Una ciudad de auténtica locura. La dejación de funciones que se ha podido observar durante la ocupación masiva de las 206 viviendas de Huerta Téllez durante la madrugada del domingo al lunes y donde el reparto de viviendas duró hasta bien entrada la jornada sin existir respuesta oficial alguna, ha provocado una auténtica deriva que es de locos. Como consecuencia de esa ocupación, sin que pasara nada, pero nada de nada, se produjo un efecto dominó que se fue trasladando por toda la ciudad. Primero, en la tarde ayer, los propietarios de las viviendas de Huerta Téllez decidieron, dentro de su propia desesperación, tomarse la justicia por su mano e irse a la promoción que una empresa privada edificó en Pasaje Fernández y que se encuentra en una situación muy parecida a la de estas víctimas. Sin embargo, dado el carácter de estas personas y la intervención mediadora de determinados políticos, abandonaron después de dos horas esta medida de presión, a pesar de que algunos se encontraban ya en el interior de las casas que llevan cerradas algunos años. Luego, a primera hora de la noche, también hubo okupas en dos viviendas del Pasaje Peligros, aunque aquí la intervención del Cuerpo Nacional de Policía, ayudados por algunos vecinos y por los dueños, permitió que estas personas salieran de las casas. Y en medio de estos episodios, la histeria colectiva materializada en multitud de llamadas al 112 alertando de posibles nuevas entradas. Incluso en el edificio ‘Los Robles’ en la Barriada de San José, los propietarios se preocuparon de montar una vigilancia para que ningún extraño ocupara sus viviendas. Nunca se había vivido en Ceuta una situación de estas características, que en la mayor parte de las ocasiones, está perfectamente diseñada, con unos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad que no dan a basto y que, desde luego, tienen otras obligaciones, pero que ahora deben desarrollar sus labores detrás de okupas por todos los barrios de nuestra ciudad, entre episodios de realidad y falsas alarmas. Estamos hablando además de movimientos organizados, como ya desvelamos que fue la gestación de la ocupación masiva de Huerta Téllez preparada desde el viernes.
Lo cierto es que tanto la Ciudad Autónoma como la Delegación del Gobierno han de tomarse en serio este nuevo movimiento que, de seguir a esta velocidad, llevará a que ambas instituciones tengan un nuevo quebradero de cabeza a la que deberán comenzar a buscar soluciones, como llevan varios meses, sin encontrarla, por ejemplo, en el conflicto de la frontera. No debemos olvidar, desde luego, que ahora se iniciará un operativo, que tiene su primer escalón en el Juzgado, para ver cómo se sacan a 206 familias que han ocupado de manera ilegal las viviendas de Huerta Téllez.
Pero el tema de las ocupaciones de vivienda tuvo por la mañana un capítulo con una interpelación presentada por el MDyC en relación con la situación que están viviendo los adjudicatarios de las viviendas de Loma Colmenar. Hubo incluso un enfrentamiento entre el consejero de Fomento, Néstor García y la portavoz de esta formación política de la oposición, Fatima Hamed, que dejó una frase muy desafortunada del consejero, al deslizar que podía haber una vinculación del partido de Hamed con la ocupación masiva de Huerta Téllez (muy mal).
Aspectos de hasta donde ha llegado la ayuda de la Ciudad Autónoma a estos vecinos, pero que, por supuesto, llega tarde. Porque el conflicto lleva muchos años calentándose, desde hace más de nueve los adjudicatarios esperan la entrega de sus viviendas, pero como sus protestas han sido siempre con escasa fuerza, los políticos han preferido mirar hacia otro lado. Ya que, sin ningún género de dudas, si a la clase política no se les azuza, las soluciones o llegan tarde o no llegan.
En definitiva, se ha abierto un melón del que se desconocen sus consecuencias, ya que todo dependerá de que esos okupas decidan abandonar la actitud que están mostrando hasta este momento. Hablamos de una ciudad que tiene un alto número, se cuenta por miles, de peticionarios de vivienda que no encuentran salida a su desesperación. No es justificar lo injustificable, pero también debe abrirse una reflexión en serio sobre la política de vivienda y evitar, sobre todo, que Ceuta no sea una ciudad sin ley, como ahora parece.
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