“La exposición ocupacional a virus como el VIH debe ser considerada una urgencia”

En el medio sanitario, la práctica totalidad de puestos de trabajo conllevan una gran variedad de tareas que implican riesgo de exposición a agentes biológicos. Muchos de ellos son potencialmente patógenos para los trabajadores sanitarios, quienes habitualmente se exponen a los mismos tras un contacto accidental. Ese es, precisamente, el motivo que ha justificado la elaboración  y presentación de la ‘Guía de Actuación ante Exposición Ocupacional a Agentes Biológicos de Trasmisión Sanguínea’, fruto del trabajo de un grupo de profesionales de la Asociación Nacional de Medicina del Trabajo en el Ámbito Sanitario (ANMTAS), cuyo vocal en Ceuta es Julián Domínguez, y el Instituto de Salud Carlos III.
El ámbito sanitario conlleva un trabajo complejo, que incluye múltiples tareas, actividades y procesos con riesgos muy diversos, pero a su vez muy específicos de este entorno de trabajo. Uno de los riesgos más importantes en este ámbito es la exposición a agentes biológicos de trasmisión sanguínea, de especial importancia, según explica la guía, “por su frecuencia, especificidad y potenciales consecuencias”.

Hepatitis y VIH

Entre los agentes biológicos a los que pueden estar expuestos los trabajadores del medio sanitario, se encuentran los virus de la Hepatitis B (VHB), Hepatitis C (VHC) e Inmunodeficiencia Humana (VIH). El riesgo de transmisión de estos virus se origina principalmente a través de contacto percutáneo con sangre infectada, interviniendo diversos factores en la posibilidad de contagio.
Una proporción importante de los trabajadores sanitarios, entre ellos, médicos, enfermeros, técnicos, auxiliares y celadores, está potencialmente expuesto a productos o materiales contaminados por organismos patógenos de transmisión sanguínea (VHB, VHC y VIH). La exposición se produce habitualmente de forma accidental y el producto implicado más frecuentemente es la sangre.
Los estudios aludidos en la guía presentada este viernes en en el Aula Magna de la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, en Madrid, revelan que, de modo global, el riesgo ante el virus de la Hepatitis B se sitúa entre el 2% y el 40% de las exposiciones; en relación con el virus de la Hepatitis C, el riesgo de contagio se encuentra en torno al 2%; y en lo que se refiere al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), se ha valorado el riesgo de transmisión en el medio sanitario a través de la exposición percutánea de un 0,3% y tras el contacto con mucosas en un 0,09%.
El personal cuyo trabajo implique un riesgo biológico debe adoptar medidas preventivas para evitar o limitar, tanto la materialización del riesgo, como sus consecuencias. Para ello, la obra insiste en que los centros sanitarios deben establecer normas y procedimientos encaminados a eliminar dichos accidentes preservando la salud de los trabajadores.
Así, y según la obra, la prevención primaria continúa siendo el método más efectivo para prevenir una infección. La mejor forma de prevenir la transmisión ocupacional es, añade, “evitar y minimizar la exposición”. Junto a las medidas generales de prevención, la inmunización activa frente a enfermedades infecciosas ha demostrado ser, por otra parte, una de las principales formas de proteger a los trabajadores.
Para ello, hace hincapié en la importancia de promover en cada centro sanitario “la información y formación de todo el personal en las medidas preventivas que se deben seguir en cualquier situación en que un trabajador pueda entrar en contacto con sustancias potencialmente contaminadas”, como sangre, cualquier fluido o tejido contaminado con sangre, semen, flujo vaginal o líquido sinovial, pleural, peritoneal, pericárdico o amniótico. También la disponibilidad de los medios necesarios para la implementación correcta de las medidas preventivas y “eliminar, siempre que sea posible las agujas y materiales cortopunzantes en las técnicas sanitarias” porque “el medio más efectivo para prevenir la transmisión de patógenos de la sangre es evitar los pinchazos con agujas”.
Las exposiciones ocupacionales accidentales a los agentes biológicos de transmisión sanguínea deben ser consideradas, desde el punto de vista asistencial, “urgencias médicas en las que es necesario asegurar la oportuna actuación, incluyendo en su caso, la administración de agentes antirretrovirales, que debe iniciarse lo antes posible, preferentemente en las primeras horas siguientes a la exposición”.

La estructura

La necesidad de elaboración de guías de consenso surge, tal y como explican desde la vocalía de AMTAS en Ceuta, de la concurrencia de circunstancias, como la heterogeneidad de normas y procedimientos en las distintas Comunidades Autónomas y la idiosincrasia de cada centro.  
La obra se estructura en seis capítulos que abordan de forma detallada los factores de riesgo de trasmisión ocupacional, la prevención en la preexposición, los dispositivos de bioseguridad, la actuación en la postexposición, el seguimiento específico en caso de embarazo o lactancia y los principales fármacos utilizados en quimioprofilaxis.
Al final de la misma, se recogen varios anexos que incluyen documentos útiles para el seguimiento de la exposición accidental a los agentes de trasmisión sanguínea.