La horda carpetovónica (PP)

El PP de Ceuta quedó suspendido en el tiempo. Oyendo su paupérrimo discurso patriotero (que no patriótico), se diría que se han exiliado hacia un lugar que sólo existe en una enfermiza nostalgia tan cómica como nociva.

Se siguen dirigiendo a aquel producto del tardofranquismo caracterizado por sus fingidas formas democráticas que envolvían almas irreductiblemente reaccionarias. Para ellos, la patria es un yugo (para mantener sometidas a las personas), unas flechas (para imponer sus ideas), una bandera (manchada de sangre) y un pasado glorioso (repleto de cadáveres), que evoca delirios de una grandeza pavorosamente putrefacta. Lo que ocurre es que esta masa decadente se reduce a pasos agigantados, y los que quedan son pesos muertos que nada aportan a una sociedad que explora otros caminos. Lo que estos fósiles no alcanzan a comprender es que la España moderna y vigorosa abomina de su concepto de patria. No han abierto aún la puerta del siglo veintiuno. Son incapaces de asumir las nuevas coordenadas históricas que obligan a redefinir conceptos obsoletos. Lo contrario conduce, indefectiblemente, a vivir en una absurda y permanente contradicción.
Por este motivo resulta repugnante en grado sumo el PP cuando pretende erigirse en el guardián de la españolidad de Ceuta. Se consideran herederos del patriotismo de tanque y metralleta, apelando a la fuerza militar como única garantía de defensa de la soberanía española sobre nuestra Ciudad. Son hijos adoptivos del islote Perjil. Para ellos, la defensa de Ceuta se limita a estúpidas proclamas de consumo interno para idiotas, sin la menor incidencia en el curso de los acontecimientos. En este contexto se inscribe el colérico comunicado emitido contra Podemos respecto a las declaraciones de un senador que aludió a Ceuta como un "vestigio colonial". La horda carpetovetónica se desmelena al grito de ¡Viva España!, envolviéndose en la bandera para terminar con un vibrante ¡Viva Ceuta! Pura bazofia. Porque todo es una monstruosa mentira. Cruel y despiadada con los cutíes de buen corazón y una mínima formación. Por eso los que amamos esta tierra y estamos sinceramente comprometidos con la defensa de su españolidad (y apoyamos a Podemos), sentimos un asco viscoso cuando tenemos que soportar esta infame impostura.
El PP, más allá de los insultos y las palabras gruesas, llenas de ruido y vacías de contenido, debería combatir las acusaciones de "vestigio colonial" de otro modo mucho más eficaz que descalificando a un desconocido senador. Haremos un breve inventario de iniciativas pendientes. Uno. Ceuta no es Comunidad Autónoma porque Marruecos no lo consiente (es su manera de mantener el status quo hasta que consiga avances más significativos en el proceso de descolonización que culmine con la retrocesión de Ceuta y Melilla). El PP calla, agacha la cabeza, y aplaude constantemente al Rey de Marruecos. Dos. Ceuta una de las escasas ciudades del mundo sin aguas territoriales.
El PP asume y convalida esta evidente anomalía que atenta, claramente, contra el derecho internacional y la soberanía española. Tres. Ceuta está expresamente excluida del paraguas defensivo de la OTAN. Ante este hecho, que implica un innegable atropello a Ceuta, el PP está mudo. Cuatro. En Ceuta no existe una aduana comercial porque Marruecos considera "improcedente" poner una aduana en su propio territorio (algo evidente desde su perspectiva). El patriótico PP tolera avergonzado y humillado este frontal ataque a la soberanía española sobre Ceuta. Cinco. El denominado Programa Interreg (Fondos europeos para la cooperación entre países fronterizos) no opera en Ceuta porque Marruecos no considera que exista frontera alguna en Ceuta (e impone este criterio a la Unión Europea). El PP, el adalid de nuestra defensa, suscribe y se oculta. Seis. Ningún Presidente del Gobierno del PP ha visitado oficialmente Ceuta (Aznar y Rajoy lo hicieron como candidatos, nunca como Presidentes, a pesar de las promesas). Sencillamente no se han atrevido a desafiar a Marruecos.
Esta es la cruda verdad del PP en relación con Ceuta. Firme defensor de la "cuestión de estado", que significa que Ceuta y Melilla no valen un conflicto con Marruecos y hay que aceptar su política de "ir madurando" el contencioso hasta el momento oportuno. Y eso sí, rienda suelta para vociferar consignas huecas que aún puedan seducir a incautos o ignorantes que se puedan creer sus malvadas patrañas. Ceuta no es una colonia. Pero eso hay que demostrarlo con hechos.