Ayer se conmemoró el Día para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer por todos los rincones de la ciudad. Una multitud de actos de repulsa, de rechazo... pero también de apoyo para esas víctimas, las mujeres que son agredidas física y psicológicamente por el hecho de ser mujer. Un día también de luto porque son ya 40 las mujeres que han sido asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas y en muchos casos dejando menores huérfanos. Precisamente en este día no hay que olvidar a los hijos que también sufren esos maltratos y la ausencia forzada de sus madres.
Vidas truncadas por que tuvieron la mala suerte se toparse en el camino con un maltratador. Por todas ellas y por sus hijos, el futuro de nuestra sociedad, debemos estar unidos, denunciar y animar a denunciar, que ni siquiera la frustración pueda con nosotros. Ayer se entregaron tres reconocimientos a esa lucha abnegada para eliminar esta lacra social. A los voluntarios de la Cruz Roja y a la Policía Nacional y Local. Tres frentes desde los que se trabaja día a día para proteger a las víctimas y reconducir sus vidas alejados de la violencia. Hay que destinar más recursos. La crisis no puede revictimizar a las mujeres que sufren malos tratos. La unanimidad de nuestra Asamblea para la aprobación de un manifiesto debe traducirse en una unanimidad en la lucha contra la violencia machista. No queda otra. En nuestra Asamblea y en las Cortes. No es una exigencia social, es una obligación moral combatir esta lacra para que no tengamos que celebrar cada año el 25 de noviembre, porque ya no habrá víctimas si luchamos unidos.