La guerra de los tickets

Este sistema de ordenación de los porteadores en los polígonos del Tarajal enfrenta a detractores y partidarios de unos pases que gestiona la Policía Nacional.

División de opiniones en torno a la idoneidad del sistema de tickets puesto en marcha por el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) para la ordenación de los porteadores en los polígonos del Tarajal. Un método de regulación del tránsito hacia el Biutz que consiste en que un funcionario policial reparte a los porteadores que guardan turno en la fila del ‘corralito’ –entre La Chimenea y Alborán– unos tickets que los camalos tienen que conservar desde que acceden a la cuesta de la calle del muro y hasta alcanzar las ‘jaulas’ que anteceden al puente de mercancías de Ceuta a Marruecos, donde son recepcionados por otro agente. Quien carece de esta acreditación, queda expulsado de la fila, como pudo comprobar ayer este periódico.
Frente a los empresarios que denuncian los perjuicios que esta forma de organización genera a sus negocios y solo beneficia a porteadores, plantos y consignas, está la postura que mantienen otros de los empresarios de la calle conocida como del muro o del río, en las cercanías del Biutz. Juan García, cuyo establecimiento se ubica en una de las dos zonas donde más repercute este ‘comercio atípico’ junto a la Fase II, defendió que la Unidad de Intervención Policial (UIP) gestione estos pases porque, de lo contrario, “puede volver a ocurrir lo mismo que con las tarjetas” que la empresa responsable de la seguridad privada instauró en 2014 para clientes. Los comerciantes de esta hilera de almacenes recordaron que perdieron “aquella oportunidad” porque hubo quien se dedicó a “realizar copias” que luego “se vendieron a 10 euros por unidad” que, multiplicados por mil camalos, arroja una cantidad nada desdeñable.
¿Cómo mejoran estos tickets el funcionamiento de los polígonos? Según fuentes policiales, acaban con los altercados, las avalanchas, la pernoctación en las naves del río, los favoritismos y las supuestas ‘mordidas’. Fuentes de solvencia aseguraron que esta decisión pone fin a que una persona esté “dos semanas intentando pasar un bulto mientras que otros cubren varias rotaciones en un solo día”.
Como la distribución de tarjetas se efectúa en el ‘corralito’, dormir en los almacenes para colarse en la fila ya no es una buen opción porque se encontrarían en el centro del circuito. Este mismo mecanismo, según voces autorizadas, anula, por otra parte, el cobro por infiltrar a alguien en los aledaños del Biutz simulando que el porteador es un cliente ajeno a los fardos o un trabajador, así como el cobro de un porcentaje sobre el bulto por saltarse la cola.  “Por eso hay a quienes no les interesan estos pases”, sentenciaron.    
Comerciantes –generalizar es arriesgado en el Tarajal porque los intereses colisionan– explicaron que el “negocio del bulto y las consignas constituyen el problema”  y, aunque desean su “erradicación, mientras tanto, consideramos que el ticket es una forma razonable de regular este tránsito de mercancías e impide la creación de presuntas mafias y el descontrol”.
El ticket, según pudo conocer este periódico, cambiará a diario en su numeración y color además de incorporar una contraseña a fin de atajar la picaresca en torno al trasiego de productos empaquetados. Sin embargo, quien hace la ley hace la trampa y ayer ya corría por los polígonos el rumor de que hay “porteadores que los venden a compañeros por 30 euros de modo que, si el bulto está a 50, pierde 20 pero se ahorra el esfuerzo y los ‘peajes’ a desembolsar hasta que llega a Castillejos”. Una treta que, de darse, no puede adulterar el sistema, según puntualizaron fuentes de solvencia, por la sustitución periódica de estos vales.
La Comunidad de Propietarios de los Polígonos del Tarajal, a través de su portavoz, Mohamed Ahmed, quiso aclarar su posicionamiento ha querido aclarar cuál es su opinión sobre la medida. “Si la Policía ve que el ticket no puede funcionar de esa manera –entregándolo al comerciante– que lo de a los porteadores”, expuso el también presidente de La Chimenea; “nosotros queremos que el polígono esté en condiciones, que no haya problemas y que los clientes puedan pasar a comprar”.
Por su parte, los detractores de estos vales lanzaron un pregunta: “Los clientes que no son porteadores, ¿les dejarán pasar a nuestras naves o tendrán que dormir en los polígonos para conseguir un ticket?”.

Una protesta por el veto al fardo desmesurado acaba en avalancha

Marruecos se negó a admitir paquetes por encima de 60x40 o 12 mantas, según el género

A primera hora de la mañana de ayer, las autoridades marroquíes se negaron a permitir el paso de productos empaquetados “de grandes dimensiones” a través de Biutz, es decir, aquellos que exceden las medidas de 60x40 o 12 mantas, en función del género, según pudo conocer este diario. Los camalos que se retiraban de los tornos comenzaron a acumularse en el vial frente al puente dedicado al ‘comercio atípico’, a los que se sumó otro contingente de personas que, consciente de la imposibilidad de hacerse con un ticket dada la hora que era –entre las 9:00 y las 10:00–, probaron suerte por la calle central, según relataron testigos presenciales.
Tanto los que quedaron fueran del ‘corralito’ como los apartados por el tamaño de los paquetes se manifestaron en el lado español, aunque su descontento fue por la negativa del país vecino, matizaron las mismas fuentes. La aglomeración de personas, poco antes de las 10:00 de la mañana derivó en una de esas avalanchas a las que quienes conocen los polígonos están tan acostumbrados pero que nunca dejan de ser un riesgo para la integridad física de los presentes. Finalmente, la muchedumbre se dispersó y tampoco derivó en males mayores. Poco después, las filas reanudaron su camino con normalidad.
Sobre el terreno, informaron a este periódico de que el precio del bulto ha caído hasta los 30 euros y el cierre del Biutz se produjo entre las 12:00 y 12:30 del mediodía.