La época de migración de aves obliga al rescate de varias especies

La migración de las aves a través del Estrecho en busca de zonas cálidas para pasar el invierno ha comenzado y, con ello, el incremento de trabajo para los empleados de Obimasa que, en más de una ocasión, han sido reclamados para rescatar a algún ave que ha sido incapaz de continuar su viaje hacia el sur, bien sea por agotamiento o por haber sufrido alguna herida.

Uno de los últimos casos para los que se ha solicitado su intervención ha sido en el de un buitre leonado que apareció hace unos días en la carretera de Benzú-García Aldave. Afortunadamente, el animal no se encontraba herido, porque en el momento en que los biólogos de Obimasa acudieron a su rescate, el ave alzó el vuelo para adentrarse en un acuartelamiento militar de la zona. Una vez allí, y cuando intentaban una segunda captura, el buitre decidió continuar definitivamente su viaje. Al parecer, los buitres leonados deciden suspender temporalmente su viaje siempre y cuando surgen dificultades meteorológicas como la niebla. “Funcionan con la vista y son incapaces de orientarse con unas condiciones así, por lo que deciden parar y continuar cuando el tiempo mejore”, explica el biólogo de Obimasa, José Luis Ruiz. Otra de las causas de la aparición del ave pudo ser debido al cansancio tras atravesar los 19 kilómetros de Estrecho. “Se agotan mucho cuando terminan esta travesía, por lo que pensamos que esa era la razón de su parada. No creemos que estuviera herido porque levantaba el vuelo con facilidad. Sólo se encontraba cansado”. Parece ser que este buitre es uno de los primeros ejemplares en realizar la migración hacia el sur, ya que “aunque no es una ciencia exacta”, en su mayoría realizan este viaje entre finales de octubre y principios de noviembre. Además, en su mayoría se trata de ejemplares jóvenes los que efectúan este duro periplo, mientras que los mayores suelen permanecer en sus amplias cotas de caza a pasar el invierno. Esta migración era desconocida hasta finales de los años 80, cuando aún se desconocía que los buitres leonados realizaban migraciones a zonas más cálidas. “Suelen ser distancias de corto alcance, pero migran en abundancia y, en su mayoría, estos grupos están integrados por jóvenes”. Marruecos o la costa atlántica es su lugar de destino ya que, su corta migración, no llega ni siquiera a cruzar el Sáhara. No es el caso del buitre alimoche que sí llega a alcanzar fácilmente el desierto para llegar hasta zonas cálidas huyendo del invierno que está llegando al hemisferio norte. Otro rescate reciente fue el de un milano negro que cayó al mar fruto del agotamiento al cruzar el Estrecho. Fue rescatado por unos pescadores y, tras pasar varios días recuperándose en las dependencias de Obimasa, se integró en un grupo de rapaces que migraba hacia el sur.

Muchas aves se ‘despistan’ con las luces

En la época migratoria son numerosas las especies que cruzan el Estrecho en busca de zonas más cálidas y una de ellas es el chotacabras, ejemplar que, precisamente, apareció en la ciudad y fue trasladada a las dependencias de Obimasa hasta comprobar su estado de salud y posterior suelta. Se trata de un ave nocturna que se alimenta de polillas, insectos o mariposas y cuya migración sí es habitual en estas fechas. En este caso, dicha migración se produce durante la noche, lo que provoca que las luces de la ciudad lo deslumbren y terminen en suelo urbano. “Se atontan y por eso es frecuente encontrarlos en la ciudad”, explica Ruiz, añadiendo que una vez que ha caído suelen sufrir estrés hasta que vuelven a estar en libertad. Suelen vivir en el suelo, en zonas de hojarasca, donde se mimetizan con el color de la misma por lo que aprovechan para criar a sus polluelos. Obimasa recogió a esta especie y, tras consultar con la Sociedad Española de Ornitología de Ceuta, se procedió a su anillamiento y posterior suelta. “Son muy especiales con sus costumbres, van a zonas arboladas y vuelan un rato, para después encamarse en la hojarasca”, aclara el biólogo. Estas preciosas aves son originarias de la zona boscosa y mediterránea, además de autóctona de nuestra ciudad, al haberse avistado varias parejas que han anidado en Ceuta, “después de varios años en que no se reproducían en la ciudad”, asegura Ruiz. Para otras aves rapaces y planeadoras también suele ser la época de migración, por lo que no es raro encontrarlas ‘perdidas’ en la ciudad, en cuyo caso deben contactar con el 112 o con Obimasa, cuyo personal está perfectamente capacitado para el rescate de estos animales.

 

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