Categorías: Opinión

La invasión silenciosa

La Fundéu BBVA recuerda que las construcciones tildar de y tachar de tienen el significado de atribuir a alguien o a algo una característica o cualidad negativa', por lo que siempre deben utilizarse en este sentido.
Dicen, los que más saben de estas cosas, que una invasión se produce por distintos motivos y, casi siempre, obedecen a planes perfectamente orquestados, es decir, que no existe en los anales de la historia de la humanidad ni una sola invasión (llámese como se llame) que haya sido producida por otra cosa que no fuera la ambición. Un territorio se puede invadir por la fuerza de las armas; por la colonización extrema o por heredades desafortunadas. La invasión es general en la Naturaleza. Individuos que conquistan territorios quemando naves. Colonias que sobreviven a base de la fuerza de aniquilar a otras. Especies que se protegen eliminando competencias. Ejercitos de descosidos cuyas bolsas se llenan con el saqueo…, en fin, estas cositas que nos enseña la propia Madre Naturaleza en ciertos casos y la historia de la humanidad en otros.
Pero tambien hay otra forma de conquistar un territorio, de ganárselo, de invadirlo en silencio…, de someter sus leyes y sus costumbres, -con la displicencia de sus dirigentes-; otra manera de instalarse, de incluirse, de contabilizarse, -con el beneplácito de las estadísticas-; otro procedimiento más humanizado si cabe; más socializado si se sabe; más globalizado si se estudia. Baste solo con proceder como “elemento en precario o desfavorecido en la sociedad” para instalarse en la simpleza de los planteamientos sociales y de opinión. Curiosa forma de culpar a la propia esencia de la colectividad (y no precisamente la pudiente) de los continuos atracos de la banca, del poder y del sistema sobre cualquier individuo. Si hay crisis que la pague el trabajador. Si hay que hacer el esfuerzo que lo haga el currante. Si hay que callar que lo haga el necesitado…
Volvamos de nuevo al argumento principal, sin desviaciones, sin tapujos. Una invasión puede ser de “color chino”, -no amarillo que es degradante para la raza-, pero ¿Cómo es posible que un campesino (sin herir susceptibilidades) pueda venir desde tan lejos sin un duro en el bolsillo? ¿Cuál es el modo para que al llegar a  un país, del que desconocía que existiera hasta ese momento,  encuentre acomodo y trabajo rápidamente? ¿Cómo se puede, en menos que una flor de loto fondea en una estanque, obtener suficientes ganancias económicas como para montar un negocio?
¿Qué fórmula se emplea para llenar las estanterías de dicho negocio con mercancías importadas – y en muchos casos denunciadas por falta de calidad- desde el país de Mao?... O encontraron hace mucho tiempo la “piedra filosofal” o aquí hay gato encerrado entre el cine y el teatro Terramar.Pero hay otras “invasiones”, demasiado vistosas y argumentales como para no creer que existan. Lejos de la xenofobia y del racismo se encuentra la razón de la ley  y es ésta, la que debería preocuparse de  saber por qué cuando se publica una lista de trabajadores -que pagamos todos los españoles- se obvian para dichos planes, a muchos de los que tienen DNI por otros cuya identidad comienza por X.
¿Por qué el hijo de Ramiro (póngase por ejemplo) -parado hace siete meses- no puede acceder a un puesto de trabajo de carácter semestral y sin embargo, un ciudadano marroquí (con todos mis respetos al trabajador como tal) tiene cabida en el susodicho listado. Que yo sepa una X significa extranjero con residencia obtenida por derecho de trabajo; pero si no tiene trabajo, ¿como siguen teniendo permiso de residencia? Y si la orden es que quienes opten al Plan de Empleo deben atestiguar 2 años en el paro, ¿Cómo pueden entrar dichas X’s en la lista? A no ser que cobren el paro y que por ese motivo sigan siendo “residentes” en nuestro pais…Pero entonces, y con el tiempo, ¿no obtendrían la nacionalidad? Y si es asi, ¿Cómo siguen manteniendo la X?...Un bucle administrativo que produce una “invasión” o, como poco, una llamada a ella.
Otras “situaciones invasivas” se codean entre campamentos en el monte, saltos de vallas, crisis en el CETI y pateras de la muerte. Estas precisamente, son las más inhumanizadas. Aquí no hay acuerdo bilateral que “proteja” de impuestos al sujeto; ni X en documento alguno. Aquí existen otras consideraciones; se trata de sobrevivir en su más extensa interpretación.
Son “invasiones” imposibles de parar porque el hambre no conoce de fronteras. No entro en valoraciones de sexo, condición social o raza. No se trata de ello, más bien de legalidades, o ilegalidades, que parece se saltan unos y otros  aprovechando “los senderos que llevan al estado de bienestar”
Un bienestar que parece agotado con tanto “espabilao” fumando kifi en pipa o bebiendo té. Hay otras maneras de invadir y conquistar, pero esas dependen de cómo un gobierno se baje los pantalones y si no, que se lo digan a los Saharauis.

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