“La escuela pública es el eje del desarrollo democrático”

{jaimage crop="TC" /}Doctor en Ciencias de la Educación y catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de Málaga, Miguel Ángel Santos Guerra, inaugurará esta tarde en el IES Almina con una ponencia titulada La escuela pública, causa de  justicia, las primeras Jornadas sobre Servicios Públicos de FECCOO, que se desarrollarán hasta el jueves bajo el título La escuela pública, la escuela de todos.
–Hace apenas seis meses inauguró el año universitario en la Facultad de Educación con un encendido alegato contra el docente desapasionado. ¿Cuál será el corazón de su mensaje en estas jornadas?
–Intentaré manifestar la importancia que para mí tiene en una sociedad la escuela publica como causa de la justicia. ¿Es pública la escuela pública? Sólo en la medida en que esté al servicio de todos y de todas, en la medida que sea un servicio público, en la medida en que sea abierta, plural, participativa, coeducativa y laica… En suma, en la medida en que sea de calidad. Quiero hablar de sus señas de identidad y, sobre todo, de la forma de mejorarla.
–¿Cuál es el mayor riesgo al que se enfrenta la escuela pública? ¿Dónde ve la mayor amenaza?
–En la ideología neoliberal que nos  envuelve. En una ideología que descansa sobre el individualismo, la competitividad, la obsesión por la eficacia, el olvido de los desfavorecidos, el relativismo moral y la privatización e bienes y servicios.  Está muy claro que, si todo se privatiza, sólo quien tenga dinero podrá tener educación, sanidad, seguridad, comunicación…
–¿Adopta entonces, obviamente, la enseña de la ‘marea verde’?
–Me sitúo plenamente en esa línea, en esa lucha, en esa exigencia. Creo que la escuela pública es el eje del desarrollo democrático de una sociedad.
–¿Aciertan quienes temen por el desmantelamiento de la Educación pública como la hemos conocido durante los últimos 20 años?
–Claro que tienen razón. Y no meramente teórica. Estamos asistiendo a ese desmantelamiento. Hay comunidades gobernadas por el PP, pongamos por ejemplo la de Madrid, que se pueden ofrecer como un claro ejemplo de ello. Uno de los temores de ese desmantelamiento reside en la filosofía y el articulado de la LOMCE. Resulta cuando menos sospechoso que quien redacta una ley para mejorar la calidad, aumente el número de alumnos por aula, eleve el número de horas de trabajo de los docentes, disminuya sus sueldos, endurezca sus condiciones de trabajo…
–El PP dice que esas movilizaciones en defensa de la escuela pública están políticamente manipuladas y son ilegítimas porque pretenden torcer la voluntad de las urnas.
–¿Por qué es malo que tenga un dimensión política? Todos somos políticos. Todo es política. Parece preocupante que quienes gobiernan den a lo político una connotación perversa. Otra cosa es hablar de manipulación. Lo cual quiere decir que cuando los ciudadanos votaron no estaban manipulados pero cuando se movilizan sí lo están. No parece lógica esa deducción.
–El sindicalista melillense José Luis Belmonte (STES), miembro del Consejo Escolar del Estado, advertía este domingo en ‘El País’ de que “la enorme brecha que existe entre las condiciones socioculturales de los centros públicos y las de los centros concertados de Ceuta y Melilla supone un elevado riesgo de fragmentación social”. ¿Qué se puede hacer para evitarlo desde la escuela pública?
–La educación debería ser el camino del encuentro, de la solidaridad, de la igualdad, de la justicia… Cuando se habla de la libertad de las familias para elegir centro para sus hijos e hijas, en realidad se está hablando de libertad de los centros privados para elegir sus clientelas. La escuela pública no contribuye a profundizar la división, en cualquier caso la sufre y, si hace bien su tarea, la suaviza y la supera.

El zorro y las gallinas
–En regiones como Madrid se camina hacia la desregularización total, eliminando las áreas de influencia por centros e incluso concediéndoles la oportunidad de dar puntos a su antojo a los alumnos. ¿Cómo debe combinarse el derecho de los padres a elegir centro con el interés público de evitar la configuración de ‘centros-gueto’?
–La completa desregulación supone extender el principio de libertad para el zorro y las gallinas. La combinación de esos derechos se salvaría aumentando la calidad de la escuela pública, dedicándole mayores recursos, cuidándola como el principal instrumento de solidaridad. Es curioso que quienes tanto defienden y ejercitan ese derecho a elegir se preocupen tan poco de que solo algunos puedan ejercerlo. ¿Qué pasa con los demás? Esa es una seña de identidad de la filosofía neoliberal: el olvido de los desfavorecidos.
–Sobre la mesa está un cambio en la formación de los docentes y cómo establecer su método de acceso a la Función Pública. También la polémica sobre su, presunto, escaso nivel actual. ¿Cree que tenemos un buen profesorado en España?
–Ésta es, para mí, una cuestión central. Hay que mejorar los procesos de selección, formación inicial, organización, evaluación y perfeccionamiento del profesorado. Lo sucedido en Madrid no ha sido más que una burda trampa manejada contra el profesorado. Para mí, quien quedó descalificado fue quien hizo las pruebas y quien manejó luego los resultados de manera tan torticera.
–En octubre hizo hincapié en la necesidad de apasionarse con el oficio. La comunidad docente, la propia Administración, suele ser refractaria a asumir una parte fundamental de responsabilidad en los altos niveles de fracaso y abandono escolar que se registran en Ceuta, por los que más o menos explícitamente se señala como culpables a las familias. ¿Le parece un argumento válido?
–Claro que no. El problema del fracaso, tan evidente como inaceptable, no tiene una fácil explicación. Pro no podrá resolverse, si no hace cada sector una exigente autocrítica, en lugar de lanzar las piedras de las acusaciones a todos los demás.
–FECCOO está impulsando la incorporación de Ceuta a la red de Ciudades Educadoras, aunque el Gobierno local y el propio Ministerio dudan de que tal paso vaya a servir para algo. ¿Qué opinión tiene sobre esta red?   
–Yo he participado muchas veces en la red de Ciudades Educadoras. Me parece una excelente estrategia para sensibilizar a todos sobre la importancia de la educación. Una ciudad educadora es silenciosa, abierta, ecológica, solidaria, culta, estética… Y, al revés, una ciudad con esas características es educadora. La ciudad educadora muestra de forma clara aquel aforismo que tanto estamos repitiendo: Hace falta un pueblo entero para educar a un niño.
–Otra constante de sus intervenciones es la de diferenciar entre educación e instrucción
–No se deben confundir ambos conceptos. No hay conocimiento útil si no nos hace mejores personas. Si el conocimiento adquirido nos sirviera para explotar y dominar mejor a los demás, ¿podríamos hablar de educación? Fueron médicos muy bien preparados, ingenieros muy bien formados y enfermeras muy capacitadas en su oficio, quienes diseñaron las cámaras de gas en la Segunda Guerra mundial. Tengo la firme creencia de que la historia de la humanidad es una larga carrera entre la educación y la catástrofe.