Opinión

La deuda histórica y la naturaleza militar de la Guardia Civil

Hace años asistí a una reunión en la Delegación de Gobierno junto al entrañable Andrés Carrera, secretario general del Sindicato Unificado de Policía y el exdelegado del Gobierno, Luis Vicente Moro. Andrés llevaba en cartera el abono de servicios extraordinarios a los miembros del Cuerpo Nacional de Policía. Fue entonces cuando increpé a Moro sobre la posibilidad gratificar a los guardias civiles que hacían idénticos servicios; la respuesta fue que con la Guardia Civil no se puede, porque sois militares y os reguláis por otros parámetros. No voy a seguir relatando lo que le contesté, porque el tiempo quita valor e importancia a la respuesta.

Esta semana en una reunión con el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido y el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, manifestaron reiteradamente que “la naturaleza militar no debe ser obstáculo para avanzar en derechos a los miembros de la Guardia Civil” y salió a relucir para desmentir la denuncia de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), sobre una nueva discriminación salarial a los guardias civiles al tener conocimiento de una partida de cuatro millones de euros para el abono de servicios extraordinarios en el Cuerpo Nacional. El secretario de Estado me sorprendió gratamente por el conocimiento que tiene de la Guardia Civil, por su capacidad de entender, comprender y, sobre todo, por su paciencia y elegancia al exponer.

En su intervención desmintió que se hubiera autorizado la partida económica para servicios extraordinarios al Cuerpo Nacional de Policía, aunque había y teníamos evidencias suficientes para poder asegurarlo. Una vez oído el desmentido le  repliqué que lo creíamos, pero las evidencias históricas y las actuales nos hacían pensar que así sería “una vez más” y le relaté que ese argumento que comparto plenamente, “la naturaleza militar no debe ser obstáculo para avanzar en derechos a los miembros de la Guardia Civil”, ha servido durante siglos para discriminar a los guardias civiles y sus familias. Le comenté  el episodio con Luis Vicente Moro, que históricamente los guardias civiles hemos trabajado el doble para cobrar la mitad y nuestras familias han padecido la ausencia de maridos.

Durante su intervención el ministro del Interior y el secretario de Estado nos comunicó que habían informado al director general, que si no hay fondos extraordinarios para la Guardia Civil tampoco lo había para el Cuerpo Nacional de Policía, aunque tenía el convencimiento y se está trabajando para que los dos Cuerpos tengan idénticas cuantías en estas partidas, es decir, que como se van a trabajar más horas, van a tratar de abonarlas para hacer justicia con ambos colectivos.  Una partida que rondarían los  3.573.000€ para la Guardia Civil de los que 1.000.000€  irán destinados para la Agrupación de Tráfico por el especial despliegue y esfuerzo que realiza en esta época del año, como bien es conocido por los ciudadanos.

No tengo la menor duda de que desde el Ministerio del Interior y la Dirección General del Cuerpo se está trabajando para acabar con esa discriminación histórica que colocaba a la Guardia Civil en una segunda línea en derechos laborales y retributivos. Más bien, tenemos la certeza de que se está trabajando en ello y esto beneficiará no sólo a los guardias civiles, también a la sociedad y a la propia Institución, porque se acabarán los argumentos de los que últimamente están más preocupados y ocupados en cargarse a la Institución que en defender los derechos socio-laborales de los guardias civiles y sus familias.

Llevamos años avanzando en la conquista de derechos que nos correspondían en una sociedad que iba adaptándose a los cambios que los ciudadanos de las sociedades democráticas reclaman. Hemos avanzado en jornada laboral, conciliación familiar, vacaciones como el resto de los funcionarios, tenemos una ley disciplinaria más garantista y acorde a los tiempos en que vivimos.

Esas conquistas  son el fruto del esfuerzo de todos, de unos más que otros, pero esos avances requieren también de un cambio de actitud en los que, desde dentro, no ven nada positivo en la Guardia Civil y tratan de dañar y torpedear una Institución que no pertenece a nadie, pero es de todos los españoles y, por supuesto, de todos los guardias civiles.

Debemos cambiar muchas cosas, entre ellas, el corporativismo de las escalas y de las propias asociaciones incapaces de reprochar actitudes que no corresponden a la profesión que se ha elegido, de censurar comportamientos que dañan a las Institución,  empleo o rango, porque se está más interesado en sumar afiliados o defender privilegios. Sin duda hay cosas que deben mejorar en la Guardia Civil, pero muchas de ellas dependen de los guardias civiles, independientemente de su empleo y de las propias asociaciones.

En AEGC apostamos, nos esforzamos en mejorar la Institución, en engrandecer su prestigio, porque nos sentimos orgullosos de ser guardias civiles y nuestro esfuerzo irá en ese sentido. Que no nos busquen para otros experimentos.

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