La Expedición Española a Dinamarca (II)

Godoy había perdido legitimidad frente a Napoleón desde el momento en que pese a haber acortado la invasión conjunta de Portugal en 1801 o Guerra de de las Naranjas éste, sin la ayuda del ejército francés que se dirigía a su encuentro, efectúa dicha invasión anticipándose, efectuando una penetración en territorio de Portugal con la consiguiente conquista de territorios, para una vez obtenido el triunfo, negociar una paz separada, con el gobierno portugués y restituyendo lo conquistado sin contar con el beneplácito de Francia.
Las demandas de Napoleón son: la formación de un contingente de 10000 infantes, 4000 jinetes y un tren de 25 piezas de artillería. Para hacer más fácil la constitución de dicho cuerpo se recomienda extraer a todas las tropas del Reino de Etruria y completarlas con otras de la península hasta llegar al cupo prefijado. Así según los planes secretos del Emperador se eliminará dicho reino creándose ahora uno nuevo: el de Italia bajo su influencia, fin en sí mismo de su política, aprovechando que la Reina de Etruria no acata las ordenes dictadas sobre el Bloqueo continental, dando facilidades en sus puertos al comercio británico, teniendo además relaciones especiales con la Corte de Roma.
El Reino de Etruria era una pretensión de la Reina María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV para entronizar a su hija del mismo nombre y extender su influencia en Italia. Tras cuatro años de reinado, en 1805 fallece Luis de Barbón Rey de Etruria pasando la regencia a su esposa María Luisa debido a la minoría de edad de su hijo y heredero Carlos Luis; esta situación de debilidad propiciaría el envío de las tropas españolas que guarnecerían el reino bajo el mando del general don Gonzalo O´Farrill, que posteriormente será ministro de José I Bonaparte.

Se organiza la expedición
Fue nombrado jefe de la expedición a primeros de marzo de 1807, el teniente general don Pedro Caro y Sureda, marqués de la Romana y capitán general de Cataluña. En un principio iban a ser designados el teniente general Castaños o bien el propio O´Farrill, dado el prestigio que ambos poseían, pero parece ser que al final el embajador Strogonov influyó en su elección. Como segundo comandante fue elegido el mariscal de campo don Juan Kindelán. Las tropas se eligen de acuerdo a la proximidad de sus guarniciones a la frontera Francesa y de paso de la manera menos traumática para la Real Hacienda. Lo que se puede considerar como elite del Ejército Español son las Reales Guardias, los regimientos extranjeros –suizos e irlandeses- y quizás las tropas del campo de Gibraltar, por su proximidad a los británicos. Son elegidos para dicha misión los siguientes regimientos con origen en la Península.
El 3er Batallón del Regimiento de Infantería de Línea Guadalajara –el resto está en Etruria-, los regimientos de Infantería de la Princesa y de Asturias. El 1er Batallón de Infantería Ligera de Voluntarios de Barcelona, los regimientos de caballería de línea del Rey e Infante, los regimientos de dragones de Almansa y Lusitania – aunque este no participará finamente en la expedición ya que será usado en el cuerpo de invasión de Portugal-, una compañía de zapadores – minadores y un tren de Artillería del que su composición se especificaría posteriormente.
Con origen en Etruria: Batallones 10y 20 del Regimiento de Infantería de Línea de Zamora, el 1er Batallón de Infantería Ligera de Voluntarios de Cataluña, el Regimiento de Caballería de Línea de Algarve, el regimiento de Dragones de Villaviciosa y un destacamento de la Real Artillería.
El príncipe de la Paz ordena el 11 de marzo de 1807, que sea organizado un tren de Artillería de Campaña con todo lo correspondiente a su servicio y sea enviado con la mayor brevedad posible hacia Barcelona. Deberá estar formado por 25 piezas más los atalajes, carruajes y dotaciones necesarios. Ordena también que sean destinados el teniente coronel don Mariano Bresón y los oficiales sueltos y de compañía del 1º y 2º Regimientos del Real Cuerpo de Artillería además de las dotaciones y oficiales, completándose con las que se encuentran en el ejército de Etruria, estos últimos se unirán al tren en el camino de ida a Hamburgo. Todo el conjunto está formado por 14oficiales, 14 suboficiales, 5 cornetas y tambores, 270 cabos y artilleros, dos conductores, 6 obreros de Maestranza y dos individuos de cuenta y razón. Dicho tren está compuesto por 6 obuses de 6 pulgadas, seis cañones de a ocho y 13 cañones de a cuatro, 74 cureñas, carruajes, fraguas etc., 146 caballos y 164 mulas de tiro. La dotación será de 10 hombres por pieza y la munición será de 100 tiros para cada cañón de a ocho, 130 para los de a cuatro y sesenta para los obuses. Irán distribuidos en dos compañías de a pié y una a caballo. Las tropas van uniformadas de manera análoga a las de Etruria. Como curiosidad diremos que las mulas se toman por asiento a una tratante de Barcelona, Josef Casals, abonándosele por mula y día con arreglo a lo establecido por las ordenanzas de Artillería 22 reales de vellón, además de incluir los mozos y arrieros correspondientes.

El viaje
Las tropas que salgan de la Península se unirán al resto de la expedición en Hamburgo. Irán a pie de guerra, es decir, al completo de sus efectivos más todo lo necesario, hombres, caballos y equipo, para completar las bajas de las de Toscana. Para reemplazar al 3er batallón del Regimiento de la Princesa en Cataluña se dispone que pase desde Málaga el Regimiento de Línea de la Reina y en lugar del 1º de Barcelona que sale de Navarra, le sustituya el de Voluntarios de Tarragona, también de Infantería Ligera, procedente del Campo de Gibraltar. Se comunica a los intendentes de Navarra, Aragón y Cataluña que deben sostener a las tropas con víveres y dinero de la Real Hacienda mientras están a la espera de los pasaportes e itinerarios franceses, alojándolas en los pueblos comarcanos de la frontera.