Categorías: Sucesos y Seguridad

La Guardia Civil evita el pase de una furgoneta cargada de lanchas

La presión migratoria por vía marítima es un hecho en Ceuta. Las últimas jornadas se han visto marcadas por un aumento de servicios relacionados con la salida de pequeñas balsas playeras o lanchas semirrígidas.

Todas ellas vienen caracterizadas por el riesgo que entraña para los inmigrantes que las ocupan y por la ausencia de escrúpulos de quienes cargan estas embarcaciones triplicando el número de ocupantes que, por sus dimensiones, las pueden ocupar.
El sábado pasado la Benemérita interceptó a 45 inmigrantes, entre ellos mujeres y bebés, en una semirrígida en la que no cabían más de diez. Dos semanas atrás se repitió la misma escena: 31 subsaharianos en una lancha más pequeña que podía soportar el peso de media docena. Que estos rescates hayan terminado bien es un auténtico milagro. Las fuerzas de seguridad lo saben y temen, visto esta situación, que el verano sea “caliente”, explicó.
El tráfico de lanchas semirrígidas a uno y a otro lado de la frontera es un hecho. Lo sabe bien la Benemérita tras interceptar una furgoneta cargada con ocho embarcaciones semirrígidas de las que son empleadas para el tráfico de inmigrantes y por cuya plaza un subsahariano paga entre 200 y 300 euros. Los dos marroquíes ocupantes del vehículo pretendían cruzar la frontera del Tarajal con las lanchas que procedían de la península. Tras vetar el pase se intervinieron todas las zodiac que fueron decomisadas por Aduanas pero a los ocupantes de la furgoneta solo se les pudo levantar un acta por contrabando. ¿Para qué querían esas embarcaciones y qué destino iban a tener? Las respuestas quedan en el ámbito de las suposiciones. El hecho es que con el registro del vehículo se impidió su pase y posterior reparto al otro lado. Y es que la obsesión ahora tanto de las fuerzas de seguridad españolas como de las marroquíes es controlar el mar y, sobre todo, el trasiego descontrolado de las zodiac.
El propio delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez, aseguraba ayer en declaraciones a los periodistas que se tienen localizados en las costas marroquíes más próximas a la ciudad autónoma puntos de atraque masivo de todo tipo de embarcaciones, “tanto a motor como tipo toy”. Un dato que verifica el continuo flujo de inmigrantes que se está captando y que hace temer un verano de enorme presión y dificultades para las unidades marítimas de la Guardia Civil.
Después de que casi medio centenar de subsaharianos lograsen saltar la valla de Melilla, el delegado del Gobierno ha explicado que la situación en la frontera terrestre ceutí está “más tranquila. No tenemos conocimiento de aglomeraciones de inmigrantes para tratar de acceder a Ceuta por esa vía pero sí auguramos un verano caliente en el mar”, sentenció.
Los informes oficiales que llegan a la Delegación del Gobierno recogen que la presión por vía terrestre es la misma de meses atrás pero con la característica de la inexistencia de asentamientos cercanos a la valla después de que la propia población de Castillejos obligara a la marcha de los subsaharianos allí asentados tras la violación de una mujer marroquí por dos de estos inmigrantes.
Desde aquello los acercamientos a la valla han sido aislados. Ayer por ejemplo se detectó a una pareja que intentaba una aproximación pero que ni siquiera llegaron a la zona del perímetro tras ser rechazados por agentes marroquíes.
El delegado ha subrayado la “dificultad” de los rescates en mar por la sobrecarga de las lanchas y por las precarias condiciones de flotabilidad de las balsas playeras. “La Guardia Civil es consciente de que la prioridad absoluta es evitar la pérdida de vidas humanas”, ha apuntado dando por supuesto que la Marina Real marroquí opera con los mismos parámetros en sus actuaciones.

La vía marítima presiona, a diferencia de Melilla

El fenómeno migratorio afecta de distinta forma a las dos ciudades hermanas. Mientras que en Ceuta empieza a ser evidente el tipo de presión mediante el empleo de balsas playeras y semirrígidas, en Melilla el acoso a la valla está causando muchos más problemas. Ayer sin ir más lejos, algo más de 1.000 inmigrantes (Interior llegó a elevar la cifra hasta 2.000) quisieron saltar la valla consiguiéndolo medio centenar que fue acogido en el CETI.   Fotos: Quino/Efe

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