La Guardia Civil decomisa 112.849 euros en tabaco

El contrabando de tabaco se ha convertido en un auténtico negocio con peones que se encargan de alimentar diariamente lo que se presenta como una organización perfectamente estructurada.

Se trata de ciudadanos que embarcan con billetes bonificados con lo que el trayecto les resulta gratuito y apuran al máximo las idas y venidas para sacar el mayor número de cartones. Disponen hasta de sus ‘almacenes ambulantes’: vehículos con tabaco que les esperan en callejones del puerto y de los que se surten para cargarse. No estamos ante pases aleatorios, sino ante una red perfectamente estructurada que se despliega ante los ojos de los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Portuaria todos los días. Los datos estadísticos demuestran lo que está pasando. En lo que va de año la Guardia Civil ha intervenido tanto en el puerto como en El Tarajal 52.831 cajetillas de tabaco valorados en 112.849 euros. Fruto de las 723 actuaciones desarrolladas, se ha procedido al decomiso de 67 vehículos y a la inculpación de 732 personas, que se enfrentan al pago de una multa por haber incurrido en un contrabando al intentar embarcar con más tabaco del permitido por ley.
Detrás de las estadísticas hay historias, algunas sorprendentes como el caso de un individuo que fue interceptado por el Instituto Armado intentando embarcar con 1.990 cajetillas de tabaco en su vehículo. ¿El valor?: más de 4.000 euros. Casos como éste rompen con la impresión general de que estamos ante individuos que incurren en estas prácticas porque no tienen otro modo de vida y para evitar su participación en delitos mayores. El intento de pase que pretendió llevar a cabo esta persona se encuadra más bien en un negocio redondo.
De entre el grueso de inculpados figuran también 58 menores así como componentes de la misma familia, ya que hay núcleos que se implican en este trasiego y que llegan a realizar hasta cinco viajes diarios. Su misión no es otra que colocar en Algeciras el tabaco adquirido en Ceuta, y que procede del Magreb, por el doble de su costo. Al día pueden ganar hasta 50 euros; al mes, un sobresueldo de más de 200.
En el otro lado de la balanza asoman los perjudicados por estas prácticas: estanqueros que sufren competencia desleal, la Agencia Tributaria y el resto de ciudadanos, puesto que se está haciendo un gasto extraordinario de las bonificaciones de billetes incurriéndose en un auténtico fraude, ya que la amplia mayoría de implicados viaja gratis al prevalecer su condición de familia numerosa o de determinada clase funcionarial, ya que han sido sorprendidos en estas prácticas militares, funcionarios de prisiones o hasta agentes de fuerzas de seguridad. El Ministerio de Fomento lleva años investigando estas prácticas que ponen en riesgo el mantenimiento de las subvenciones a los trayectos. Hay un dato que se hilvana directamente con lo que está pasando: Marina Mercante ha detectado un aumento del 36% de los viajes de familias numerosas con billete bonificado entre las dos orillas en el último año, así como también que hay residentes en Ceuta que “abusan” de las bonificaciones al transporte marítimo, que suponen una rebaja del 50% sobre el precio del billete de barco, al viajar “más de 200 veces” entre Ceuta y Algeciras. Es evidente que algo no funciona correctamente y de manera legal.
Fraude, contrabando, competencia desleal, hartazgo de las fuerzas de seguridad... y también incidentes. Y éstos, a diario. “Es un negocio, hay familias enteras dedicadas al contrabando. Todos los gastos son a coste cero”, informa una fuente policial, que apunta a la participación de cada vez mayor número de familias en este tipo de prácticas, pero también de funcionarios que a pesar de sus sueldos aprovechan para sacarse un ‘extra’.
“Hay familias que tienen incluso billetes sacados con antelación y a la fecha intentan canjearlos a pesar de haber cumplido su vigencia como familias numerosas”, expone la misma fuente. Nada de esto funciona a escondidas, lo que pasa lo puede ver cualquier ciudadano o autoridad en el puerto a diario.  “Sacan los billetes de cinco en cinco en cada compañía al ser coste cero. Hay casos de personas que llegan a realizar unos cinco trayectos diarios desde las seis de la mañana hasta la última salida, por lo que puede llegar a ocasionar un gasto a la bonificación de unos 300 euros diarios. Si multiplicamos esta cifra por un mes nos da 9.000 euros, imagina al año”, explica, aportando los datos que la ciudadanía debe saber para conocer de qué se está hablando y de qué perjuicio ocasiona este tipo de prácticas que empezaron a asomar tímidamente hace unos años hasta convertirse en una acción descarada e indecente.

La economía sumergida que alimenta el ‘tabaco perruno’

Son muchas las familias que se dedican al pase de tabaco. Conocidas por los agentes que nada pueden hacer si solo llevan el tabaco permitido por ley y que ven cómo pasan delante de sus ojos auténticos protagonistas de una economía sumergida conocida, o debe, por las autoridades. No solo se está ante la comisión de un fraude al usarse de manera torticera las bonificaciones, sino también ante prácticas atentatorias contra la salud de su consumidor porque el tabaco que es objeto de contrabando no ha pasado por filtro sanitario alguno. Es introducido en Ceuta por el paso del Tarajal, procedente de Marrucos y Argelia, conociéndose popularmente como el ‘tabaco perruno’ del que no se sabe siquiera su origen.

Peleas por el reparto de pasajeros

Cuantos más cartones se pasen, mayores serán los beneficios. Es una máxima bien aprendida por quienes se dedican a estas prácticas, de ahí que se afanen en ganarse al pasajero para que les ‘pase’ uno de sus cartones, ciudadanos que nada tienen que ver con estas prácticas pero que terminan aceptando el ‘encargo’ sin nada a cambio. Lo grave es que es tal el afán por sacar tabaco, “porque hay dinero en juego”, explica una fuente policial a El Faro, que se producen auténticos enfrentamientos por el reparto de viajeros.
Las peleas que se organizan en la estación marítima están a la orden del día y forman ya parte de los servicios rutinarios de la Policía Portuaria, sin competencias directas ni directrices a seguir, y de la Guardia Civil. Los números vienen a demostrar el porqué de esta belicosidad que ha llevado incluso a la detención de pasadores de tabaco por atentado. El cartón se compra por entre 8 y 10 euros, pero se vende en Algeciras por casi 24 euros. Cuantos más cartones se coloquen entre otros pasajeros la ganancia será mayor.
En cada trayecto se consigue colar al menos entre 3 y 4 cartones repartidos entre personas que son literalmente acosadas para que lleven a cabo este favor. El beneficio que se obtiene con estos pases es limpio, sin pagar impuestos: nada que perder pero sí que ganar.
El tabaco  que se coloca a los pasajeros se reparte en público. No hay nada que esconder, ni existe vergüenza alguna por no llamar la atención de los agentes. A cualquier persona que saca un billete se le intenta ‘colocar’ un cartón.
“En el arco de seguridad se le da la vuelta a todo el que lleva más de un cartón de tabaco. Llegan a intentar ocultarlo entre las vestimentas, teniendo que colaborar la Policía Portuaria con la Benemérita”, añade la misma fuente. Y así día tras día para desesperación de quienes se convierten en testigos de un negocio convertido en el ejemplo más vivo del fraude a la vista de todos.