El ERIE de Cruz Roja atendió la semana pasada a 17 inmigrantes, en su mayoría subsaharianos salvo dos asiáticos, que habían llegado a la ciudad después de ser desembarcados en motos de agua u ocultos en dobles fondos de vehículos. Es la inmigración ‘por goteo’, la que menos impacto mediático tiene, la que queda atrapada incluso en el silencio de los focos pero que permanece constante, requiriendo de los servicios del voluntariado de la entidad humanitaria.
Los atendidos, hombres y mujeres, llegaron en buenas condiciones físicas y fueron examinados en el transcurso de 14 intervenciones distintas. Las últimas las del pasado martes, cuando se atendió a un subsahariano en plena frontera del Tarajal y a otro tras haberse encaramado durante varias horas en el puente del Biutz.
Loma Colmenar, el propio escenario fronterizo, las inmediaciones del Hospital o la base del Servicio Marítimo en el CAS constituyeron las zonas a las que acudió el ERIE de la Cruz Roja para comprobar el estado de los hombres y mujeres abandonados a su suerte. En el caso de los dos asiáticos atendidos proceden de Sri Lanka y en el caso de los subsaharianos, son de Guinea Conakry o del Congo.
Las entradas protagonizadas por mayor número de personas que han intentando llevarse a cabo por el espigón de Benzú no han fructificado y además han dejado cuantiosos heridos y detenidos por parte de las autoridades marroquíes.
Siete inmigrantes desaparecidos tras partir en patera Nueva desaparición en aguas del Estrecho. Los servicios de salvamento han dejado de buscar la pequeña embarcación que partió en la madrugada del lunes al martes cargada con 7 subsaharianos. Partieron de las costas tangerinas y las últimas llamadas que pudieron efectuar con sus teléfonos móviles fueron dirigidas a la oenegé Ca-minando Fronteras. Informaban de que se encontraban en malas condiciones, con dificultad para la navegabilidad frente a un fuerte viento de Levante que convertía su travesía en algo imposible. Se pidió auxilio hasta que los teléfonos dejaron de tener servicio. Nada más se sabe de ellos y ya han dado por suspendidas las tareas de búsqueda. Este verano está siendo fatídico en la frontera sur, habiéndose producido ya varias pérdidas de embarcaciones que tras haberse tenido conocimiento de que habían partido de las costas marroquíes nunca más se supo de su llegada. Las familias de los desaparecidos se quedan sin las esperadas noticias sobre su paradero.