Últimamente estamos escuchando mucho hablar de la recuperación de los serenos o de los vigilantes de barriadas. Tanto a distintos presidentes de asociaciones de vecinos, como a los integrantes de una página de Facebook que cada vez está más descafeinada, al igual que a una formación política, como es el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía, que ayer lo incluyó dentro del orden del día de la sesión plenaria.
Recuperar a los serenos o vigilantes de barriadas es dar un paso atrás en el tiempo, porque, desde luego, las circunstancias y el papel que ejercían estas personas hace décadas no tendrían nada que ver con el de la Ceuta actual. Entonces, estas figuras sembraban el respeto entre la ciudadanía, el comportamiento generalizado de la sociedad era distinto, sin embargo, ¿cuáles serán ahora sus funciones? ¿dar parte de robos o de incendios de vehículos e incluso de algún que otro intercambio de disparos? ¿con qué elementos de defensa contarían? ¿cómo serían elegidos? Hay veces que la historia se puede repetir, pero hay figuras que no son extrapolables en el tiempo. Y éste concreto es uno de los casos.
La responsabilidad de la seguridad es una competencia del Estado y en todo caso, según la propia ley, en determinadas ocasiones las policías locales son auxiliares y los agentes de seguridad privada cumplen con cometidos muy concretos.
En Ceuta, lo que tenemos que seguir es reclamando más miembros del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, a la vez que las plazas de los policías locales no se eternicen. Lo demás es perder el tiempo y no estamos para ello.
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