La ya conocida frase en mi despacho mando yo pone en evidencia que la maravillosa colaboración de los Cuerpos de Seguridad del Estado es una falacia de las muchas que tenemos que soportar los ciudadanos.
Una falta de entendimiento y colaboración que es responsabilidad del Ministerio del Interior incapaz de poner orden y alejar de los puestos de responsabilidad policial a los que no dan la talla, anteponen el interés personal al general o están más interesados en hacer política que en la seguridad ciudadana. España necesita unas Fuerzas de Seguridad que funcionen y colaboren pero también que esa imagen se proyecte a los ciudadanos para que se sientan seguros. Esa “fotografía” de seriedad y colaboración ha sido aniquilada caprichosamente por el responsable de una de las Comisarías de Policía más importantes de nuestro país en un acto sencillo que no requería una preparación especial, no estamos hablando de una operación de envergadura, gracias a Dios. Sin embargo, no todo deben ser reproches, hay que reconocer la inteligencia de los que han convertido una actuación narcisista individual de pésima educación circense en un problema de competencia policial. No tenemos la mínima duda de que ni el mejor de los ilusionistas hubiera sido capaz de preparar un número de tan alto nivel. Un número circense que ha servido para lanzar una imagen pésima de Ceuta y de los Cuerpos de Seguridad de España. Lo más patético es el intento de hacer ver a la sociedad y medios de comunicación que dos guardias civiles -un teniente coronel y un comandante- se presentaron sin invitación a un acto público en plan mozito feliz, presto a colarse y hacerse una foto con un artista de malos modales, porque cuando los guardias civiles se desplazan a otras localidades son autorizados y comisionados por sus mandos. Esa es la razón por la que no hace falta sacar ningún documento que acredite que la Guardia Civil, no el teniente coronel, estaba convocada al acto, decimos convocada no invitada, porque fue la Guardia Civil la que le ordenó el servicio al Teniente Coronel, incluso aparece su nombre en la agenda oficial realizada y enviada por el propio FRONTEX a la Dirección General de la Guardia Civil. Lo que más nos ha sorprendido es la forma de defender el comportamiento del señor Sánchez por la Unión Federal de Policía que en su nota de prensa habla del Golpe de Estado del 23-F y se refiere a los hechos como una invasión del despacho de la Jefatura Superior de Policía de Ceuta. La palabra invasión puede ser exagerada cuando se habla de dos guardias civiles -Tte.Coronel y Comandante- aunque lo cierto es que el uniforme de Guardia Civil resplandece tanto y se viste con tanto orgullo y solemnidad que un sólo guardia civil da la sensación de llenar un gran estadio de futbol y, mucho más, en un despacho de tan pocas dimensiones. Nos sorprende, porque esas alusiones al pasado o posibles malas actuaciones son más propias de otros colectivos que tratan de justificar lo injustificable. Siguiendo con la incomprensible nota de prensa de la Unión Federal de Policía, no entendemos qué relación tiene lo sucedido en el despacho del comisario con los inmigrantes fallecidos al intentar pasar a nado a Ceuta o con la subvención de los actos Patronales de la Guardia Civil en Navarra. Este derrape de absurdos e injustificables argumentos denotan la falta de convicción para poder justificar el comportamiento inadecuado del mando policial. Los medios de comunicación nacionales y locales han llenado sus páginas con este absurdo suceso que deja en muy mal lugar a su protagonista. No hay que ser muy avispado para saber que existen otros cauces para mostrar las quejas que se consideren necesarias sin que afecte a la imagen de nuestro país y la de los Cuerpos de Seguridad del Estado. Desconocemos de quién fue la absurda decisión de sacar a la luz pública un incidente más propio de un parvulario que de un representante adulto de una Institución con el peso y categoría del Cuerpo Nacional de Policía. El Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil disponen de mecanismos internos para sancionar la falta de profesionalidad de los miembros de ambos Cuerpos. Una denuncia interna hubiera bastado para que el Ministerio del Interior nombrará un instructor para esclarecer qué sucedió en el despacho del señor Sánchez, sobre todo, cuando los hechos fueron presenciados por profesionales de los medios de comunicación y la delegación del Frontex. Testigos de una disputa de patio de colegio que deja a nuestro país a la altura del betún. Un país que no es propiedad particular de nadie, igual que el despacho del señor Sánchez. La única razón de mediatizar los hechos es intentar protegerse ante la instrucción de una información reservada por el Ministerio del Interior. Han intentado confundir, posicionar y utilizar a las cúpulas policiales y sindicatos para que de forma torpe defienda lo indefendible convirtiendo un error particular de un policía en un asunto institucional. No obstante y, a pesar de todo, esperamos que por encima de las cúpulas policiales esté el ministro del Interior que ni puede ni debe hacer oídos sordos ante hechos de esta gravedad y tome las medidas necesarias para que los ciudadanos sepan y perciban que la seguridad ciudadana está por encima de personalismos, narcisismos y berrinches colegiales.