La familia del bombero Marco Antonio Navas lucha para que se haga justicia

La familia del bombero Marco Antonio Navas, fallecido en abril de 2009, sigue con su lucha por conseguir la justicia debida, la respuesta en los tribunales a una muerte que, creen, podía haberse evitado si se hubieran cumplido con todas las normas de prevención previstas.

Es mucho lo que ha pasado en estos casi seis años desde la muerte de Navas. El caso quedó inicialmente archivado después de que se incoaran diligencias tras una denuncia de la Guardia Civil. Fueron sobreseídas de manera provisional al considerar que no estaba acreditado debidamente la perpetración del delito. Pero hubo gente que peleó, que luchó porque aquella tragedia no quedara, como tantas otras, escondida en un cajón, consiguiéndose la reapertura del caso en febrero de 2012 y el desarrollo de varias diligencias que en su día no se llevaron a cabo a pesar de que el letrado que defiende los intereses de la familia Navas, Francisco José Rodríguez, las consideraba fundamentales. Echar carpetazo a un asunto sin saber realmente qué pasó sería fallar a la memoria de Marco Antonio. Justo lo contrario de lo que quiere su familia, que tiene la firme de decisión de continuar hasta el final. ¿Cuál fue la causa de la muerte de Marco Antonio, qué es lo que provocó ese fatídico desenlace? Tras la reapertura del caso se libró oficio a la Unidad de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil con sede en Valdemoro para que remitiera un informe técnico pericial sobre la comprobación de seguridad del ordenador de buceo, los reguladores de aire, el manómetro, el chaleco hidrostático y la botella de aire. Algo que nunca antes había sido comprobado, como de igual forma se solicitó al Instituto Nacional de Toxicología de Sevilla que remitiera informe químico-toxicológico de las muestras remitidas un mes después de la muerte del joven. El detallado informe que elaboró la Benemérita arrojó una serie de conclusiones que hicieron ver que el caso nunca debía haberse cerrado. Por ejemplo, la botella que llevaba esa mañana Marco Antonio y que se custodiaba en el Parque de Bomberos estaba en mal estado. “Por el regulador le entraba agua, agua que Marco inhalaba a la vez que respiraba a más de 40 metros de profundidad, lo que le pudo producir un espasmo de glotis (reacción natural del cuerpo ante la presencia de líquido en la garganta)”, explican fuentes judiciales a El Faro. Las alertas habían sonado. El caso no era en apariencia lo sencillo que se había ‘vendido’, ni nunca debió cerrarse de una forma tan rápida, sin investigación de peso. Desde que en febrero de 2013 la Guardia Civil hiciera esas pruebas hasta la actualidad, se ha tomado declaración en el juzgado a varias personas, algunas de las cuales lo han sido en calidad de imputadas. A estas alturas, explican fuentes judiciales, se han concluido casi todas las diligencias de investigación que no se hicieron en su día y solo queda que se dice un auto de Procedimiento Abreviado, que pasen las actuaciones al Ministerio Fiscal y a la Acusación Particular para calificar o hacer los escritos de acusación correspondientes. Quedan aún estaciones en el camino, en un camino de continua lucha de una familia que no quiere que la muerte de un hijo quede en el olvido, se le dé carpetazo sin situar la responsabilidad en el tejado de quien la tuvo. La familia cree que la muerte de Marco Antonio se pudo haber evitado. Estaba haciendo unos ejercicios de buceo, una actividad peligrosa que formaba parte de su trabajo como bombero, una actividad que no estaba correctamente reglamentada ni regulada, con bomberos que no pasaban los reconocimientos médicos específicos para hacer inmersiones a las profundidades que estaban haciendo y con un material que no pasaba las revisiones reglamentarias. Y en medio de toda esta sinrazón, una Unidad de Rescate Acuática nunca operativa, una firma oficial de acuerdos entre Ciudad y Guardia Civil solo de cara a la galería e inversiones millonarias que nunca llegaron a tener una utilidad concreta. En todo este camino han salido a la luz cuantiosas irregularidades, fallos tapados, deficiencias que no interesaban ser aclaradas. La familia de Marco Antonio confía solo en que al final haya justicia y pueda responderse a la duda que les atormenta: ¿por qué murió y qué pudo haberse hecho?