La Guardia Civil rechaza la entrada por el espigón del Tarajal de 40 subsaharianos

Siguiendo la misma técnica que hasta en tres ocasiones les ha dado buenos resultados, un grupo elevado de subsaharianos intentó la pasada madrugada su entrada en Ceuta bordeando, a nado, el espigón del Tarajal. El mismo que ha sido franqueado en las dos últimas semanas con acierto, y el mismo por el que han conseguido entrar en dos intentos separados más de una veintena de compatriotas.

Pues bien, la pasada madrugada entre 30 y 40 subsaharianos terminaron siendo rechazados tanto por la Benemérita como por la gendarmería marroquí cuando, de madrugada, pretendían entrar a nado en bloque. No pudieron conseguirlo y ninguno de ellos logró el objetivo que han tenido en mente durante el tiempo de estancia y ocultamiento en los bosques fronterizos.
La técnica seguida por este grupo es idéntica a la ya conocida y publicitada por sus compatriotas. Aprovechan la madrugada para salir de los montes y arrastrarse hasta el espigón, del que le separan decenas de kilómetros. Ya escondidos cerca de la playa buscan el momento para dar el salto a nado todos unidos, buscando de esta manera llegar a las aguas españolas en donde se les auxiliará, como se está haciendo con todo aquel inmigrante que es detectado en las costas. Es el sueño, es la meta y el objetivo; y la Benemérita lo sabe, al igual que la Policía Nacional, que han detectado por un lado la permeabilidad de esta bahía así como la presencia de compatriotas del CETI que acuden a la frontera para sondear la presencia de las fuerzas de seguridad y trasladar la información oportuna a los compañeros que se ocultan al otro lado.
El intento de entrada de ayer se suma a otro perpetrado hace unos días pero por la otra bahía. La Benemérita afirma no tener constancia de él, pero Marruecos sí. Según ha reflejado ya algún medio de comunicación marroquí, hubo un intento de aproximación al espigón de Benzú de más de 50 inmigrantes, pero fueron rechazados por los agentes que hicieron uso hasta de disparos al aire.
La pasada madrugada, mientras la Benemérita ‘se entretenía’ en rechazar a los inmigrantes en la bahía sur, se alertaba en la central de operaciones (COS) de la entrada de dos nadadores por Benzú. Desde las 4.30 hasta las 7.00 horas, la Gadir estuvo en alerta junto al Servicio Marítimo sin que llegaran a encontrar a los dos nadadores detectados por las cámaras térmicas. Se sospecha que habrían regresado a Marruecos.
El asedio sobre la población migratoria ofrece la otra pincelada de esta historia. Los inmigrantes llegan cansados y narran la presión sufrida por parte de las fuerzas vecinas, que hacen uso de perros para las batidas y emplean sus armas para llevar a cabo disparos al aire intimidatorios. La población, exhausta, está cada vez más debilitada.

Los datos clave

¿Cómo está el CETI?
Con 512 plazas, supera ya el 90% de ocupación, teniendo a fecha de hoy y según datos de la Delegación del Gobierno, a 475 residentes. Una entrada como las que se ha registrado en las últimas semanas, con hasta 22 inmigrantes en un día, llegaría a bloquear el campamento. Además no se respetaría la necesaria independencia que debe garantizarse, en módulos separados, a las familias.
¿Qué salidas hay?
Oficialmente ninguna. Desde hace un par de meses se ha cerrado el número de salidas a la península y las que se producen son las escapadas en camiones. Éstas son muy arriesgadas sobre todo por el modo en que se llevan a cabo, asaltando literalmente los camiones.
¿Cuál es la presión?
La Guardia Civil mantiene contactos con las fuerzas marroquíes buscando así una garantía de cooperación para frenar una presión acuática que ha dejado mayo con casi cien entradas y junio con 22.
¿Y Ceuta?
La presión que sufre Ceuta viene incrementada por las convulsiones sociales en el norte de África. Se teme por un desvío hacia la ciudad de los subsaharianos que escapan de Libia o Argelia. El Mediterráneo está bloqueado.

El Mediterráneo, a presión

C.E./ Ceuta
Mientras la Benemérita y los colegas marroquíes se afanaban en evitar que decenas de inmigrantes entraran a nado en la ciudad, más allá del Tarajal, en las costas de Túnez, ayer se recogían los cadáveres de 150 refugiados subsaharianos. Iban en un pesquero y habían huido de Libia. Su objetivo: llegar a Italia. Días atrás entre 200 y 270 emigrantes habían huido del conflicto surgido en los dominios de Gadafi. Todavía hay más de 400 desaparecidos. En mayo, un barco que transportaba a unas 500 personas se hundió frente a las costas libias debido al exceso de peso. Antes otro barco cargado de emigrantes se averió y unas sesenta personas murieron ahogadas. El Mediterráneo arde, va camino de convertirse en una gran tumba que recoge a los escapados de los conflictos abiertos por unos movimientos sociales que piden derechos. En el camino se quedan los inmigrantes. Hombres y mujeres que pierden años de sus periplos clandestinos en los países de escalada: Libia, Túnez, Argelia, Marruecos... Son escalas antes de llegar a su objetivo: Europa.
Las puertas del sur: las fronteras de Ceuta y Melilla, empiezan a mostrar una permeabilidad marítima que se está convirtiendo en el gran problema para las autoridades. Sus preocupaciones, no obstante, son insignificantes ante las que surgen en otros puntos del mapa. Ante esto la Unión Europea avanza indecisa, planteando debates sobre la creación de fronteras internas al antojo de las potencias poderosas haciendo interpretaciones del Tratado Schengen a su interés. En Ceuta, la inmigración que nos topemos en los próximos meses depende de muchos factores. Entre ellos lo que pase al otro lado del Tarajal pero, también, lo que se ponga encima de la mesa de una Europa a la que la inmigración está abofeteando sin piedad.