aseguro que no. Antes eran muchísimo más austeros que ahora, entre otras cosas porque la corrupción era severamente castigada.
Ignora esta oposición que ellos, igual que yo, somos los herederos legítimos de los portugueses y no de los que lucharon contra ellos. Somos los beneficiarios de aquella batalla y la victoria portuguesa, que desencadenó una serie de acontecimientos que nos han traído hasta aquí, una Ceuta española, libre y democrática, donde un partido de la oposición puede tildar de sanguinarios a nuestros antepasados: los suyos y los míos, que son los mismos.
Es lamentable que un partido político español, siga hablando de invasores y ocupados, tildando de invasores sanguinarios a los cristianos de origen europeo, y de ocupados a todo aquel que tenga la tez más morena. En realidad este pensamiento es una forma de racismo encubierto, pero si lo digo yo que soy católico y de derechas pues anatema.
Esta negación manipuladora a todo lo que significa España y de cómo el cristianismo la ha hecho libre y democrática, es una forma de renegar de su propio pasado. Además, la presuntuosidad de juzgar los hechos históricos con valores y conocimientos de hoy día los emplazan en juicios temerarios y ¿De esa forma aspiran gobernar?
No se puede enmarañar una lamentable situación económica, el coste que ha pasado a tener la Fundación 2015 para el erario público, con los hechos que se conmemoran, que en ningún caso es la batalla épica, sino los frutos que esta trajo: una cultura más avanzada, un lenguaje universal y unos valores que acabaron dándonos una libertad que no se disfruta a pocos metros de aquí.
Que un partido político sostenga una actitud de distinción, de llamamiento al reconocimiento de una inexistente ocupación sanguinaria, le sitúa a la altura de los partidos nacionalistas catalanes, con todas sus miserias.
Puestos a perder el acuciante tiempo, este partido político español, debería recordar acciones mucho más violentas y que causaron mucha más miseria y muerte, como fueron los asedios que durante años infringió el sultanato de Fez a Ceuta. De eso no les he escuchado decir nada. Ni me interesa.
No distingo entre ocupantes y ocupados, porque no sé quiénes son. Y la sociedad ceutí no debería permitirse la vergüenza de mantener a representantes políticos que si lo hacen.